Las diez noticias clave de la jornada
Ilustración con TadejPogacar y Vingegaard sobre la foto de Anquetil Y Poulidor en 1964. Maider Calvo
Tour de Francia

Tête à tête en el Puy de Dôme

Tras los sucesos de los Pirineos, Vingegaard y Pogacar se retan en la montaña del duelo mítico entre Anquetil y Poulidor en 1964

Domingo, 9 de julio 2023, 08:21

Tête à tête.Mano a mano. El territorio de los campeones. Después de un paso memorable por los Pirineos, Jonas Vingegaard (Jumbo) yTadejPogacar (UAE) se ... retan hoy en el Puy de Dôme, la montaña del mítico hombro con hombro entre Jacques Anquetil y Raymond Poulidor en el Tour de Francia de 1964. ¿Se repetirá la foto?

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Vuelve el Tour al Puy de Dôme después de 35 años y, por supuesto, se da de bruces con su historia. El primer ganador en su cima fue Fausto Coppi en 1952, una edición que pasó a la historia del arte. En su cima ganaron Bahamontes, Julio Jiménez, Gimondi, Ocaña, Van Impe, Zoetemelk, Arroyo...

Vingegaard y Pogacar se van a encontrar con un puerto tremendo, un volcán de categoría especial con sus 13,3 kilómetros de subida al 7,7% de media, con cuatro últimos kilómetros terroríficos por encima del 11,5%. Pero, sobre todo, se van a enfrentar a la leyenda del Puy de Dôme.

11,6%

Es el desnivel medio de los últimos cuatro kilómetros del Puy de Dôme, unos porcentajes casi idénticos al final del Marie Blanque, cuatro kilómetros al 11,55%. El Tour no visita el Puy de Dôme desde 1988, con victoria del danés Johnny Weltz.

La foto de Anquetil y Poulidor chocando en 1964 es historia del ciclismo. Los aficionados no necesitan explicaciones, la imagen lo describe todo. Una lucha personal, sin nadie más, solos ante la dureza inverosímil de la montaña. El mundo, representado por las motos que les rodean, solo tiene ojos para su duelo de colosos, el resto no existe. La foto simboliza la esencia del ciclismo, la rivalidad y la importancia decisiva de la imaginación en la construcción de su mística.

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Es una imagen épica, que describe la verdad pero no explica lo que pasó ese día. Porque Anquetil y Poulidor ni estaban solos ni se disputaban el triunfo. Por delante marchaban Julio Jiménez y Bahamontes.Ganó la etapa el 'Relojero de Ávila'. Vittorio Adorni acabó cuarto, entre los dos franceses. El director de Anquetil, Raphaël Geminiani, que en la foto conduce el Peugeot 404 detrás de la motos, siempre creyó que la historia «se hinchó un poco. ¿Un duelo? No exactamente, más bien dos tipos descolgados por Jiménez y Bahamontes».

«El Puy de Dôme va a ser una experiencia nueva para todos; la subida es muy dura y seguro que rompe la carrera otra vez»

Tadej Pogacar

UAE

Geminiani estaba allí y vio lo que pasó, pero no la verdad, que era la lucha de las dos Francias, el duelo definitivo entre Anquetil y Poulidor, la derrota final de Poupou, que perdió su última oportunidad de vestir el maillot amarillo y, por eso mismo, se convirtió en leyenda inmortal. Aquel 12 de julio faltaban tres días para París y 'maitre Jacques' tenía 56 segundos de ventaja sobre su paisano. El Puy de Dôme era la última subida del Tour de Francia, el último obstáculo hacia la quinta victoria del normando.

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Anquetil no conocía la subida, no había ido a verla. Como los campeones de todas las épocas, disponía del mejor material y ese día estrenó un piñón de 26 dientes, que también empleó Bahamontes. El 42x22 habitual se quedaba corto en esas rampas, hasta para un rodador extraordinario como Anquetil, capaz de mover grandes desarrollos. Su mecánico viajó con el cuerpo fuera del coche con la bici de repuesto al hombro, como se ve en la foto, por si había algún percance.

Lo duro, tras la barrera

El Puy de Dôme es una montaña de propiedad privada y militar y la carretera siempre está cerrada. A 4,5 kilómetros de la meta hay una barrera, justo al comienzo de lo más duro. Allí atacó Julio Jiménez en 1964. Y esa barrera es la que saltaron de noche Ángel Arroyo, Pedro Delgado y José Miguel Echavarri en 1983 la víspera de la cronoescalada para reconocer la subida. Llegaron arriba y les pilló el propietario, con la escandalera correspondiente. Gracias a la intercesión de Francis Lafargue el tema no fue a mayores y al día siguiente Arroyo ganó la etapa.

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«Reconocí el Puy de Dôme en el Dauphiné; tiene cuatro kilómetros finales muy empinados e influirá bastante en la general»

Jonas Vingegaard

Jumbo

Cuando Bahamontes se fue a por Julio Jiménez en el 64, Anquetil y Poulidor se quedaron solos. Y el destino hizo su trabajo. No importó que los dos españoles fueran por delante y Adorni llegase por detrás. El momento quedó congelado para la historia en esa fotografía. Esa foto es la verdad, no lo que pasó.

Al final, Poulidor soltó a Anquetil (que llegó quinto) y le metió 42 segundos. Quedó a 14 en la general. «Me sobran 13», reaccionó Anquetil con su arrogancia característica.

La imagen retrata una época, pero Geminiani, que tiene 98 años y asegura que rebasará los cien, cree que el antagonismo Anquetil-Poulidor no era tal. Que 'maitre Jacques' era muy superior y que el abuelo de Van der Poel no era capaz de correr como un campeón. En su opinión, el gran duelo habría sido con Roger Rivière, amigo del errenteriarra Luis Otaño, pero la caída en el descenso del Perjuret en 1960, que le partió la columna vertebral, acabó con su carrera.

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La igualdad gana enteros

Toda esa liturgia afrontan hoy Vingegaard y Pogacar. El ciclismo siempre ha mitificado la figura del patrón. Por eso no hay compañeros de equipo. Hay gregarios. O domésticos, como se decía antes. La historia de este deporte siempre ha glosado las enormes minutadas, las cabalgadas de Coppi (que, por cierto, tampoco estaba solo conBartali en la famosa foto del bidón), el cuarto de hora largo de Ocaña a Thevenet, la superioridad abrumadora de Indurain... Ahora ha cambiado el discurso y al ciclismo le sienta bien la igualdad.

«Cuanto más duro, mejor, me gustan mucho esos últimos cinco kilómetros; lo haré lo mejor posible y lo que tenga que ser será»

Carlos Rodríguez

Ineos

La nueva generación de corredores ha elevado este deporte a una era dorada, pero hay cosas que no cambian. La verdad sigue siendo más que lo que pasa. Los hechos son que Vingegaard sacó 1:04 a Pogacar en Laruns y el esloveno le devolvió 24 segundos más cuatro de bonificación en Cauterets.Cifras modestas. La verdad es que en los Pirineos se planteó un duelo extraordinario entre dos primeras figuras con vocación de establecer una época, un ciclismo magnífico entre dos campeones, un mano a mano soberbio.

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El ataque de Vingegaard y la respuesta de Pogacar elevan la expectación a las alturas. Tradicionalmente, cuando un líder rompía la carrera en la primera etapa de montaña la única cuestión a resolver era su actitud hasta París, si marcharía magnánimo cediendo victorias parciales a sus adversarios o lo haría arrasando con todo.Muy pocos devolvían ese golpe.Pogacar lo hizo y colocó el Tour en una nueva dimensión.

Hoy llega el Puy de Dôme con su pared de cuatro kilómetros, casi idéntica a la del Marie Blanque. Si en el puerto pirenaico se encadenaban cuatro kilómetros al 10,5, 12,2, 13,6 y 9,9%, en el gigante del Macizo Central la sucesión es del 11,5, 11,4, 12,2 y 11,5%. En teoría, terreno mejor para Vingegaard, más ligero y que ha descolgado a Pogacar en los tres últimos Tours (Mont Ventoux 2021, Granon 2022 y Marie Blanque 2023). El último ganador en el Puy de Dôme, en 1988, fue otro danés, Johnny Weltz, que defendía los colores del Fagor. Vingegaard querrá prolongar la racha danesa, pero el Tour está en llamas por la respuesta de Pogacar en Cauterets.

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Hoy volverá a hacer su magia el Puy de Dôme, donde no ganóEddy Merckx porque en 1969 no pudo con el farolillo rojo del Tour, Pierre Matignon. Cuando Vingegaard y Pocagar choquen sus hombros, todo será posible. Dicen las enciclopedias que la erupción más reciente del volcán de la cima del Puy de Dôme tuvo lugar en el año 5760 antes de Cristo, pero qué sabrán de ciclismo las enciclopedias.

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