Visma insiste y Pogacar ni se inmuta
El esloveno araña otros once segundos a Vingegaard en una etapa ganada por un magnífico O'Connor, y Onley acecha el podio de Lipowitz
San Sebastián
Jueves, 24 de julio 2025, 20:06
Nadie podrá reprochar a Visma su actitud. Tampoco, pese a las críticas familiares y danesas, existe motivo para recriminar a los directores que hayan restado ... apoyo a Vingegaard. De hecho, han sacrificado opciones de ganar etapas con otros corredores y han puesto todos los huevos en la cesta de su jefe de filas para intentar superar a Pogacar. De cerca, de lejos... Con dos compañeros, con tres, con cinco... Por tierra, mar, aire... Imposible. No cabe otra que rendirse a la evidencia.
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Pogacar metió el cuarto Tour en el bolsillo trasero del maillot amarillo en los Pirineos al encadenar dos victorias y acumular una ventaja importante, primero en la llegada a Hautacam y al día siguiente en Peyragudes. Desde entonces ha elegido el sentido común y la frialdad como acompañantes. Sustitutos perfectos de Joao Almeida, al que una costilla apartó del camino. Atento a la rueda de Vingegaard, el líder responde con mayor o menor holgura a sus ataques y se conforma con un acelerón al final para ampliar la renta en la general con segundos sobre su directo rival y minutos al resto.
Visma eligió esta vez La Madeleine para lanzar su principal ofensiva, la enésima en este Tour. Con Jorgenson filtrado en la escapada del día, sus compañeros aceleraron en el pelotón. Velocidad alta. Kuss da el último relevo y Vingegaard lanza el ataque a cinco kilómetros de la cima, a 73 de la línea de meta en La Loze. Pogacar responde sin levantarse del sillín. En apenas kilómetro y medio engullen al grupo que les precede, en el que además de Jorgenson figura Roglic, quinto en la general.
Aislado y sin compañeros del UAE a su lado a falta de 70 kilómetros para el final, Pogacar vigila la rueda de Vingegaard, al que arropa Jorgenson. Consciente de su superioridad, Pogacar ni se inmuta. Sube tranquilo y baja imperturbable. Hasta se permite el lujo de ponerse al frente del grupo cabecero en el largo descenso.
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El ánimo de Vingegaard y sus fieles se desvanece en el tramo llano hasta el pie de la ascensión al col de la Loze, tercero y último del día, hors categorie como el Glandon y La Madeleine. Jorgenson relaja el pedaleo y comienza otra carrera, dirigida sobre todo a la victoria de etapa sin renunciar a que se presente una nueva oportunidad para la general.
UAE aprovecha la pausa para que tres de sus corredores, Adam Yates, Narváez y Soler, tomen el mando de las operaciones. Impera el sosiego. Hace ya varios días Pogacar borró de sus intenciones la posibilidad de ir a por el récord de ocho victorias de etapa en un mismo Tour, logro que parecía a su alcance en el corazón de los Pirineos. Prima el maillot amarillo y, salvo sorpresa mayúscula en las próximas horas, no hay vuelta de hoja.
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Desorden en Red Bull
Ben O'Connor, presente en cabeza de carrera desde las primeras estribaciones del Glandon, vio la oportunidad y la aprovechó. No solo fue listo. Anduvo una barbaridad. El australiano de 29 años, segundo en la Vuelta a España del año pasado detrás de Roglic gracias a una cabalgada camino de Yunquera y cuarto tanto en el Tour de 2021 como en el Giro de un excelente 2024 para él, subió fuerte La Loze y mantuvo el margen con los perseguidores.
El excelente rendimiento de O'Connor difiere de las maniobras erróneas del Red Bull-Bora, que ve amenazado el tercer puesto final de Lipowitz. El alemán paga la factura de su ataque en solitario después de ceder en La Madeleine y reintegrarse al grupo principal gracias al parón de los Visma. Tenía lejos la victoria de etapa y pone en riesgo lo trabajado durante diecisiete etapas.
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Onley, descolgado por los ataques en La Madeleine, se recupera gracias a la ayuda de los compañeros del Picnic, resiste cerca de los mejores en el último puerto y acecha el tercer puesto del podio, del que le separan 22 segundos después de iniciar la primera jornada alpina a dos minutos.
Roglic, la otra baza de Red Bull-Bora, también ve alejarse el podio. En ningún momento de la etapa trabajaron en conjunto el antiguo saltador de esquí y Lipowitz, lo que pagaron en el desenlace. Es lo que acostumbra a suceder cuando se abandonan los objetivos comunes y prevalecen los intereses individuales.
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