José Luis Rebordinos: «Creo que la próxima edición también será bajo las normas Covid, aunque más laxas»

- Aunque no es partidario de comentar al detalle la decisión del jurado soberano, a grandes rasgos, ¿qué le parece el palmarés de esta edición?

- Siempre digo lo mismo: lo que decida el jurado me parece lo mejor del mundo porque lo has formado para que elija lo que más le gusta. Puedo estar o no de acuerdo, pero es su veredicto y por lo tanto, para mí, el mejor del mundo. Dicho esto, yo creo que las películas que están en el palmarés son incuestionables. Otra cosa es que, como siempre, podían ser otras, podían ser más, pero las que están han sido saludadas por la crítica como películas importantes. El Festival de Cannes estará muy contendo de que una película por la que había apostado salga tan reforzada del Zinemaldia.

- Los problemas habituales del Zinemaldia, en torno a colas, ventas de entradas, quejas varias, han sido sustituidos por los propios rigores de la edición.

- Sí, claro, éste es un año en el que el Covid-19 se lo comía todo a nivel organizativo. Lo importante era que no hubiera ningún caso que se generara dentro del Festival. No ha habido ninguno entre invitados. Sí que antes del Zinemaldia ha podido haber casos del personal, pero eran previos al inicio del certamen.

- ¿Ha habido algún contagio en el propio Festival?

- Contagios, no. Ha habido algún caso de que una semana antes hacías el PCR y salía algún positivo. Entonces, se aislaban en casa. Ha habido varios casos de ese tipo, pero todos eran contagios que venían de fuera. No se han generado trabajando en el Festival. Ha funcionado el protocolo perfectamente, estamos muy contentos, pero ha sido todo muy complejo, en cuanto al personal necesario, las instrucciones que recibían, entradas, salidas, aires acondicionados... Lo que pasa es que eso nos ha chupado mucha energía y ha focalizado nuestra atención y mientras tanto, la vida del Festival seguía: las proyecciones seguían, los invitados llegaban, y también atendíamos eso. Pero mentiría si no dijera que en mi cabeza sobre todo estaba ver que todo se estaba cumpliendo y que no hiciéramos mal nada. Son 400 sesiones, miles de invitados, es imposible que en algún momento no hayamos hecho algo mal. Yo venía de Málaga y de Venecia, y aprendí una cosa: no valía con poner las instrucciones claras, sino que luego había que hacer que se cumplieran. Vi medidas que la gente no cumplía.

- Y aquí, ¿se han cumplido?

- Yo diría que a un 95% o más, sí. Ha sido todo una pasada: cómo han reaccionado los fotógrafos, el público -un año que con Johnny Depp aquí, lo más que tuvimos fueron treinta personas que se separaron en cuanto se lo pedimos-... La gente ha estado muy colaboradora. Ha agradecido que se celebrara el Festival y se ha puesto muy a favor de obra. Todo el mundo. Somos un festival que siempre se siente querido, pero este año lo hemos notado mucho más. Si digo que he recibido cientos de mensajes de felicitación creo que no exagero. Cada invitado nos ha dicho al marcharse: «Qué maravilla habéis hecho, qué personal más majo». Si la gente no nos hubiera apoyado, hubiese sido muy difícil. Hemos pedido a la gente que nadie se levantara al término de la sesión hasta que se encendieran las luces, con diez minutos de títulos de créditos, lo cual es un horror, pero el público ha aguantado.

- ¿Por qué era tan importante celebrar esta 68 edición, pese a las condiciones adversas?

- Era muy importante no saltarse una edición, también lo era para la ciudad porque no nos podemos parar y tenemos que asumir riesgos, nos guste o no. Otra cosa es que lo hagamos con responsabilidad y los minimicemos al máximo. Vivir ya implica riesgos y el Covid-19 los ha incrementado, pero hay que seguir produciendo, la cultura tiene que continuar estando ahí, debemos seguir juntándonos. Hay que hacerlo con responsabilidad. A mí no me gusta cuando se dice: «El cine es un lugar seguro». Nada es seguro al cien por cien. Yo prefiero decir que los cines son tan seguros como el lugar más seguro porque hasta el momento en una sala no ha habido un solo contagio, pero puede haberlo mañana.

- En un quirófano igual también...

- Ahí ya los ha habido, pero no pasa nada. Imagine que hubiese habido un foco grande en el festival: pues bueno, para eso hay unos protocolos y una trazabilidad. Hubiera sido terrible porque eso hubiese tenido consecuencias, pero no debería pasar nada, porque tarde o temprano habrá un cine o un evento cultural en el que haya un contagio porque es imposible que no se produzca, por pura estadística y por muy bien que se hagan las cosas.

- Dentro de esta carrera de obstáculos que ha sido organizar y celebrar el festival, ¿cuál ha sido el punto de mayor dificultad?

- Por un lado, llegar a tener todos los protocolos en marcha y ahí hicimos dos cosas muy bien: poner a la subdirectora, Maialen Beloki, al frente de un equipo Covid que fue el contacto con Osakidetza. Fue clave que alguien se lo supiera todo sobre el tema porque yo estaba con otras cosas. Y dos: tener durante el festival a la propia Maialen y a la directora financiera, Amaia Elizondo, encima del tema. Y por otro lado, ha sido muy complicado gestionar a los invitados. A alguno le hemos cambiado hasta cuatro veces el billete de avión y alguno incluso así no ha podido venir. Ha habido que hacer gestiones vía ministerios para conseguir permisos. En este momento, traer a alguien de Georgia ha sido muy complicado, más que nunca.

- Si se pusiera ahora en el pasado día 18, ¿hay algo que haría diferente?

- Yo creo que no. Estoy seguro de que nos hemos equivocado en muchas cosas, aunque la gestión ha sido muy buena. Esto nos ha puesto patas arriba a todos, es nuevo, hemos ido aprendiendo en muy poco tiempo. Aprendimos con Málaga, con Venecia, hablando con Osakidetza y tenemos que seguir aprendiendo. Si el año que viene nos toca hacer algo así, lo haremos mejor seguro. Ahora tenemos que ver qué cosas podemos coger de todo esto para utilizarlas.

- ¿Por ejemplo?

- Siempre hemos hablado del problema que nos generan las entradas numeradas. Y de hecho nos los han causado. Pero hemos visto también sus ventajas. Igual el año que viene nos sirve para hacer una cosa mixta. Igual el dilema no es entradas numeradas o no numeradas, sino que hay sitios en los que se puede hacer de una forma y otros, de la otra.

- A veces el Kursaal daba la impresión de tener a todo el público demasiado junto para las amplias zonas que quedaban totalmente libres...

- En teoría, habíamos intentado juntar a la gente, siempre con una butaca de separación, de cara al invitado. Ésa era la idea. Queríamos concentrar a los 600 espectadores, con las medidas de seguridad, claro, pero no poner a uno arriba del todo porque entonces la sala daba una sensación de que no había nadie. Tenemos que aprender. En general, el 90% de los acreditados ha podido ir a todas las proyecciones que quería y ha tenido una comodidad que no había hasta ahora. Incluso varios fotógrafos me han comentado que han trabajado con más comodidad que nunca, ha sido una maravilla no estar apiñados.

- Sinceramente, ¿contempla un escenario distinto al de este año en la próxima edición?

- Certidumbres, ninguna. Después de hablar con mucha gente, nos hablan de un año y medio. Tiene pinta de que el festival del próximo año todavía será bajo las normas Covid, aunque mucho más laxas. No será tan dura la sensación porque estaremos controlándolo de verdad.

- ¿Teme que haya problemas de salas en próximas ediciones porque algunas hayan cerrado?

- No he tenido oportunidad aún de hablar con la Sade. Este año todo el mundo ha sido solidario y nosotros, también. Podíamos haber negociado precios a la baja con los hoteles, pero no lo hemos hecho porque entendíamos que hubiera sido muy sucio por nuestra parte. Respecto a las salas, me preocupa mucho porque lo que me transmiten es que si para enero o febrero las salas no se revitalizan con películas, en dos o tres años pueden cerrar la mitad de las que hay en Europa. Sería un auténtico drama.