José Luis Rebordinos
El responsable del Festival de Cine de San Sebastián admite que podría trabajar para algún certamen que no compita con el de Donostia, una vez que deje su cargo tras la edición de 2026
José Luis Rebordinos llega a su penúltima edición como director del Zinemaldia «no quemado, pero sí muy cansado físicamente». Inmerso ya en una agenda frenética de presentaciones, entrevistas y en el cierre de algún fleco aún pendiente, el responsable del Festival de Cine de San Sebastián espera que el consejo de administración del certamen haya elegido a su sustituto para comienzos del próximo año.
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– ¿Cómo definiría esta edición?
– Probablemente, como las últimas. Es un banquete de cine, con películas muy heterogéneas y gran cantidad de invitados superinteresantes. Estamos encantados de que venga Juliette Binoche o Matt Dillon, pero también Joachim Trier. Somos un Festival que debemos tener glamour, pero apostamos también por el cine y los directores.
– Ha bajado el nivel de glamour respecto al pasado año que, por otro lado, fue especial.
– El nivel de glamour ha bajado respecto al año pasado, que fue excepcional. Junto con la 60 edición, nunca había habido tanto.
– ¿Tiene sentido darle el Premio Donostia a una productora, reconocidísima de puertas adentro de la industria, pero desconocida para el gran público?
– Para mí, sí. Yo me voy dentro de un año y me gusta abrir puertas para que quien venga después decida lo que quiera. Es una productora más conocida de lo que parece internacionalmente, por ejemplo, en América Latina.
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– Pero no por el público...
– Pero tampoco lo era Agnès Varda. Lo ideal es una combinación de los dos tipos de galardonados y ya llevamos un tiempo en el que intentamos dar un premio más 'de Victoria Eugenia'. Es verdad que es menos conocida porque el suyo es un trabajo en la sombra, pero no veo un problema porque luego tenemos a Jennifer Lawrence, que es todo lo contrario, es la locura. Yo creo que nunca había recibido tantas peticiones de gente joven que quiere ir a la gala. Seamos sinceros: cuando pensamos en el Premio Donostia, lo intentamos con varios.
– ¿Era Jennifer Lawrence un descarte?
– No, no, era un premio que queríamos, pero no voy a hacerme el listo y decir que Lawrence y Esther García son la combinación perfecta porque podía haber salido otra. Jennifer Lawrence era una apuesta nuestra y ha sido una operación compleja. Es una estrella de Hollywood con todo lo que supone.
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–¿Es cada vez el Festival de Venecia una red pelágica que se lleva todo? Da la sensación de que cada año hace un mayor destrozo al Zinemaldia...
– No, no, hace el mismo destrozo que siempre. De cada diez películas, seis o siete prefieren ir a Venecia, lo que pasa es que hay algunos productores y agentes de ventas a los que San Sebastián les gusta mucho. El gran festival por calidad cinematográfica es Cannes, que está a otro nivel. Lo que pasa es que Venecia ha encontrado un hueco muy bueno: el del glamour. Como Cannes no programa películas de plataformas, Venecia ha conseguido llevar todo ese glamour y este año tenía cada día estrellas de primer orden. Eso tiene sus servidumbres: de pronto, tienes que poner una peli de Netflix que te gusta menos porque te va a dar la que sí te interesa.
«Somos creadores de fantasía e ilusión. Claro que Cannes programa películas que no les gustan, como nosotros y como todos. Yes lógico»
«El consejo debe decidir en función de sus tiempos, pero he pedido que se elija a mi sucesor para enero para que me acompañe en febrero a la Berlinale»
«Los festivales de cine han cambiado muchísimo. No se parecen en nada. Para empezar, las plataformas han sustituido a los estudios de Hollywood»
– Pero a eso juegan todos los festivales...
– Hace poco un crítico citaba a Thierry Frémaux, quien dice en sus memorias: «Las películas nos gustan o no nos gustan y en función de eso, decidimos». ¿Tú te crees que nosotros ponemos las películas en función de que nos gusten o no? Todos somos creadores de fantasía e ilusión. Claro que Cannes programa películas que no les gustan, como nosotros y como todos en función de otros criterios. Y es lógico. Volviendo a Venecia, hay películas de autor a las que no les interesa estar el primer fin de semana porque van a quedar sepultadas en el maremagnum de películas. Y en nuestra Sección Oficial, hay por lo menos cuatro películas importantes que Venecia no tuvo ni la oportunidad de rechazar porque tardó en responder y se adelantaron en su decisión de venir a Donostia.
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– Su idea era llegar a esta 73 edición con su sucesor ya nombrado, pero no ha podido ser. ¿Por qué?
– Es algo que compete al consejo de administración. Yo he explicado la situación y ellos deben decidir en función de sus tiempos. Sí les he pedido que la elección sea lo antes posible, es importante que esté designado para enero para que me acompañe desde febrero y le presente el mundo de la industria en Berlín.
– ¿Y el consejo le ha contestado a esta petición?
– Bueno, están en ello.
– Usted ha ido al consejo con una propuesta...
– No es una propuesta concreta. Es decirle al consejo que durante estos años yo he preparado a dos personas para coger la dirección porque si a mí mañana me da un ataque al corazón, alguien tiene que coger el Festival.
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– ¿Se puede decir el nombre de estas dos personas?
– No, yo creo que no sería correcto porque pueden ser o no elegidas. Tenga en cuenta que el consejo puede tener sus candidatos.
–¿Le consta si los tiene?
– No me consta, no lo hemos hablado. Cuando Odón Elorza me presentó con todos los avales del mundo, el representante del Ministerio de Cultura presentó un candidato y es legítimo y parte del juego. Esto puede ser un concurso abierto, restringido, designación directa sin ningún problema... Somos una Sociedad Anónima.
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– Enero, ¿sería la fecha límite?
– La fecha límite es septiembre de 2026, pero es importante que pueda compartir ese año conmigo como yo lo hice con Mikel (Olaciregui). Por muy dentro de los festivales que estés, siempre es importante que yo le explique quiénes funcionan con nosotros bien y quiénes no, cómo trabajamos y que la presente yo, en lugar de ir sola el año siguiente a pedir una película.
– Ha comentado en alguna ocasión que estaría dispuesto a seguir en el Festival, en otro puesto.
– No, hace muchísimo que lo descarté. Yo me voy a ir del todo. Al principio pensaba que no me importaría, aunque tampoco me excitaba mucho la idea.
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«De las 38 películas vascas que hemos seleccionado, pueden tener un recorrido internacional en festivales pequeños ocho o diez. Y un par de ellas, en grandes»
«¿'Quemado'? No. Lo que llego es muy cansado físicamente, pero creo que eso tiene más que ver con la edad, y sin ideas nuevas»
«Para nada me arrepiento de no haberla seleccionado el pasado año. Los productores siempre nos dijeron que entendían la decisión»
– ¿Lo ha descartado?
– Por completo y por lo mismo que me fui de la Semana de Terror: venga quien venga, que el anterior director esté en un comité de dirección o selección siempre será tener ahí al que una vez dirigió eso. Por mucho que quieras no intervenir, es mejor estar fuera. Si quien viene, me necesita, siempre estaré disponible. Cuando salga de aquí, probablemente voy a hacer cosas para algún festival español y pequeño, compatible con el de San Sebastián, pero siempre en tercera línea y desde luego, nunca haré nada contra el Zinemaldia. No trabajaría para Cannes o Berlín si me lo ofrecieran, que no creo. De hecho, ya he tenido algunas ofertas de trabajo, que de momento han sido rechazadas.
– ¿Le preocupa que su sustituto o sustituta tenga esa habilidad que ha tenido usted a la hora de conseguir patrocinios y vías de financiación?
– Quien venga tendrá características en las que será más fuerte que yo y otras, en las que lo será menos. Yo tengo mis deficiencias y otros aspectos que se me dan mejor, como las relaciones públicas, probablemente, porque me gusta la gente. Las personas que hay dentro del Festival son muy superiores a mí en algunos aspectos y en otros no.
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–¿Y el futuro económico del certamen?
– Sí, aunque no depende de mí. El próximo año tendré que hacer al consejo algunas propuestas para el futuro.
–¿Propuestas también económicas?
– También. Sí me preocupa el futuro del Zinemaldia porque es un milagro hacerlo con este presupuesto. Estamos funcionando con once millones a lo largo de todo el año –en torno a nueve millones en septiembre–, y Berlín tiene más de treinta millones de presupuesto. Y me preocupa la inestabilidad.
– ¿Cómo han cambiado los festivales en estos quince años que lleva al frente del Zinemaldia?
– Muchísimo. No se parecen en nada. Para empezar, cuando yo llegué, los fuertes eran todavía los estudios de Hollywood. En estos momentos, son las plataformas. Alguien me dijo que me olvidara de los ingresos por los anuncios en vallas, que eso iría todo al digital. Pues bien: el año pasado fue el que más recaudamos por vallas. Las plataformas vienen con las películas y hacen promociones muy potentes porque su negocio ya no sólo son las salas, mientras que las majors americanas tenían su base en los cines y les ha bajado muchísimo. El Festival de Cine de San Sebastián ha crecido en todos los aspectos, incluso más de lo que me hubiera gustado. Lo que pasa es que si no lo haces, te pasan por todos los lados. Por otro lado, hace quince años no teníamos industria prácticamente y no hacía falta. Hoy, sin ella estás muerto. El mundo del cine es completamente diferente.
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– ¿Llega 'quemado' al final de esta etapa al frente del Festival?
– No, lo que llego es muy cansado físicamente, pero creo que eso tiene más que ver con la edad, y sin ideas nuevas. Puedo gestionar el Festival bien, pero ya no voy a aportar nada nuevo porque lo que quería hacer, ya lo hemos hecho. Por eso es bueno saberse ir.
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– Comentó que la pujanza del cine vasco se ha traducido en un importante aumento de títulos en las distintas secciones. ¿Es más bien la pujanza del cine vasco en un festival vasco de cine?
– Bueno... Sí, es la pujanza en un festival vasco, pero cualquiera de las cuatro películas de competición podrían estar en un festival internacional. Hay películas importantes en nuestro cine, que se va situando fuera. De las 38 películas vascas, pueden tener un recorrido internacional en festivales pequeños ocho o diez. Y un par de ellas en festivales grandes. 'Loreak' marcó un antes y un después.
– El año pasado descartaron 'La infiltrada', que este año está en Made in Spain. ¿Es una rectificación?
– No, para nada.
– ¿Se arrepiente de no haberla seleccionado en 2024?
– Para nada. En su momento, no la elegimos por una serie de motivos que no comentamos, como hacemos con el resto de no seleccionadas. En Made in Spain ponemos las más taquilleras del año y fue lo que hicimos inmediatamente. Los productores siempre nos dijeron que entendían nuestra decisión, tenemos muy buen rollo.
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