Muere Xabier Añua, pionero del baloncesto en Álava
Quien fuera entrenador del Kas y del Baskonia ha fallecido esta mañana a los 90 años
Carlos Pérez de Arrilucea
Viernes, 4 de julio 2025, 16:11
El baloncesto alavés pierde a uno de sus grandes pioneros. Xabier Añua ha fallecido este viernes a los 90 años después de un largo pulso ... contra la enfermedad. Su pérdida deja un sentimiento de dolor en varias generaciones de jugadores y técnicos que, a lo largo de una larga trayectoria profesional y vital, se encontraron con un entrenador siempre cercano, inquieto y sabio.
Bajo su espíritu siempre inquieto, comenzaron las primeras iniciativas baloncestísticas en el territorio de la mano de clubes como el legendario Phillips. Xabier Añua fue también el entrenador que tomó las riendas del Kas para poner a la capital alavesa en la primera línea del baloncesto nacional. El preparador vitoriano también dirigió al Barcelona entre 1968 y 1972 y firmó una breve pero exitosa campaña al mando del Baskonia (1984-85), al que llevó a la consecución del título de la Copa Asociación, el primer trofeo que se sumó a las vitrinas del club azulgrana.
La figura de Xabier Añua trasciende el mundo del baloncesto para convertirse en una personalidad única en la sociedad vitoriana. Abogado de profesión, terminó sus estudios de Derecho durante el servicio militar que realizó en Marruecos. Su personalidad siempre cercana y animosa también le valió para ser premiado con el Celedón de Oro. Le catalogaron como «un vasco universal» y un «vitoriano cautivador». También fue uno de los primeros promotores de un Festival de Jazz de Vitoria para después ceder el testigo a su hermano Iñaki. Suya fue la primera semilla de un certamen que, hoy en día, es reconocido a nivel internacional.
El gran amor fue siempre el deporte de la canasta, pero hizo sus primeros pinitos como futbolista en el Vitoria. Al final, el baloncesto terminó por ser su gran pasión, la misma que le ayudó a convencer a Pepe Laso a trasladarse a Vitoria desde Madrid para coger las riendas la selección española junior en la década de los sesenta del pasado siglo. Aquella fue una alianza fundamental para dar un empuje definitivo al papel de los entrenadores en un baloncesto alavés necesitado de referencias en los banquillos, gente con iniciativa para enseñar.
A Laso (padre) le pondría todavía a jugar en el mítico Kas. Con los fichajes de Carlos Luquero, Chus Iradier y Adolfo Beneyto puso patas arriba el Frontón Vitoriano con la final de Copa ante el Madrid y la clasificación para la Recopa. Un pionero también para hacer las Américas. En marzo de 1968, se fue a Estados Unidos, al pleno corazón de Nueva York, al Madison Square Garden, donde siempre cuenta que le dieron el libreto con todas las jugadas posibles.
Volvió para instaurarlas en el Barcelona, donde impuso el fichaje de un tal Aíto García Reneses de base. Con un grupo joven, relanzó la sección culé. De 1973 a 1975 trasladó su éxito al Antibes francés antes de regresar a Vitoria y centrarse por un momento en su profesión de abogado. Pero el baloncesto siempre corrió por sus venas. Tuvo la corta pero exitosa etapa del Baskonia, en el que hizo debutar con 16 años a otro timonel de leyenda: su querido Pablo Laso.
Desde entonces, pese a sus temporadas en Cataluña, siempre estuvo ligado a la sociedad alavesa y al baloncesto local. Fue uno de los que vio colocar la primera canasta en su colegio, Los Corazonistas, a donde años después conocería a Ibon Navarro. Le dio el mismo consejo que sus padres le trasmitieron. Estudia. Dedícate a la ingeniería. Pero el ahora técnico del Unicaja optó por seguir el rastro de Añua, triunfar en el baloncesto dejando huella a cada paso que daba.
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