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Koldo Almandoz junto al río Oria en Aginaga, que se convierte en uno de los protagonistas de 'Oreina'. Lobo Altuna

El poderoso influjo de un paisaje

Una casa, el río y el entorno de Aginaga inspiran 'Oreina', filme vasco que compite en Nuevos Directores. La película de Koldo Almandoz, que retrata nuestra periferia urbana, tiene su estreno mundial el próximo martesen el Zinemaldia

Viernes, 21 de septiembre 2018, 14:58

Una casa que le fascinaba al pasar por los alrededores, en sus traslados entre Donostia y algún pueblo, dio a Koldo Almandoz (San Sebastián, 1973) la primera chispa para lo que ya es una película, su primer largometraje de ficción, que está a punto de tener su estreno mundial en el Festival de San Sebastián y que competirá por el premio de la sección Nuevos Directores. El cineasta donostiarra, con muchos cortos a sus espaldas y autor del inclasificable largometraje de no ficción 'Sipo Phantasma', entra en 'Oreina' en un cine más normalizado.

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El paisaje donde se desarrolla 'Oreina', fundamentalmente en Aginaga, entre las marismas del río Oria, el bosque y el monte, la carretera pegada a la naturaleza salvaje y el tren que sirve de tránsito a gentes que son de aquí y de allí al mismo tiempo, ha influido poderosamente para dar pie a la historia de dos hermanos que no se hablan (interpretados por Patxi Bisquert y Ramón Agirre) y de un chaval (Laulad Ahmed), emigrante saharaui perfectamente integrado.

La casa donde viven los hermanos. Lobo Altuna

El embarcadero con una escalera de frágil madera medio oculto por la hierba, las motoras casi abandonadas, la casa cerrada, el fluir del río... al llegar un año después al lugar de rodaje todo parece haber quedado suspendido como en 'Oreina'. «La casa me inspiró la idea de los dos hermanos que viven separados en el mismo en el mismo edificio», explica ante la fachada de 'Uri-berri', cuyos balcones se alzan sobre el río con una vista imponente. «Todo esto es como un mundo aparte para los urbanitas, un lugar por el que transitamos pero en el que no nos paramos. Y sin embargo está a cinco minutos de nuestras casas urbanas. Es una periferia, pero muy distinta a la de las grandes ciudades».

Anguleros e inmigrantes

La película incide en ese paisaje que combina en una sola mirada, un scalextric de carreteras, naturaleza salvaje, el tren que pasa por detrás, baserris... «Me interesa mucho porque también hay gente de aquí en tránsito a la ciudad», explica Koldo Almandoz. «El que vive en esta casa también puede ser profesor de Universidad. Es un tipo de periferia muy especial, auque también pasa en otros puntos del País Vasco o en Asturias».

Otra visión de ese entorno aportó un elemento también fundamental: «Los inmigrantes que están recogiendo guindillas, y que también cogen luego el tren para ir a sus casas en pueblos urbanos», explica Almandoz. El chaval que ayuda a pescar angulas de manera furtiva a uno de los hermanos, es saharaui, por influjo del propio actor que acabó interpretando a Jalil, Laulad Ahmed. «En principio Jalil era un magrebí, pero al conocer a Laulad, era como si yo hubiera escrito su vida, había muchos detalles que coincidían de su vida real. Cuando me dijo que era saharaui lo cambié, porque resultaba natural, aquí hemos vivido viendo llegar a saharauis y eso le iba a dar una capa más de realismo a la película».

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La plataforma de avistamiento de pájaros Lobo Altuna

El tránsito, y por tanto también el arraigo, son temas importantes en la película: «Quería romper con el concepto de arraigo que a los vascos tanto nos gusta y al que tanta importancia le damos. Creo que muchas veces es más negativo que positivo, eso de ser o no ser 'de aquí'. En la película esos arraigos se rompen de distinta manera». El saharaui que llegó de niño acaba pescando angulas y hablando euskera. La chica de la gasolinera que ha vivido siempre en ese lugar no piensa más que en huir a cualquier lado. El hermano que interpreta Ramón Agirre se fue a París para ser profesor, pero ha vuelto.

El entorno real de esa casa es también el que recorren los personajes de la película. «El bar y la gasolinera son las de Aginaga, y todo lo que sucede en el río y en sus dos orillas tenía que ser un escenario natural donde fuera creíble que los personajes se movieran», explica in situ Koldo Almandoz. «Vas adaptando el rodaje y el guion a lo que encuentras. Un día nos adentramos por el río y yo había visto una cosa rara cerca de las vías del tren. Al acercarnos por el club de remo de Orio seguimos por la vía del tren y encontramos al otro lado una especie de laguna interior que está llena de esqueletos de barcos. Y nos inventamos una secuencia para que pudiera aparecer ese escenario en la película», revela Almandoz. «Eso para un cineasta es una gozada».

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Los recorridos por el río, a veces en la nocturnidad, crean algunas de las escenas visualmente más poderosas de la película, casi oníricas. Puede uno evocar 'Aguirre, la cólera de Dios' de Werner Herzog, pero Almandoz solo pensaba en 'La noche del cazador' de Charles Laughton. «Me gusta mucho cuando el reverendo persigue en a los niños que huyen en el bote, y se ven los sapos y las libélulas y toda esa fauna alrededor del río». La fauna y la flora, con las especies autóctonas y las que llegan de fuera y ayudan a transformar y dar vida al lugar, también funcionan como analogía en 'Oreina'. Y el misterio: «No quería definir mucho de dónde vienen o a dónde van los personajes. Para mí el cine siempre tiene que tener un misterio».

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