Aquí hemos tenido épocas en que, fuera de las siempre fieles actrices y actores del cine español, venía quien venía. Aquí hemos inaugurado una edición ... el 20 de septiembre de 2001, nueve días después de que estallaran las Torres Gemelas. Aquí hemos celebrado festivales bajo la mayor pandemia de la era contemporánea.
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O sea, que sobreviviremos a la huelga del Sindicato de Actores estadounidense y en el historial del Zinemaldi quedará como otra anécdota más una edición que llega, sí, flojilla en glamour y rara en cuestión de premios Donostia. Erice será el único 'normal'; era lógico posponer el de Bardem antes que forzar, precisamente con él, una ceremonia constreñida; y es una pena que la salud del maestro Miyazaki impida su viaje a San Sebastián (en la historia del Festival no hay precedentes de 'tele-entregas', pero sí en la de la ciudad: el Tambor de Oro a Esther Ferrer).
Total, que quienes siempre preguntan por estas fechas «quién viene» al Festival acaso se queden algo chafados. No así los que preferimos el «qué veremos». Siguiendo la línea de sus últimos años, en las diferentes secciones del 71SSIFF veremos de todo: lo mejor del cine español y vasco, propuestas arriesgadas y taquilleras, sorpresas y decepciones, las películas del año y las que sólo nosotros apreciaremos.
Los cinéfilos guipuzcoanos, que miramos las listas de invitados sin pasión, vibraremos sin embargo cuando el próximo lunes DV publique la programación íntegra y el miércoles se ponga a la venta la guía con las fichas de todas las películas. Pocos placeres como el de elegir unos títulos frente a otros, por un nombre propio, la sinopsis, la foto o por intuiciones irracionales, y cuadrar programaciones cual ingenieros. Después, a sacar las entradas y vivir esas jornadas gozosas e intensas en las que, al salir de la última proyección, acaso ni nos fijemos en cuántas estrellas hay en el cielo.
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