Estrellas estrelladas

El golpe más duro ha sido para Doncic, 'Anteto' y Jokic. Jóvenes estrellas NBA que acumulan varios MVP en su palmarés. Desde la primera fase batieron récords, parecía que se retaban cada partido a ver quién valoraba más. En una jornada el griego metió 41 puntos y unas horas después Doncic respondía anotando 47. Eran los hombres a temer. Pero se les olvidó lo más importante: jugar en equipo.

En el Grecia-Alemania de cuartos los alemanes ganaban por 14 puntos cuando Antetokounmpo cometió una clarísima falta antideportiva, la segunda, que le mandaba al vestuario. Quedaban casi cinco minutos y la estrella dejaba a sus compañeros solos para la remontada. Algo parecido a lo que le ocurrió a Doncic, aunque el esloveno se desquició y hundió al equipo con él. Desesperado en ataque, y demasiado centrado en las faltas que reclamaba a los árbitros, cometió la quinta. Era absurda y evitable, con el partido en un puño. Desde el banquillo siguió con las protestas, sin pensar en el resultado ni en el riesgo de provocar una técnica. Es único, desde Petrovic no se ha visto un jugador así, pero a veces se nos olvida que tiene 23 años.

Qué decir de 'Anteto'. Europa le respeta y deslumbra en la NBA. Pero el basket FIBA sigue siendo su talón de Aquiles. Aunque creo es, junto con Stephen Curry, el mejor jugador de la liga americana, las reglas defensivas de Europa no benefician su juego. Principalmente la regla que en la NBA impide estar más de tres segundos defendiendo en la zona, lo que crea mucho más espacios, mientras que en Europa la pintura está colapsada.

En el lado opuesto, el mejor ejemplo de que el grupo está por encima de las individualidades ha sido la selección española. No era favorita, por primera vez jugaba sin los Gasol ni Ricky y había recibido el palo de la lesión de Llull. Aun así, España ha sido competitiva gracias a una táctica defensiva muy estudiada para ocultar sus carencias, con ajustes a zona cuando faltaban centímetros en la pintura, y con una defensa individual muy agresiva con ayudas constantes. Todo ello liderado por un Rudy al que casi se le daba por retirado. Si el capitán, con 37 años, se tira a por balones arriesgando su físico, ¿cómo no lo va a hacer el resto del equipo?