Vingegaard, del Angliru al Angliru
El danés, cuya primera carrera de tres semanas fue la Vuelta de 2020, parte como principal favorito en la edición que arranca este sábado en Turín
Joseba Lezeta y Javier Bienzobas (Gráficos)
San Sebastián
Sábado, 23 de agosto 2025, 00:15
Vuelta a España de 2020. Uno de noviembre. La pandemia del covid-19 ha obligado a reorganizar el calendario. Duodécima etapa. Final en el Angliru, ... a cuyo pie toma la cabeza del grupo de favoritos un ciclista rubio del Jumbo, desconocido para la gran mayoría. Lleva el dorsal 8. Tiene 23 años y un nombre que requiere consulta para su correcta pronunciación: Jonas Vingegaard.
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Compañero de equipo de Primoz Roglic, portador del maillot rojo de líder, impone el ritmo que le conviene a su jefe de filas. Fuerte porque el grupo pierde unidades en cola. Su trabajo se prolonga más de lo esperado en un principio dentro de una formación en la que también figuran Sepp Kuss, George Bennett y Robert Gesink. Unos días antes había abandonado Tom Dumoulin.
Esa ascensión al Angliru es la carta de presentación de Vingegaard ante el gran público en su segunda temporada en el conjunto neerlandés. La primera, en 2019, se había resuelto con una victoria de etapa en la Vuelta a Polonia. El coronavirus condicionó por completo la segunda, la de su debut en una carrera de tres semanas, la Vuelta a España, a la que regresó en 2023 después de ganar su segundo Tour de Francia y a la que vuelve ahora con la esperanza de engordar un palmarés menos alimentado de lo que prometía estos últimos años entre caídas y parones.
Vingegaard, ahora Visma en lugar de Jumbo, parte con el cartel de principal favorito y con el convencimiento general de que es imposible repetir las circunstancia de hace dos años, cuando el mayor quebradero de cabeza dentro de la formación fue determinar el orden en la clasificación general de sus tres mejores corredores. Finalmente fue el siguiente: primero Kuss, segundo Vingegaard y tercero Roglic. Dominaron de tal manera que cabía cualquier combinación.
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Esta vez los rivales estarán en otros equipos, aunque tampoco abunden a priori si el danés mantiene en un buen tanto por ciento su momento de forma de julio y se haya recuperado de los esfuerzos.
La alternativa se llama UAE
Los aficionados dirigen sus miradas al UAE, a su potencial, a la bicefalia Almeida-Ayuso, alternativa a Vingegaard. Compaginar los deseos y los planteamientos de ambos se antoja imprescindible para una empresa de esa envergadura en una carrera, la Vuelta, quizá más propicia para las sorpresas que el Tour. Lo era cuando se disputaba en primavera y conserva esa característica en verano, en la parte final de la temporada.
Ya el recorrido llama de por sí la atención. Parte de Italia, realiza una incursión en Francia y ya dentro de su país de origen se desarrollará en el norte de la península, con Madrid como punto más al sur. No pisa ni Extremadura, ni Castilla La Mancha, ni la Comunidad Valenciana, ni Murcia, ni Andalucía.
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La montaña, con once llegadas en alto, la etapa de Pal en Andorra, la recuperación de Cerler, el paso por Belagua en Navarra, Asturias con Angliru de protagonista mayúsculo y la Bola del Mundo más arriba de Navacerrada, forma parte fundamental de un menú con dos contrarreloj, la primera por equipos el quinto día y la segunda individual de 27 kilómetros cuatro días antes de llegar a Madrid. Seguramente, los aspirantes a la general adquirirán un papel protagonista casi a diario, sobre todo si no se abren grandes diferencias, lo cual dependerá del estado de forma y del espíritu más o menos combativo de Vingegaard.
Estamos también en la Vuelta a España de solo tres vascos, cifra exigua. El donostiarra Xabier Mikel Azparren es el único guipuzcoano en una prueba ganada en su día por Abraham Olano en 1998 y en la que Txomin Perurena ganó doce etapas y conserva el récord de más días con el maillot de líder, 31, sin haber vencido en ninguna edición de la prueba. Araba aporta al veterano Mikel Landa y al joven Markel Beloki, hijo de Joseba.
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La ausencia de Euskaltel y Kern Pharma en la lista de invitados acentúa una tendencia negativa y preocupante. Hace cincueta años tomaron la salida siete vascos en un pelotón de 90 corredores. En 2000, hace veinticinco, la proporción aumentó a veinte de 180. Solo en Banesto había cinco.
Mientras, Vingegaard, que ha renunciado al Mundial y al Giro de Lombardia pero tras la Vuelta disputará el Europeo, sueña con ese Angliru en el que se dio a conocer para el gran público y donde seguramente querrá asestar el golpe definitivo a la Vuelta y al UAE de los delfines de Pogacar.
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