Playoff por el ascenso a ACB

Un equipo diseñado para tocar el cielo

Por eso el GBC está diseñado para tocar el cielo porque a lo largo de su historia, no muy longeva, ha firmado encuentros épicos. Éste, con todos los respetos a los otros, está un par de peldaños por encima de esa dificultad. El GBC ascendió de manera sorprendente y merecida en 2005, lo volvió a hacer dos años después, logró tres permanencias seguidas, ganó en el Palau, derrotó al Madrid en Illunbe, se metió en el playoff por el título, jugó una Copa del Rey, derrotó al Baskonia en Vitoria, volvió a ascender como primero en 2016... Hay muchas cosas que a la afición le hacen sentirse orgulloso de su equipo. Pero todo eso, aunque haya miembros de la expedición que hayan vivido alguna de esas gestas, no contará cuando el balón se ponga en el aire esta noche.

El premio es gordísimo para la escuadra de Encinas, como cuando Indiana Jones tiene que sortear mil y un peligros para hacerse con el Santo Grial o el Arca Perdida. Algo así le espera a la escuadra guipuzcoana si quiere pasar una segunda noche en la localidad castellana y jugar la final por ascender. La ACB aguarda allí al fondo tras dos encuentros. Abren las semifinales un derbi a cara de perro como es el Palencia-Valladolid (17.00 horas) y se deja para el final el partido del anfitrión ante el conjunto guipuzcoana. Los dos que ganen hoy, se ven las caras mañana en un único choque (20.30 horas) con el premio de jugar el año que viene en la Liga Endesa y acompañar al Morabanc Andorra.

Burgos y GBC tienen un puñado de ascensos, el cuadro de Illunbe los ha certificado todos. Va a por el quinto. Sin embargo la dimensión de realidades entre los burgaleses y el Guuk GBC es tan distinta que se explica atendiendo solo a las dos ruedas de prensa de los entrenadores. A Curro Segura se le hicieron tres cuestiones en su rueda de prensa acerca del partido del domingo. Que quien prefería de rival, que si el segundo choque es más difícil, que cómo va a estar el equipo físicamente... A Encinas no hubo ninguna cuestión sobre el choque de mañana. Es un ejemplo de los distintos objetivos de cada equipo. Para Burgos subir es una obligación y es posible que su economía futura se resienta si no alcanza del billete a al ACB. Para el GBC, un sueño.

Y como comentó el técnico donostiarra en su comparecencia previa, «a veces los sueños se cumplen». El corazón será guipuzcoano, con seis jugadores del territorio en la final a cuatro. Hará falta algo más que el sentimiento de pertenencia, algo necesario para entender qué es el GBC y hacia dónde lo quieren llevar sus responsables, para derrotar a la escuadra burgalesa. No cabe duda de que una de las armas que va a tener a favor el Guuk GBC es la sorpresa. No está Jaworski y vamos a echar de menos sus 20 puntos por partido. O los 30 que le endosó al Burgos en la victoria guipuzcoana en Illunbe. Será una incógnita ver cómo va recomponer Encinas su quinteto, la rotación o cómo va a cambiar los sistemas. Teniendo en cuenta y dejando claro que al GBC le va mejor con el Tiburón en el equipo que sin él.

De meter o no va a ir el partido de hoy. La plantilla castellana es kilométrica, posiblemente confeccionada con un puñado de los mejores jugadores de la liga. Curro Segura tiene de todo, mucho donde elegir. Para entender el poder del San Pablo Burgos, la eliminatoria ante el Estudiantes sirve de ejemplo. Ningún jugador castellano fue el mejor en ninguno de los tres encuentros, ese galardón se lo llevaron Huhghes, Franch y Sola, todos del Estudiantes. Quiere esto decir que su principal valor es el grupo y que las opciones del Gipuzkoa Basket pasarán, como ocurrió contra el Coruña, por cortocircuitar la anotación del rival. Algo realmente difícil porque cuenta con muchos focos para hacer daño. Rupnik, Barrera, Thomas, Mahalbasic promedian diez puntos por partido; Corbalán y Álex López, nueve; entre Van Zegerem, Norelia y Kacinas hacen veinte puntos. Muchos incendios juntos, como para apagar todos.

Y aquí llega también la incógnita de cómo jugará el GBC sin Jaworski. Ya dejó claro Encinas que no ha sido una inocentada y que no esperemos que aparezca de sorpresa en el pabellón. Oroz y Zubizarreta compartirán minutos juntos; y Ander Martínez dispondrá también de más tiros. Puede que incline el ataque a sus interiores pero sabiendo que de fuera va a tener que meter puntos. No hay duda que la defensa tiene la llave de la sorpresa. La épica viene casi siempre de la defensa. El GBC va a intentar hacer un Limoges, cuando el cuadro francés con Maljkovic en el banquillo apeó al Madrid en semis y a la Benetton de Treviso en la final dejándoles anotar solo 52 y 55 puntos a cada uno.