Un espía en la residencia de ancianos

Así que la excelente documentalista y mejor estratega Maite Alberdi (chilena con antepasados vascos) nos pone en la boca un terrón de azúcar. Parte de un punto de ficción para llegar a la realidad: la hija de una abuela ingresada en una residencia sospecha que su madre pueda estar siendo mal atendida y recurre a una agencia de detectives para investigarlo. Esta hará un casting entre señores dispuestos a infiltrarse en la residencia como 'agente topo'. La película parte del juego, de una ficción con hechuras del cine de detectives con toques de comedia. Pero ahí nos mete en la residencia, con el espía Sergio, tan caballeroso, haciéndose pasar por un nuevo inquilino mientras observa, interactúa con sus inquilinas, mayoritariamente femeninas, y graba imágenes torpemente para enviar su informe diario al detective.

La parte más peliculera pronto irá dando paso a la más auténtica, pues Alberdi, que filmó trescientas horas de la vida cotidiana del centro, detiene nuestra mirada ante ancianas de carne y hueso. Conocemos, y le cogemos cariño, a esa señora a la que, como nadie le telefonea, las cuidadoras simulan llamadas de su mamá. O esa otra tan lanzada que le echa los tejos y hasta fantasea con una boda con él. O la de más allá, tan dulce como frágil su memoria y su ánimo...

'El agente topo' se vuelve un emotivo y cercanísimo retrato de la vejez. Un bonito recordatorio de la soledad que sufren muchos de nuestros mayores.