San Telmo revisa la escasa visibilización de las mujeres artistas en su colección
La exposición 'Baginen Bagara' también incluye obras de la Diputación y Kutxa Fundazioa, todas ellas almacenadas en Gordailua
Sábado, 27 de noviembre 2021, 07:42
Inocencia Arangoa pintó 'El entierro de Cristo', obra de la colección del Museo San Telmo, en 1901. Durante mucho tiempo el cuadro se atribuyó ... a uno de sus hermanos. No resultaba algo inusual, todo lo contrario, durante años era práctica habitual atribuir obras femeninas a un pariente masculino.
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El caso de la donostiarra –nació en 1884 en Altza– es muy representativo del papel de las mujeres creadoras y cómo la mayoría de las veces su empeño por profesionalizarse se topó con una sociedad donde que pintasen o tocasen el piano estaba bien visto, siempre que fuera en el hogar. Arangoa fue la primera mujer que intentó presentarse a una beca para la Academia de Roma. En principio se lo prohibieron pero inició una campaña en prensa que le permitió optar a la ayuda. No la consiguió, pero abrió el camino a otras artistas.
LA EXPOSICIÓN
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Título. 'Baginen Bagara. Artistas mujeres. Lógicas de la (in)visibilidad)'.
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Contenido Obras realizadas en su mayoría por artistas mujeres pertenecientes a las colecciones de San Telmo, Diputación Foral y algunas piezas de Kutxa Fundazioa.
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Objetivo Promover una reflexión acerca de las razones por las que muchas de ellas nos resultan desconocidas..
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Fecha Hasta el 13 de marzo de 2022.
'El entierro de Cristo' es uno de los cuadros que componen la exposición 'Baginen Bagara' que ayer se inauguró en San Telmo. Se trata de un proyecto iniciado hace un par de años a partir del interés del museo por investigar y documentar la presencia y consideración del trabajo hecho por mujeres en sus colecciones, una acción que en estos momentos están realizando muchas instituciones artísticas. Desde el inicio vieron la necesidad de ampliar el estudio e incluir las obras conservadas en Gordailua pertenecientes a la Diputación Foral y así profundizar en el conocimiento de cómo se han construido las colecciones públicas del territorio y qué visibilidad han tenido las mujeres. También se han incorporado piezas de Kutxa Fundazioa necesarias para representar el papel que durante años jugaron los concursos, y más concretamente el de pintoras de Gipuzkoa, al hablar del arte creado por mujeres porque era una buena herramienta para conseguir el sustento económico y prestigio requeridos para ser artistas.
Susana Soto explica que «en los últimos años hemos invertido gran parte del presupuesto en obra de mujeres artistas»
Reflejo de la sociedad
Las colecciones de los museos públicos son el reflejo de la sociedad en la que se encuentran, se configuran a base de adquisiciones –en este caso la primera obra de una mujer que se compró fue 'Pequeñas pescadoras de Ondarroa' en 1919 de la polaca Victoria Malinowska–, y de donaciones en las que, lógicamente, impera el gusto de quien se desprende de la pieza. Por esa razón, como explica Susana Soto, directora de la institución donostiarra, «había muchos huecos que hemos intentado cubrir invirtiendo gran parte del presupuesto de los últimos años a comprar obra de artistas mujeres. Nos hemos acercado a sus talleres y hemos creado una relación estable con ellas». Pero además, señala que «este es un primer paso, vamos a seguir trabajando en este camino».
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En enero se estudiarán en el Laboratorio las cajas de Rosa Valverde y se exhibirá una obra cedida por el Prado desde 1901
Haizea Barcenilla y Garazi Ansa son las comisarias del proyecto 'Baginen Bagara'. A través de las obras de medio centenar de mujeres hablan de su educación artística, como el caso de Phillipe Jolyet, de cómo acceden a la profesionalización (las hermanas Feillet), de cómo se ven a sí mismas a través de autorretratos (Rosa Valverde o Marta Cárdenas) o cómo utilizan el cuerpo (Esther Ferrer y Dora Salazar).
A lo largo de la exposición también se crean paralelismos y comparativas con obras realizadas por artistas masculinos con el propósito de tumbar creencias más que asumidas como el hecho de que el hombre entiende mejor la abstracción, mientras la mujer está más capacitada para la copia y la figuración (Mari Puri Herrero y Aurora Bengoechea), o que los colores pasteles son una presencia constante en las paletas femeninas (Irene Laffitte, Luisi Vélez o Menchu Gal).
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La corriente geométrica que imperó en los años 80 está representada, entre otras, por Cristina Iglesias, Inés Medina, Maribi Arrieta o Elena Mendizabal. Una década después, las disciplinas se fueron difuminando como lo atestiguan las obras de Gema Intxausti o Itziar Okariz. También hay un espacio para Arteleku con piezas de Yolanda Forcada, Clara Gangutia o Isabel Baquedano.
A partir de enero la exposición actual crecerá con dos proyectos. En el Laboratorio se presentará una muestra de las cajas de Rosa Valverde y en la iglesia se expondrá el cuadro de grandes dimensiones 'Patio de un parador romano', de Elena Brockman, un depósito del Museo del Prado, que se encuentra en San Telmo desde 1901. Se mostrará al público después de su restauración y antes de que viaje a una exposición del Museo Thyssen-Bornemisza.
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