«Un ataque después de Jaizkibel puede hacer daño»

«Se subirá Jaizkibel desde Hondarribia y la etapa tendrá un final muy parecido al que tuvo la Clásica de San Sebastián en sus primeros años. Luego se cambió el sentido de la carrera y se asciende habitualmente desde Lezo. Jaizkibel puede dar bastante juego, sobre todo porque la meta queda más cerca», analiza Azparren, que no se olvida de un detalle: en la cima de Jaizkibel habrá bonificaciones de ocho, cinco y dos segundos, lo que unido a lo que haya sucedido la víspera en Bilbao, puede añadir picante a la etapa ya que puede estar en juego no solo la victoria parcial sino el maillot amarillo del Tour.

Sin embargo, el ciclista donostiarra opina que «la clave de la etapa puede encontrarse nada más bajar, en el repecho de la entrada de Pasaia. Tras el descenso, el pelotón va a llegar muy estirado a ese punto, con mucho látigo, y es el momento de atacar porque puedes romper. Si se espera al alto de Miracruz desaparece esa opción, porque el pelotón estará más agrupado y no hay terreno para irse. Sin embargo, nada más acabar el descenso, al ir todo con tanto látigo, hay más posibilidades de conseguir un pequeño hueco. Y al estar tan cerca de meta, puede ser peligroso, porque desde Pasaia te metes en el Kursaal en un visto y no visto».

Azparren no espera que Jaizkibel haga la diferencia. «Pasará un grupo bastante grande. Es un puerto que a rueda se sube muy bien y a más de veinte kilómetros por hora se nota mucho. No creo que la gente de la general se vaya a meter en la pelea, pero la etapa puede estar bonita. Gente como Pidcock, Van Aert o Van der Poel lucharán por la etapa. La bajada no es peligrosa. Tiene una parte técnica, pero esta muy bien asfaltada».

Describe que «Jaizkibel por Hondarribia es una subida para gente de fuerza y se va a pasar bien, a mucha velocidad. Estamos hablando de gente de nivel Tour y primera semana, con las fuerzas intactas, así que no espero diferencias. No es un puerto para escaladores que puedan hacer la diferencia. Lo más exigente de la subida está en la parte final, después de superar Guadalupe, pero a este nivel veo complicado que se hagan diferencias en la subida».

Azparren opina que el juego táctico del descenso y aproximación a la meta puede ser más decisivo en la lucha por la victoria de etapa que la subida. «Después de la primera parte de la bajada, a la altura del merendero hay un repecho que se sube a más de 50 y alguien puede intentar sorprender para coger algo de tiempo para la parte final del descenso. De todas formas, veo más opciones de moverse en la entrada de Pasaia».

En cuanto a los favoritos, Azparren se moja: «Si no gana la víspera en Bilbao, que creo que es una etapa que se adapta mejor a sus características, apuesto por Pello Bilbao. De todas formas, veo más fácil que llegue de amarillo a Donostia que pueda ganar en el Kursaal. Para la clasificación general veo a los mismos dos favoritos que todo el mundo, pero me decanto por Vingegaard».

Una vez superado Jaizkibel, Azparren considera que cualquier pequeña ventaja puede ser buena «porque la meta está muy cerca y en ese tramo si pega el viento siempre lo hace a favor hasta meta. Este tipo de corredores de tanta clase no necesitan mucho tiempo para poder llegar».

La segunda jornada del Tour saldrá desde Vitoria y entrará en Gipuzkoa por Arrasate. Se pasan Udana, Aztiria, Alkiza y Gurutze antes de Jaizkibel. «El resto de la etapa es bastante sencillo, salvo que transcurre por carreteras muy estrechas. La colocación va a ser importante. La mayoría de los líderes saldrá a no perder tiempo y todos los equipos querrán ir delante, pero no hay espacio para todos, lo que generará riesgo de caídas. No creo que Jaizkibel provoque una pelea por la general, pero exigirá estar muy atentos».

Azparren reconoce para este periódico el tramo final de la etapa, pero no formará parte del pelotón. «Me faltan un par de pasos para poder estar en la salida de un Tour», reconoce. «Por ahora, trataré de disfrutar de los tres días en que va a estar en casa, que es una oportunidad para todos los aficionados. Todavía tengo margen de mejora y a ver si en un par de años estoy en condiciones de poder disputar un Tour. No me planteo que sea una pena no poder correr un Tour que sale de casa, porque no creo que sea mi momento».

Azparren, a los 24 años, ya ha disputado en dos ocasiones la Vuelta a España, que este año no podrá correr ya que el Euskaltel no ha recibido invitación. «El Tour es distinto a la Vuelta. La diferencia la marca cómo llegan los corredores a la salida, todos en su mejor momento. Es el evento más importante y siempre es una carrera que exige un esfuerzo extra. Obviamente, me veo disputando el Tour un día. Ya llegará».

El corredor donostiarra es un enamorado de la carrera francesa «gracias al aitona. Más que las etapas o los ciclistas de la época, recuerdo todo lo que rodeaba a acudir al Tour. Solíamos ir una semana con la cuadrilla del aitona de camping. Recuerdo cómo cocinaban y lo bien que nos lo pasábamos, y la sensación de disfrute la tengo más por eso que por la carrera. Creo que el Tour tiene eso que lo hace muy especial y diferente al resto de las pruebas del calendario. La afición vasca siempre acude en masa a las carreras y va a tener la oportunidad de ver el Tour en la puerta de casa. Es una ocasión extraordinaria».

Recuerda que no teníamos un destino fijo al que acudir, dependía de por dónde discurriese el Tour, pero sobre todo íbamos al Tourmalet. Algún año, además, pasaron dos etapas por allí, y fue una gozada poder ver dos días el Tour sin movernos del sitio».