Chakib Lachgar: una familia unida para saborear el triunfo
Chakib Lachgar, el gran campeón de la Behobia, repasa cómo le va la vida y confiesa que haber celebrado esta victoria junto a su madre le ha hecho «especial ilusión»
Cada conversación con Chakib Lachgar, brillante ganador el domingo de la 58 edición de la Behobia-San Sebastián y campeón del mundo de 50 kilómetros una semana atrás en India, es una lección de vida. Tras sus ajetreadas e intensas últimas semanas, el atleta afincado en Gipuzkoa desde 2008 ya se encuentra en Ouargui (Marruecos), donde nació hace 34 años, visitando a parte de su familia.
Allí desconectará durante unos días, aunque, eso sí, «sin dejar de entrenar». Está en su mejor momento deportivo. En mente, buscar el complicado billete para representar a la selección española en el maratón de los Juegos Olímpicos de París 2024. «Es un sueño, sí, pero ahora lo veo posible».
El domingo, Chakib le regaló a su madre, que nunca antes le había visto correr en directo, un emocionante triunfo en una carrera, la Behobia, que ya había ganado en 2019. «La de este año ha sido incluso más especial. Tener cerca a mi familia es muy bonito».
«Gracias al atletismo me alejo del mal camino, de las drogas... No busco ser rico. Ahora quiero luchar por ser olímpico en París»
En la meta del Boulevard donostiarra le esperaba Zahara, su ama. Y también siguieron la prueba in situ los tres hermanos que tiene viviendo en Gipuzkoa: su gemelo Youness –con quien se abrazó nada más llegar–, Zakaria y Badr. «Somos once hermanos, aunque uno murió con tan solo cinco meses. Siete chicos y tres chicas ahora. Me hizo mucha ilusión que parte de mi familia me viera ganar. Mi padre, que tiene 75 años, no pudo venir porque ahora es la temporada de recolecta de la aceituna y él tiene que estar en el pueblo. Vendrá en diciembre o enero».
Chakib no sabe hasta cuándo estará en Marruecos. «Dependerá de si surge la posibilidad de participar en alguna carrera o no». Lo que sí tiene claro es que aprovechará cada hora que pase allí. «Es una zona muy bonita. Para entrenar también está muy bien. Es un clima seco, con una temperatura agradable a estas alturas del año. Hay buenos terrenos para rodar», explica.
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Allí no estará solo. «Mi mujer, Aicha, y mi hijo, Lokman, que el domingo cumplirá tres años, están desde hace unos días en Ouargui. Como me fui a India al Mundial de 50 kilómetros, aprovecharon para viajar. También están mi padre y alguno de mis hermanos. Y tengo ganas de visitarles».
«No aspiro a ser rico»
Ya hace tres años que Chakib vive en Irun. No le importa recordar que llegó a España en los bajos de un camión en busca de una mejor vida. Ya han pasado quince años de aquello, pero saber de dónde viene le ayuda a construir su futuro. «Tengo que aprovechar la edad que tengo y mi forma física para sacrificarme por el atletismo. Ojalá me vayan surgiendo oportunidades. No busco ser rico. Millonario sé que no voy a ser, pero si puedo vivir mejor y ayudar a mi familia, bienvenido será», dice.
«Ahora mismo vivimos de lo que gano en las carreras. No es mucho. Sin lujos, con humildad. Sé que al no trabajar estoy también arriesgándome un poco, porque puede salirme bien o mal. Hasta París voy a apostar por esto. Y después, cuando tenga que trabajar, no tengo ningún problema en hacerlo. No me importaría volver a ser pastelero, pero durante la pandemia también aproveché y me saqué los permisos de conducción de autobús y tráiler».
Gracias al atletismo, Chakib ha conocido a «mucha gente buena. Empecé a correr en septiembre de 2011. Gracias al deporte me alejo del mal camino, de las drogas...». Ahora le entrena a distancia el balear Sergio Fernández, pero recuerda su etapa con Ricardo Jiménez y su grupo. «Yo era muy cabezón. Me enseñó mucho. Con él empezó todo».
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