Thierry Malandain: «Debo abandonar lo que yo creé, me siento huérfano»
El coreógrafo fundo en 1998 el Centro Coreográfico Nacional-Ballet Biarritz
Un profundo sentimiento de orfandad embarga a Thierry Malandain (Petit-Quevilly, 1959) ante la perspectiva de soltar amarras del Centro Coreográfico Nacional-Ballet Biarritz, que ... fundó en 1998. «Estoy cansado de luchar. Emocionalmente, es un shock, y no voy a ocultar mi amargura, pero me estoy recuperando. Además, este otoño perdí a mi madre y no sabía que podía ser tan doloroso. Por un lado, tengo que abandonar lo que yo mismo creé y, por otro, me encuentro huérfano. ¡Menuda transición!», confiesa.
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Martin Harriague fue elegido por unanimidad del jurado en un proceso en el que concurrieron 49 candidatos. «Cuando el Ministerio de Cultura me comunicó que debía marcharme, sugerí que él fuera mi sustituto. Martin Harriague no trabaja en mi línea estética, pero tiene un talento especial y muy personal. Es una rara avis», valora.
Especialmente orgulloso de «lo inmenso y único que hemos construido en 25 años, sobre todo en las relaciones transfronterizas», sobre la futura denominación de la compañía sentencia que «no hay motivo para que mi nombre siga apareciendo. Fue una idea del alcalde de Biarritz porque nos confundían con un grupo de danza tradicional».
Para cerrar el círculo, ha escogido como último espectáculo una reelaboración de la 'Chambre d'amour' (2000), que «fue el primer ballet que hice en Biarritz y no funcionó». De hecho, sólo se ofrecieron nueve funciones. Asegura no saber hacia dónde dirigirá sus pasos en el futuro, aunque permanecerá en la ciudad labortana y «volveré a montar mis ballets allí donde me los pidan, seguiré investigando y escribiendo sobre la historia de la danza y continuaré con mis funciones en la Academia de las Bellas Artes, donde soy 'inmortal'», finaliza.
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