En casa de Berri Txarrak

La carrera finalizó ayer el tríptico que tanto esperábamos. Hemos visto, escrito y leído muchas cosas al respecto. Es posible que cada uno haga su valoración y que tenga además su cuota de razón. Hemos visto mucho, bueno y no tan bueno, según cómo lo mire cada uno. Un prisma inestable que distorsiona una sombra especialmente densa. La carrera está bonita. Sí. ¿Una Vuelta donde, a falta de una semana, los tres primeros de la general son del mismo equipo puede ser bonita? Creo sinceramente que en lo deportivo no nos están defraudando en absoluto, todo lo contrario. Hemos visto la muerte y resurrección de Remco Evenepoel, la genialidad de los Jumbo y lucha entre los outsiders. Más no se puede pedir.

El tríptico del norte nos ha dado lo suficiente como para decir abiertamente que hemos visto un buen ciclismo. Ciclismo tipo Tour. No sé si tanto, pero las imágenes han mostrado implicación de los ciclistas y de vosotr@s, l@s aficionad@s. Es llegar la carrera a casa y ahí estáis. Hemos vuelto a demostrar al mundo entero que no sé si los mejores, pero que de esto entendemos mucho. Vuestra implicación con la carrera ha corrido, una vez más, por los mentideros de nuestro deporte. Somos noticia siempre que se habla de ciclismo y eso el ciclista lo palpa, lo siente.

Rui Costa vencía en casa de Berri Txarrak. El portugués de 36 años, exultante, posaba en el podio txapela buruan y portando esa réplica de la mano de Irulegi. Me imagino que le habrán explicado el significado de dicha obra. Es inteligente, entenderá el valor que tiene.

La salida de Iruña no nos ofreció nada en especial. Genial como siempre, preciosa, neutralizada en la Ciudadela. Ese toque 'naparra' que siempre le da algo especial a la carrera.

En lo deportivo, todo lo visteis. Guion establecido. La fuga era el objetivo camino de Lizarra. El pitbull sigue rabioso y quiere revancha. Ayer lo volvió a intentar tras la exhibición de Belagua y lo seguirá intentando. Para mí, y de esto estoy muy convencido, se va a convertir en la llave de esta Vuelta. Visto lo visto, va a ser clave en el devenir de la general. Con quién va a bailar va a ser la clave, y eso sólo lo va a decidir él. Ayer llegó a meta rabioso, molesto, con gestos de insatisfacción. Está claro que quería la carrera, pero nadar y guardar la ropa no es posible, sobre todo si la playa está atestada de rivales. Le va a venir bien el descanso.

Al finalizar la etapa tuve la gran fortuna de saludar a grandes amigos, algunos auxiliares en equipos, y el debate está servido.

- ¿Qué van a hacer los de amarillo?

Según el equipo al que pertenecen tienen un punto de vista, llamémosle opinión, bastante dispar. Hay quien, creo, que se la juega con Sepp Kuss, hay quien dice que deben jugársela con Roglic, hay quien dice que ¡ojo!, que Remco pone patas arriba a los tres y gana un cuarto. De todo hay en la viña del señor. Nadie sabe lo que va a pasar y considero que ni siquiera somos capaces de intuirlo. La gente está asombrada por la capacidad de control y espera el momento en el que el tridente deba tomar decisiones. Jerarquías, egos, veteranía, galones, a cuenta de favores debidos, rentas pendientes. Todo va a ser necesario.

Por lo pronto, hoy la carrera descansa. Bendito descanso. Ayer me situé en el pasillo tras los auxiliares. Desde mi posición tuve la oportunidad de ver pasar de uno en uno a los grandes protagonistas. Las caritas eran de dar miedo. El pelotón huele a fatiga, a desgaste, un cansancio crónico que en algunos casos está en paliativos.

Queda una semana muy dura por delante, donde además la meteorología tampoco da muchas alegrías. Ojo, porque Asturias no es Euskal Herria. La cuenca minera con agua puede ser un condimento indigesto para el menú.

Buen día de descanso. ¡Pero nada de desconectar, eh!