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Desde que me retiré en 2014 después de una larga trayectoria en el mundo del tenis, mi objetivo siempre fue impulsar el tenis femenino. Mi ... retirada fue sencilla, no siempre es fácil. Me retiré siendo ya capitana de FedCup, en mi mente ya tenía otros objetivos dentro del mundo del tenis. Hay muchas jugadoras que cuando se retiran no tienen nada, no saben qué hacer con su vida, no tienen proyectos. Yo incluso tenía un torneo (BBVA Open Internacional de Valencia) en mente. Si te preparas para la retirada y buscas cómo suplir todo eso que te ha dado el tenis, sin que te quede un vacío enorme, es mucho más sencillo.
Impulsar el deporte significa invertir más y tener más recursos. Creo firmemente que la inversión económica hace que la estructura del deporte, en este caso del tenis femenino, sea mayor y mejor. Eso permite que las jugadoras puedan formarse de una manera profesional y no en condiciones precarias. Una inyección de dinero, el apoyo de empresas privadas y públicas es fundamental. En este sentido, cualquier paso que se dé debe ir desde una mentalidad a medio-largo plazo porque todos los proyectos que se ponen en marcha necesitan un tiempo para consolidarse. Sé bien a lo que me refiero cuando me reúno con empresarios que quieren entrar en el mundo del deporte. Siempre insisto en lo mismo: hacer una inversión en un sector que lo necesita va a dar fruto a medio-largo plazo. Obtener resultados de manera inmediata y muy rápido es muy complicado. Hay que tener paciencia, mentalizarse y concienciarse de que ese trabajo, ese apoyo, dará su resultado.
Por eso cuando se aborda la maternidad de las deportistas o las bajas de larga duración por lesión es importante que detrás exista una estructura fuerte que permita tener cubiertas ciertas necesidades. No es de recibo como ha pasado muchas veces y por desgracia sigue ocurriendo en contadas ocasiones que a una deportista se le obligue a retirarse porque no hay recursos o la manera de ayudarles en un embarazo o situación muy grave.
En este sentido Gipuzkoa puede ser un territorio avanzado en el tiempo. Sin duda el aspecto cultural y educacional es fundamental en relación a todas estas situaciones que se pueden dar a lo largo de una carrera profesional. Soy firme defensora de educar en el deporte desde la escuela. Si a los niños y niñas se les educa con naturalidad, dando por hecho que el deporte femenino y el masculino son todo uno, todo será mucho más fácil en un futuro cercano. Esos niños apoyarán el deporte no por el hecho de sentir que el deporte femenino tiene menos recursos sino porque a nivel educacional se les ha educado en que hay que apoyar a los deportistas independientemente del género. Se suele decir que el éxito del deporte femenino es el éxito de un país, pero soy de las que creo que es más el éxito de manera individual. Esto va de personas, de mujeres y hombres, que se han dado cuenta que el deporte femenino necesita ese apoyo. Necesitamos trabajar mucho más. Estamos lejos.
Todo parte de la visibilidad. Hablamos muchísimo de referentes. Hay que buscarlas en mujeres que han sido pioneras en puestos de responsabilidad que hasta hoy no se podían acceder por las circunstancias que todos sabemos. Hemos avanzado hacia un mundo en el que las mujeres están teniendo más oportunidades y es importante dar esas oportunidades porque ayuda a otros mujeres a ver que es posible, que estamos preparadas y dispuestas a asumir unos retos muy importantes como son puestos importantes en la empresa privada, pública y por supuesto en el deporte.
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