Soy hijo de 'E.T'. Tenía 11 años cuando la proyectaron en un abarrotado cine Leidor de Tolosa. ¡Cómo lloré al abrigo de la oscuridad! ... Ahí descubrí que el cine, más allá de entretener, podía emocionar. También soy hijo del Cine-Club de Tolosa, en el Iparraguirre. Descubrí que, más allá de emocionar, el cine podía transformar. Y yo, con 18 años, quería emocionar y transformar. Quería hacer cine.
Me formé en la Escuela de Cine y Vídeo de Andoain, pero la vida me llevó a la radio, a Herri Irratia/Radio Popular. Y ahí descubrí que ese era otro medio en el que contar historias. Entre otros programas, durante años presenté y dirigí los espacios del Zinemaldia. Ver películas, comentarlas, entrevistar a actores, directores… Esos fueron algunos de los días más felices de mi vida. Toda la jornada dedicada a ver películas (mi récord fue siete en un día), digerirlas, valorarlas, hacer gestiones para las entrevistas, documentarme… El Zinemaldia me dio la oportunidad de entrevistar a personas que admiraba: Aki Kaurismäki, Pilar Bardem, Carlos Sorín, David Trueba, Icíar Bollaín… pero la entrevista que más juego me dio fue la de Monica Bellucci. Lo que he fardado de la foto con ella.
Tras 23 años contando historias en radio y siete contándolas en la agencia Dimensión y en Lacrème, el cine y el Zinemaldia volvieron a cruzarse en mi camino. El año pasado presenté un microcorto a la sección Eusko Label y el jurado le concedió el segundo premio. De repente, un sueño que había aparcado durante 30 años —el de contar historias en pantalla grande— se hizo realidad. A partir de ahí surge un nuevo corto documental, 'Iturralde', que en tres meses de distribución ha sido seleccionado en ocho festivales de tres continentes y ha sido premiado en los tres festivales competitivos en los que ya se ha proyectado. Y todo esto, por el Zinemaldia.
Porque el cine es soñar. Y en el Zinemaldi los sueños se pueden hacer realidad.
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