Laura Rodríguez: «Tengo una pantera tatuada en mi pierna porque yo soy luchadora y fuerte»

–23 años, joven. Ahora es momento de disfrutar del triunfo de 2023, pero ¿volverá?

–Sí. Después de lo vivido, espero poder estar en la salida del año que viene. Dependerá del calendario, pero haré lo posible para que así sea. Ya en 2022 quise venir, pero me coincidió con una prueba clasificatoria para el Europeo de cross y no pude estar.

–¿Le gustó la carrera?

–Acabé muy contenta. Fue muy emocionante. Salí a disfrutarla porque me habían hablado muy bien de ella. Y ahora ya puedo decir que no había vivido nunca una carrera así.

–Fue una carrera lenta, sobre todo en los primeros compases. Mucho marcaje, nadie se decidía a aumentar el ritmo... Viniendo de distancias más cortas, le vino bien, ¿no?

–Fue una carrera ideal para mis intereses. Nunca había corrido una distancia cercana a un medio maratón y, de hecho, aún no tengo en mente dar el salto a preparar estas carreras. La Behobia sí que la entrené, pero me desenvuelvo mejor en distancias tipo 10 kilómetros, en las que he bajado incluso de 35 minutos. Para esta carrera no tenía referencias. Me situé en el grupo cabecero, sin dar mucho la cara, y vi que el resto de atletas iba a un ritmo que era cómodo para mí.

–¿Y qué tal las cuestas?

–No me hacen mucha gracia, pero me he sabido defender. La Behobia tiene unas cuantas...

–Al final sí que cambió... Se notó esa chispa de la pista.

–Sí, soy una mujer que sigue corriendo en competiciones de 1.500 (4:27), 3.000 (9:54)... En los metros finales soy competitiva.

–Fue precisamente a falta de 1.500 aproximadamente cuando cambió... Un buen test aunque duro después de más de 18 kilómetros.

–Cambié, pero Sara Villasante se me acabó pegando. Cuando noté que la tenía encima –Sara incluso llegó a tocarle sin querer– volví a apretar un poco más cerca del Kursaal. Y ya ahí fue cuando me marché sola. Además, con tanto arco no sabía ni dónde estaba la meta...

–¿A quién le dedica el triunfo?

–A mi tío. Él era deportista y fue quien me animó a ponerme a correr. Él es mi motivación. Falleció en 2018. En ese momento me hice un tatuaje a la altura de las costillas en el que se lee «siempre fuertes, tito». Mi entrenador es Pedro Ruiz, uno de los mejores amigos de mi tío.

–No es su único tatuaje... Tiene uno bien grande en la pierna. ¿Qué significa?

–Es una pantera. Me identifico con ella porque yo también soy fuerte y luchadora. Los tatuajes que tengo tienen su significado.

–Por aquí le conoceremos como 'la pantera' o 'la atleta de la gorra'...

–La gorra nunca me la quito. Tengo varias y siempre corro con ellas. En la Behobia elegí una negra de Ciele, que es de Top4Running, mi patrocinador y la empresa que me invitó a correr la prueba. Voy cambiando el color en función de si pega o no con la ropa que lleve. Lo de ponerme un pañuelo atado fue ocasional. La verdad es que ya hay gente que me conoce por correr siempre con gorra... Seguiré haciéndolo.

–¿Andaluza o catalana?

–Yo soy cordobesa. Mi familia y yo fuimos a Palamós (Girona) en 2014 por trabajo. En Barcelona he estado el último año y desde hace tres meses vivo en Gavá, provincia de Barcelona. Entreno por la zona.

–¿Había corrido en Euskadi alguna vez?

–Solía viajar con la selección catalana al cross de Elgoibar. Pero ya hace años, en categorías inferiores: cadete, juvenil... A pruebas en ruta o en pista nunca he venido.

–Además de defenderse bien en asfalto, el cross tampoco se le da nada mal, ¿no?

–El año pasado, como decía antes, estuve peleando por clasificarme para el Europeo de campo a través en categoría sub23. Por eso no vine a la Behobia. Y acabé consiguiéndolo. Viajé con la selección española a Turín, en Italia.