Tragedia y ausencia

Pero vayamos al enganche con esta producción teatral, centrada en un encuentro que nunca tuvo lugar entre las dos mujeres. El alemán Friedrich Schiller ya estrenó en 1800 una pieza teatral donde este cara a cara entre las reinas, que eran primas lejanas, también tenía lugar. Esta actual propuesta, escrita por Pepe Cibrián, condensa toda la acción en ello. No hay más personajes, ni afluentes, ni despistes. La hora y poco que dura la representación es un diálogo entre dos mujeres que no pueden evitar encontrarse, aunque sea gracias a la imaginación de Isabel I, responsable de condenar a muerte a su contrincante, a la que sólo ha visto en las pinturas, pero con la que en la realidad mantuvo una relación epistolar.

Hay un aspecto que se dibuja sutilmente y que de haberse trabajado más creo que daría mayor empaque a la función: que María Estuardo sea en ese encuentro un producto de la imaginación (¿remordimiento?) de su prima Isabel. Una fantasía dentro de la irrealidad. Pero pronto se diluye y los fantasmas, siempre inquietantes, también.

Queda una obra que mantiene el tipo teatral en general. Estéticamente atractiva y bien expuesta como para interesarnos por esas dos mujeres que en pleno siglo XVI se disputaron un reino desde la tragedia y la ausencia.