Goles, ilusiones y chascos en Tokio

Otra vez un jugador de la Real siendo protagonista como ocurrió en el anterior ante Australia cuando un solitario tanto de Oyarzabal puso con pie y medio a la selección en los cuartos. La Roja se reivindicó con un solvente empate ante Argentina en el que se volvieron a acusar sus problemas de efectividad, pero en el que mostró también una superioridad manifiesta frente a la albiceleste, a la que de paso dejó fuera de la fase de cruces con unas injustas tablas. Injustas porque llegaron a los 87 minutos después de que España fuera superior. Ya solo resta que termine el divorcio con el gol, que ayer llegó algo antes, en el minuto 65. Ya es un paso. De la Fuente indultó a Merino, que pasó de la grada a la titularidad en el recorrido inverso al que vivió frente a Australia, y devolvió a Asensio al equipo tras sus buenos últimos minutos ante los aussies. Si un España-Argentina es siempre aliciente suficiente, había además mucho en juego. No solo la clasificación, sino el modo de conseguirla. Si España pasaba como líder el rival en cuartos era Costa de Marfil. Si no, Brasil.

Enfrente, una albiceleste en la que el bilardismo se imponía en esas dos almas que tiene el fútbol argentino. Ordenada e intensa con un 4-2-3-1 muy definido y sin balón en los primeros minutos, porque lo tenía una España que aprende poco a poco la lección y busca la verticalidad para evitar que los partidos se le atasquen.

De nuevo encomendada a la lucidez de Pedri, que acumula minutos a paso de carga, a los diez minutos era Dani Olmo el que ponía a prueba a Ledesma de libre directo, aunque Ezequiel Barco respondía haciendo entrar en calor a Unai Simón cuatro después. Ante la iniciativa de La Roja, Argentina respondía con disciplina y cierta dureza, sobre todo de un Nehuen que al primer cuarto de hora ya había recibido una advertencia y una amarilla antes de calentar a Pedri y desbaratar una contra de Oyarzabal. Bilardismo. También trataban los australes de hacer más ancho el campo para abrir huecos en la zaga hispana y de paso arrebatarse en lo posible la posesión. Menottismo. En resumen, ambición acorralada. Peronismo.

En el minuto 26 una doble ocasión terminó en córner antes de otro recado de Medina a Oyarzabal. España, fiel a su esencia y a su existencia, dominaba pero no materializaba.

Salió España descamisada en el segundo tiempo, pero el ardor guerrero no le duró demasiado. Para entonces Egipto ganaba a Australia, con lo que el empate era bueno para España, pero los excesos de confianza tampoco suelen ser buenos consejeros.

Sin embargo, como el empate no le valía a la albiceleste, Batista hizo los primeros cambios. Comenzaban las urgencias y empezó a abrirse algún hueco, como el que generó una excelente combinación de Óscar Gil con Dani Olmo para habilitar a Merino, que empaló ante Ledesma para marcar y dejar a Argentina, ya obligada a ganar, contra las cuerdas; virtualmente fuera de los Juegos.

Tuvo al fin unos minutos de descanso Pedri y pidió una Argentina a la desesperada un penalti de Merino, pero el navarro tenía la mano apoyada sobre el césped. Solo cuando ya todo parecía perdido, el 'menottismo' tuvo su premio, pero pírrico, porque no le sirvió para clasificarse: Belmonte empataba de córner para Argentina, lo que no ponía en riesgo el liderato de España, aunque le quitaba lustre a la clasificación en un partido que mereció ganar. La historia estaba terminada más allá del clásico suspense del final.

La participación de la selección española de ciclismo en ruta en estos Juegos Olímpicos terminó con más pena que gloria. Ion Izagirre era el representante en la modalidad de contrareloj y fue el único de los 39 ciclistas en abandonar. El ormaiztegiarra empezó a notar calambres en sus piernas superados los diez primeros kilómetros -de los 44 totales- y después de bajarse de la bicicleta declaró que «he tenido problemas en los dos sóleos y no podía ni pedalear. Estoy muy decepcionado».

Izagirre hubiese tenido muy difícil repetir el octavo puesto de Río de Janeiro en 2016 por el espectacular nivel que hubo ayer. Primoz Roglic se llevó el oro y aventajó en un minuto a Tom Dumoulin, ambos compañeros de equipo en el Jumbo. Rohan Dennis fue bronce por las 24 centésimas que sacó a Kung y entre el segundo y el quinto, Ganna, solo hubo cinco segundos de diferencia. Los belgas no pudieron entrar en esa lucha: sexto Van Aert y octavo Evenepoel.

La actuación de Ion es solo la puntilla a la mala carrera que hizo la selección masculina el sábado en la prueba en línea. Con Valverde como jefe de filas, los cinco integrantes -el murciano, los hermanos Izagirre, Omar Fraile y Jesús Herrada- fueron poco a poco cayendo de maduros a muy lejos de meta. El mejor fue Gorka, 23º a 6:40 del ganador. Ion terminó a 16:20. El del Astana admite que «no han sido los Juegos soñados».

El calor, la humedad, el viaje largo a Japón, el cambio de hora y el cansancio del Tour de Francia lo han acusado todos, por lo que ahora se abre un periodo de reflexión en la selección de Momparler para analizar lo que ha pasado. Ningún corredor de los cinco ha tenido una preparación específica para los Juegos Olímpicos y el periplo nipón se ha afrontado como una prueba más en el calendario. Ion, anunciado para la Clásica, no estará finalmente el sábado en la salida.

Clara Azurmendi ha cerrado su debut en unos Juegos Olímpicos con un balance de una victoria y una derrota. El sistema de competición de tener que jugar dos encuentros ha permitido a la donostiarra de 23 años reponerse al partido que perdió en la primera jornada ante la surcoreana An Seyoung (13-21, 8-21). Ganó a la nigeriana Adesokan con total superioridad (21-10, 21-2) en la segunda jornada, pero no se produjo el milagro después de que la asiática superara a la africana por 21-3 y 21-6. De todos modos, debe estar contenta con sus dos actuaciones. Plantó cara a la número ocho del ránking mundial en un encuentro igualado, sobre todo en la primera manga.

La raquetista donostiarra ha pasado al 'modo aficionada' tras la finalización de su participación y el martes tuvo la ocasión de vibrar con la medalla de plata de Maialen Chourraut. Estuvo presente en el canal olímpico y dedicó unas palabras muy emotivas a la leyenda guipuzcoana. «De mayor quiero ser como tú, Maialen. Eres muy grande y solo tengo palabras de admiración hacia ti. He aprendido muchísimo en sólo un ratito con vosotros. Gracias por hacerme vibrar esta tarde, jamás olvidaré este día. Me quedo con las palabras de Xabi. Habéis conseguido que crea en todo esto y os prometo que voy a pelear y luchar por mis objetivos y sueños», escribió en Twitter.

Los dos atletas guipuzcoanos que compiten en Tokio están disfrutando de una experiencia «única». El viaje hasta la capital nipona se hizo «pesado», y no solo el de avión, también los meses y meses que estuvieron compitiendo en busca del billete. Pero tanto para Teresa Errandonea como para Odei Jainaga el camino ha merecido la pena. «Ya solo el poder disfrutar de la villa olímpica está siendo una pasada», confiesa la irundarra, que debutará en los Juegos durante la madrugada del viernes al sábado (en el segundo día de competición atlética; a las 3.45 horas de Gipuzkoa). Aún no han salido las listas de salida de los 100 metros vallas y Errandonea no conoce ni en qué serie de las eliminatorias irá ni en qué calle. Eso sí, es consciente de que la clasificación para las semifinales será complicada, aunque el premio es estar allí disfrutando junto a atletas como la combinera catalana María Vicente, su compañera de entrenamientos en Donostia.

«La Villa Olímpica y el estadio molan por el hecho de poder compartir momentos con los grandes especialistas en diferentes deportes», aseguraba Jainaga. El eibartarra tendrá que esperar más para competir. No será hasta el miércoles a las 2.05 horas. Pasan doce a la final de jabalina, lo que el txuri-urdin podría lograr si se acerca a los 84,80 metros lanzados esta temporada (récord de España) y si su hombro derecho le da un respiro. Mientras tanto, está coleccionando pines de diferentes delegaciones y «alucinando» con deportistas como Novak Djokovic.