Dos cabalgan juntos

Mathieu van der Poel (Alpecin) ganó este domingo por segunda vez el Tour de Flandes, el segundo monumento de la temporada. Vencedor en 2020, el holandés entró en la meta de la 106ª edición de la 'Ronde' por delante de Dylan van Baarle (Ineos) y de Valentin Madouas (Groupama), una clasificación engañosa como pocas veces, ya que la carrera fue un soberbio mano a mano entre Van der Poel y Tadej Pogacar (UAE), que acabó cuarto después de que los dos protagonistas fueran alcanzados por sus perseguidores en la recta de meta. Ayer, el desarrollo de la carrera fue más importante que su desenlace. El duelo entre el holandés y el esloveno fue magnífico, estelar.

John Ford dirigió 'Dos cabalgan juntos' en 1961 y los clásicos nunca mueren. El Tour de Flandes fue el remake de aquel western, pero en bicicleta. Pogacar aún no será Merckx, pero ayer estuvo imponente. Cada vez que corre, el ciclismo sube de categoría. Qué manera de tirar, qué valentía, qué forma de dar la cara, qué ambición, qué brillo en el pedaleo, qué talento. Era la primera vez que corría el Tour de Flandez y fue el dueño de la carrera, que manejó con puño de hierro.

No ganó después de una cabalgada en solitario impresionante porque Van der Poel se aferró a su rueda de forma inaudita en la ascensión al Paterberg. El holandés, a punto de explotar por la exigencia del arreón de Pogacar, perdió hasta la línea recta. Sin más sangre que bombear a las piernas, pareció quedarse vacío. Dio un bandazo y acabó en canalón del agua, que en ese punto no es adoquinado, y eso le acabó por salvar. Sujetado solo por su descomunal talento, Van der Poel logró coronar a rueda de Pogacar y ahí ganó la carrera.

El holandés no escondió la verdad en meta: «Estuve cerca de quedar descolgado en la cumbre del Paterberg. Nunca ha estado tan cansado como en lo alto del Paterberg. Pero después he tenido tiempo de recuperarme en los siguientes kilómetros».

Pogacar ya había atacado a 55 kilómetros de la llegada, en la segunda de las tres ascensiones del Vieux Quaremont, pero esperó a otro lugar mítico, el Kopenberg, para hacer la selección final y ofrecer al público un glorioso tête à tête. El vencedor del Tour de Francia forzó el ritmo en la tercera subida del Vieux Quaremont para quedarse solo con Van der Poel, a 18 kilómetros de meta. Pero no le pudo distanciar en la última ascensión, el Patenberg, y el sprint en Oudenaarde decidiría la victoria.

Era la tercera ocasión en que Van der Poel se iba a jugar Flandes en un sprint a dos: la primera, con victoria en 2020 frente a Wout Van Aert (el gran ausente del día debido al Covid) y la segunda, con derrota el año pasado ante Kapser Asgreen (ayer fuera de combate por una avería).

Al final, Van der Poel decidió medir la sangre fría de Pogacar. Ralentizaron tanto, que los perseguidores les comieron medio minuto en el último kilómetro. El holandés no perdió el control de la situación y supo manejar la llegada en tromba de Van Baarle y Madouas. Lanzo el sprint y ganó. Lo contrario de lo que le pasó a Pogacar, que se dejó encerrar de mala manera y acabó cuarto. «Es una pena que Pogacar no esté en el podio, era el más fuerte», reconoció Van der Poel.

El holandés culmina así un regreso espectacular tras su lesión de espalda. Fue tercero en la Milán-San Remo, en su primera carrera de 2022, y ayer ganó en Flandes, donde Alex Aranburu (Movistar) peleó hasta el final y le tocó sufrir, pero acabó en el puesto vigésimo.

En la carrera femenina, ganó la campeona de Bélgica Lotte Kopecky (SD Worx), por delante de la gran favorita, la holandesa del Movistar Annemiek van Vleuten, ganadora del Tour de Flandes el año pasado.

Kopecky, de 26 años, logró su segunda victoria de la presente temporada, después de la lograda en otra carrera de prestigio, la Strade Bianche, a comienzos de marzo, en la que también superó a Van Vleuten.

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