El sepulcro de los Idiáquez retorna a su lugar privilegiado en la iglesia de San Telmo
El museo coloca frente al altar mayor el monumento funerario de los fundadores del edificio construido en el siglo XVI para albergar un convento dominico
Martes, 18 de febrero 2025, 07:04
Los Idiáquez han recuperado su espacio en San Telmo. El museo donostiarra ha trasladado ante el altar mayor de la iglesia el sepulcro de los ... fundadores del convento de los dominicos, lugar donde ahora tiene su sede la institución artística donostiarra. La reproducción del lecho sepulcral en mármol blanco de Alonso de Idiáquez y Gracia de Olazabal había permanecido en una capilla lateral de la iglesia desde 2010. Con este cambio retornan a su ubicación original.
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Ana Santo Domingo, responsable de Conservación y Restauración de San Telmo, señala que «con el traslado se respeta un privilegio que tenían los fundadores que les permitía que sus restos reposaran en un monumento exento en el centro de lo que es el altar, como se plasma en los planos que datan del siglo XVI».
El convento de los dominicos se construyó entre 1544 y 1562, gracias al mecenazgo de don Alonso de Idiáquez, secretario de Estado de Carlos V. Su hijo Juan de Idiáquez, en honor de sus padres, encargó al artista Taddeo Carlone un monumento funerario de mármol blanco. Como su padre, él también era secretario del rey, en su caso de Felipe II, que en ese momento estaba realizando El Escorial, con el Panteón de Reyes, y en eso se inspiró para engalanar la tumba de sus progenitores.
Colocados en los laterales
La cama sepulcral de los fundadores sufrió importantes daños en el saqueo de 1813; solo se conservaron los bultos yacentes y los dos escudos de armas. Se desconoce en qué momento de la historia alguien decidió partir el túmulo por la mitad, «seguramente porque habían visto que en otras iglesias había sepulcros en los laterales, y desconociendo que era privilegio de los fundadores tener una cámara propia ante el altar». Durante años han estado separados, en las naves de la izquierda y derecha de la iglesia, cerca de la entrada.
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La tumba fue saqueada en 1813. Solo se conservaron los bultos yacentes y dos escudos
En 2010, para recuperar la lectura histórico-artista, se realizó una reproducción fidedigna y reversible del lecho sepulcral original, con nuevos materiales, pero con las mismas dimensiones y características que el original, y se volvieron a colocar los dos bultos yacentes juntos en la iglesia. Así, desde la reforma del museo en 2011, el sepulcro de los Idiáquez ha permanecido en una capilla lateral.
«Era de ley llevarlos al espacio que les correspondía», indica Santo Domingo. Recuerda que el convento de San Telmo se creó con el propósito de albergar la capilla privilegiada de los Idiáquez. En esa época era una señal de prestigio social que una familia contara con su propia capilla funeraria porque «consideraban que al enterrarse en terreno sacro tenían más posibilidades de subir a los cielos, por decirlo de alguna forma. Por eso se creaban conventos para que los clérigos cuidaran los restos funerarios e hicieran misas por su alma».
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Se desconoce en qué momento el sepulcro fue partido en dos y se separaron las figuras
El privilegio de estar en el centro solo correspondía a los patronos. Sus descendientes reposaban en los laterales. Otras prerrogativas eran tener una tribuna privada o ser enterrados en la cripta.
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