JLa ubicación geográfica de Zaragoza, rodeada por los Pirineos y el sistema Ibérico, contribuye a la intensidad del viento en la ciudad. El cierzo es ... el viento más característico de aquí y del valle del ebro en general. Cuento esto, porque corrí la vuelta del 2001 y la etapa que llegaba a Zaragoza el viento soplo con muchísima fuerza, favorable y un poco de costado, y eso supuso una etapa rapidísima y muy nerviosa rodando a una media de 55,176 km/h.
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El viento de costado favorable y la aparición de los abanicos es la situación más propicia para que se produzcan diferencias en la carrera y el pelotón se rompa, pero sobre todo origina muchísima tensión y un gran riesgo de caídas.
No conozco a ningún ciclista que le gusten los abanicos, ni tan siquiera a los grandes rodadores que se adaptan muy bien a este tipo de situaciones.
En el 2001 para esta etapa de Zaragoza, mi equipo Banesto y algunos más, pusimos platos más gran es en la bici para poder aprovechar el viento favorable y así ir más rápido. En esa época no era muy normal y tampoco existían muchas posibilidades de poder hacerlo.
Hoy en día todos los equipos disponen de una gran variedad de platos y desarrollos para ir cambiando según el tipo de etapas y situaciones.
Esta vez ese viento tan odiado por los ciclistas, pero que los espectadores estábamos deseando ver, no apareció, y eso supuso que viéramos una etapa tranquila y aburrida donde el único abanico que vimos fue el de algún espectador para sofocar el fuerte calor que hizo. En la etapa, Philipsen, el mejor Sprinter de esta vuelta repite Victoria, en una llegada complicada y donde apareció muy al final para superar a Viviani. No será la última para el esprinter de Alpecin.
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Mañana ha llegado a Valdezcaray, una subida larga, pero suave no producira diferencias entre los favoritos.
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