Miguel Indurain: «Pogacar puede ganar más de cinco Tours»
El miércoles se cumplen treinta años de la última de las cinco victorias absolutas de Miguel Indurain en el Tour de Francia
El 23 de julio de 1995, Miguel Indurain se subía al podio de los Campos Elíseos de París como ganador de su quinto Tour de Francia. Los cinco, de forma consecutiva, logro que nadie más ha conseguido nunca ... . Treinta años después, otro ciclista parece en camino de unirse al restringidísimo club de los pentacampeones, que, con el navarro, forman Jacques Anquetil, Eddy Merckx y Bernard Hinault. «Pogacar puede ganar más de cinco Tours», afirma Indurain, que acaba de cumplir 61 años.
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«Era el gran favorito y las cosas pintan muy bien para él –analiza el navarro–. Pogacar es verdaderamente sensacional. Me sorprende su explosividad y cómo consigue estar siempre en cabeza de febrero a octubre. Y solo tiene 26 años. Al final de su carrera podría haber ganado más de cinco Tours de Francia, desde luego que sí».
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Por el momento, ya suma tres y va directo hacia el cuarto, marca que le igualaría con Chris Froome. «El resumen lo haces cuando dejas, cuando cuelgas la bici. Mientras estás en activo es ir año a año, ir luchando. Aunque lleves tres tienes que ir a por el siguiente, entrenar... Pogacar está animado, lo está haciendo bien, cuenta con un muy buen equipo y lo puede lograr, pero es un reto difícil».
«Lo recuerdo con alegría; fue un gran reto porque aspiraba a una quinta victoria como Anquetil, Merckx e Hinault»
Indurain sigue de cerca el ciclismo, pero a su manera. Tiene propuestas de eventos por todo el planeta, pero asegura que solo acude a donde le llaman «los amigos». Estos días, todo el mundo le pregunta por aquel Tour de 1995. «Lo recuerdo con alegría. Fue un gran reto para mí, porque aspiraba a una quinta victoria como Anquetil, Merckx y mi ídolo Hinault». No fue un Tour como los anteriores, porque Indurain tomó la iniciativa con un ataque sorpresa en una etapa en principio de transición, en la primera semana, por las carreteras de la Lieja-Bastogne-Lieja. «Pienso que senté las bases de mi victoria en Bélgica, en aquella escapada con Johan Bruyneel, y en la contrarreloj de Seraing del día siguiente, donde gané a Rijs por poco tiempo, quizá a consecuencia del esfuerzo de la víspera. En esas dos etapas y en La Plagne pude decidir aquel Tour».
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Asegura que, pese a la perspectiva de poder igualar a Anquetil, Merckx e Hinault, «aquel año no me lo tomé de una forma distinta porque siempre es lo mismo, dar pedales y empezar de cero. Siempre hay dificultades. Gané y quizá era lo que todo el mundo esperaba, pero no fue fácil. A lo largo de mi carrera tuve muchos rivales y todos me lo pusieron complicado: Bugno, Chiappucci, Rominger, Jaskula. Y, en los últimos Tours, Rijs, Zulle, el equipo Once...».
Una figura intimidante
En aquel momento, en 1995, Indurain era una figura intimidante. Difícil de comparar con Pogacar, el navarro tenía una superioridad total y dominaba el Tour como un monarca absoluto. Un rey bueno, que repartía dádivas entre sus rivales en forma de etapas y clasificaciones secundarias, que no disputaba. Diez de sus doce victorias de etapa fueron contrarreloj y las dos en línea las logró en 1989 y 1990, antes de su reinado en la clasificación general. La figura imponente del navarro, con su 1,88 de estatura, tenía un efecto demoledor sobre sus adversarios, de una manera que no es fácil explicar treinta años después.
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Los pentacampeones
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Miguel Indurain 1991, 1992, 1993, 1994 y 1995; 12 victorias de etapa; Ganó el quinto Tour (2 etapas) con 31 años.
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Jacques Anquetil 1957, 1961, 1962, 1963 y 1964; 16 victorias de etapa; Ganó el quinto Tour (4 etapas) con 30 años. Ese mismo año también ganó el Giro.
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Eddy Merckx 1969, 1970, 1971, 1972 y 1974; 34 victorias de etapa; Ganó el quinto Tour (8 etapas) con 29 años. Ese mismo año también ganó el Giro.
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Bernard Hinault 1978, 1979, 1981, 1982 y 1985; 28 victorias de etapa; Ganó el quinto Tour (2 etapas) con 30 años. Ese mismo año también ganó el Giro.
Indurain ganó su primer Tour en 1991, con 27 años, uno más de los que tiene ahora Pogacar, a punto de anotarse el cuarto. La precocidad es importante y el navarro explica que «unos explotan antes y consiguen cosas de jovencitos, mientras otros van madurando y necesitan más tiempo, como me pasó a mí. Yo hice cosas cuando tenía 26-27 años. Depende de cada uno».
«Senté las bases de la victoria en la escapada con Bruyneel en Lieja, en la contrarreloj de Seraing y en La Plagne»
De todas formas, Indurain también fue un ciclista precoz, pasó a profesionales en 1985, con 20 años, y fue líder de la Vuelta a España. Un récord que se mantuvo 38 años, hasta 2023, cuando Lenny Martínez, también de 20 años pero con menos días, se puso al frente de la ronda española. «Había gente que pasamos muy pronto. Siempre. Luego también Ullrich... Ahora quizá hayan coincidido más casos en pocos años, pero pasa en todos los deportes. Se ve en el atletismo, en el baloncesto.... Los jóvenes aprenden rápido hoy en día, y no solo en el deporte, también en otras profesiones».
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Ganó sus Tours entre los 27 y los 31 años, y a los 32 se retiró. «No me arrepiento de aquella decisión. Teníamos como modelos a seguir a Merckx y, sobre todo, a Hinault, que era mi ídolo. Ellos también se retiraron a los 32 años. Además, en aquel momento el ciclismo estaba cambiando demasiado rápido. Mi ciclismo se había acabado».
«El ciclismo ha cambiado»
Disfruta con el momento actual y aprecia que «ha habido un cambio, con gente joven que le da otro aire. El ciclismo en sí también ha cambiado. La televisión hace que las etapas sean más cortas y explosivas, y en ese sentido ha cambiado el espectáculo. Hoy en día salen a ganar todas las carreras. Nosotros salíamos pensando en acumular kilómetros para estar a punto en los grandes objetivos. Era como hacer un stage en el que preparábamos las carreras. Pero ahora cada uno lo prepara por su cuenta y salen a cuchillo. Este ciclismo es más explosivo, más atlético; el nuestro era más poético».
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De 1995, Indurain recuerda las etapas de Lieja, la crono de Seraing y la de La Plagne, pero cree que su mejor etapa de los cinco Tours que ganó fue la contrarreloj de Luxemburgo en 1992. «Era una etapa de 65 kilómetros con subidas cortas y muchas curvas. Gané con tres minutos de ventaja sobre mi compañero De las Cuevas, casi cuatro sobre Bugno y más de cinco a Chiappucci. Venía de mi primera victoria en el Giro y gracias a ese resultado sentí que podía volver a ganar el Tour. Nunca había ido tan rápido».
Indurain sigue andando en bici por puro placer. Solo sale cuando le apetece. Vive tranquilo y observa cómo Pogacar se acerca al club de los más grandes, de los pentacampeones del Tour, que desde hace treinta años no tiene ningún nuevo socio.
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