Llegaron para cambiar la televisión, pero la están dejado igual o peor, aunque se vea en el móvil o el ordenador. Entra la risa al ... comprobar qué es lo que más atrae, como público frente a la multipantalla, al grueso de las nuevas generaciones (siempre hay benditas excepciones). No se dista, en absoluto, de la denostada televisión basura, una discutible etiqueta, a veces injusta. La falta de criterio y el gusto decorazonador va un paso más allá al ver las enormes cifras de la quinta Velada del Año, que reunió en Sevilla, en vivo y en directo, a 80.000 víctimas del signo de los tiempos, con picos de más de 8 millones de espectadores. La gala, retransmitida por la plataforma Twitch, con Ibai Llanos a la cabeza, el que fuera la esperanza blanca de los influencers, ahora rendido a los espónsores, consiste en un combate de boxeo de nula calidad donde varias celebrities se dan tortazos, como cuando se pegaban los chulitos de clase en el recreo del colegio. Ahora se graba y se emite.
Publicidad
Recuerdo a mi abuelo Julián, todo un dandy, amante ferviente del boxeo, un deporte incomprendido según explicaba con pasión, desgastar la colección de cintas VHS que guardaba con mimo, protagonizadas por Mohamed Alí y compañía. Las veía una y otra vez, en bucle como los niños ven 'Frozen'. Se conocía todos los movimientos sobre el ring. Le fascinaba un espectáculo convertido, a día de hoy, en un circo absurdo, radiado para el deleite de adolescentes despistados. La supuesta nueva televisión, o cómo vendernos lo de siempre como algo novedoso, no aporta nada especial. La única ventaja es que ahora los gladiadores son cantamañanas que probablemente nos caen mal, que se curan los moratones en la seguridad social española y luego se marchan a tributar a Andorra. Futuro imperfecto.
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión