Algunos de los artículos y críticas culturales publicadas por Santiago Aizarna en El Diario Vasco FÉLIX MORQUECHO

«Quería escribir como Santi Aizarna: sin que me importara lo que dijera la gente»

«Sincero», «discreto», «tímido» y «culto». Así describen al escritor fallecido quienes le trataron de cerca a lo largo de los años

Alberto Moyano

San Sebastián

Viernes, 10 de octubre 2025, 18:59

Del testimonio de quienes en distintas épocas conocieron a Santiago Aizarna emerge el retrato poliédrico, pero coherente, de alguien volcado en la literatura, como lector ... y como escritor, tímido, refractario a los actos sociales, crítico riguroso y, por encima de todo, afable. A continuación van algunos trazos sobre la personalidad de Aizarna a partir de quienes le trataron.

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Ramón Etxezarreta Escritor

«Era un buen lector de novelas complicadas»

«En tiempos, para mí fue un contacto en el DV porque le llevaba las cosas que se publicaban en euskera y las solía reseñar», afirma Ramon Etxezarreta que explica una anécdota que «demuestra lo injustos que fuimos con Santi». Y es ésta: «Cuando Pedro Ruiz Balerdi publicó la novela 'Beta', Ramon Saizarbitoria escribió un prólogo que nos pasó a la cuadrilla de la revista literaria Oh! Euzkadi. Y ahí hablaba del debate en torno a qué es la literatura vasca, si en euskera, en castellano... y por primera vez Saizarbitoria metía a Aizarna entre los autores vascos y la cuadrilla se lo suprimimos», rememora Etxezarreta con cierto remordimiento.

Posteriormente, mantuvo un buen trato con Santiago. «Le cogí mucho cariño y él se dejaba tratar también. Como articulista y crítico literario, era un lector inteligente en el sentido de poco dado a los parámetros comerciales. Hacía críticas a veces difíciles de entender por exigentes, pero era buen lector de novelas complicadas. Una vez dije que de mayor quería escribir como Santi Aizarna: sin que me importara lo que dijera la gente. Era fascinante, aunque no tuviera razón en lo que dijera, pero me daba envidia».

Su último contacto con Aizarna se remonta al libro de homenaje a Raúl Guerra Garrido, en el que le pidió un texto que, por supuesto, le envió, no sin antes advertirle:«No sé si le hará mucha gracia a Raúl que yo le escriba un texto. Por lo visto, habían discutido tiempo atrás por alguna tontería, pero envió el texto».

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Ángel García Ronda Escritor

«Tuvo muchos más amigos de lo que se podría pensar»

Algo más joven que Santiago Aizarna, aunque coetáneo suyo es el escritor Ángel García Ronda, quien coincidió en aquellos círculos literarios de San Sebastián y recuerda «lo bien que nos entendimos en torno a lo que más nos importaba: la literatura». A su juicio, Aizarna fue un articulista «enormemente sincero y no tuvo prejuicios a la hora de expresar muy claramente sus ideas». En este sentido, señala que «ha tenido muchos más amigos de lo que se podría pensar porque entre escritores siempre surgen rencillas, pero su sinceridad no pasaba por herir ni dañar personalmente. Si criticaba, era apenas con un gesto de duda». En opinión de García Ronda, Aizarna «ha sido crecientemente marginado porque nunca maniobró por estar al lado de alguien importante, de alguna idea o de algún partido». Sí recuerda las polémicas en las que participó, pero «nunca en el terreno personal. Me parece un ejemplo de individuo».

Luisa Etxenike Escritora

«Abordaba los temas con una mezcla de seriedad e ironía»

La autora de 'Llevar en la piel' o 'Cruzar el agua' asegura que identifica a Santiago Aizarna «con los inicios de mi carrera literaria porque, como a tantos otros autores, le conocí en la Primitiva Casa Baroja. Me ha acompañado desde los comienzos». A lo largo de los años, Etxenike destaca «su personalidad, su discreción y su amabilidad, y al mismo tiempo, la profundidad con la que abordaba sus textos. Era una persona entrañable y admirable». En cuanto a su faceta como escritor y columnista, «era sutil y con esto quiero decir que abordaba los asuntos con una mezcla de seriedad e ironía, que presidía su visión del mundo. Quizás por añadir otro punto, recuerdo que uno de sus libros que editó la Primitiva Casa Baroja fue 'Crímenes truculentos del País Vasco', que leí porque me pareció un libro muy particular». Yconcluye:«Era un hombre más que complejo, completo por todas sus facetas, un hombre que observaba».

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Estrella Inchausti Periodista

«No le gustaban los halagos ni participar en actos sociales»

Quien fuera durante años responsable de la Sección de Cultura de DV conoció por razones obvias a Santiago Aizarna en su día a día. «Nunca le vi enfadado ni malencarado con nadie. Siempre tenía una actitud de acercamiento al prójimo aunque a la vez, era tímido. No le gustaban los halagos ni participar en actos sociales. Su disposición a ayudar a los compañeros era permanente», evoca Estrella Inchausti. «Tenía una cultura tan amplia que no necesitaba exhibirla. Nunca alardeaba de su erudición, pero para todos los que estábamos a su alrededor era un maestro, también por su forma tan particular de escribir. Siempre te enseñaba visiones nuevas de asuntos que pasaban inadvertidos por su cotidianeidad».

Álvaro Bermejo Escritor

«Era el gran hombre-libro de 'Farenheit 451' de Donostia»

Álvaro Bermejo conoció a Santiago Aizarna en el autobús a Lasarte en el que a diario coincidían hace ya mucho tiempo y en el que nunca cruzaron palabra porque «aunque sabía quién era y le leía, me parecía un señor muy mayor y no me atrevía a abordarle». Posteriormente, se conocieron y mantuvieron «una amistad relativamente frecuente. Fue un crítico bastante generoso de casi todos mis libros. Es como esos hombres-libro de la novela de Ray Bradbury 'Fahrenheit 451', con una memoria prodigiosa y un criterio formidable, muy afilado por ese ojo insomne de lector. Se lo había leído todo, pero lo que más recuerdo era su perfil 'barojiano'. Había conocido a Baroja y siempre hablaba de él. El propio Aizarna era como uno de los personajes del escritor donostiarra. Era el gran hombre-libro de Donostia».

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José Luis Rebordinos Director del Zinemaldia

«En sus críticas hablaba de las películas y no de sí mismo»

«Para mí, Santiago Aizarna está unido a mis inicios en el Patronato de Cultura de San Sebastián. Conmigo siempre fue un tipo increíblemente amable», señala José Luis Rebordinos, quien destaca además de su época de crítico de cine el hecho de que «entendía muy bien lo que era una crítica de estreno, es decir, buscaba lo positivo de las películas y al público que encajaba en cada una de ellas. Era un hombre que en sus críticas hablaba de las películas y no de sí mismo, que es algo que se hace mucho hoy en día. Las suyas eran unas críticas de viernes, de estreno, pensando en el tipo de público al que le podía gustar, algo que luego hizo mucho Ricardo Aldarondo, que distinguía entre una crítica de periódico y una para la prensa especializada».En lo que respecta al trato personal, asegura que «fue siempre amabilísimo. Tuve bastante trato con él, pero con cierta distancia. Era una persona elegante y educada. Era de aquellos periodistas que tenían mucho oficio y que lo defendía bien, más allá de que te gustaran o no sus opiniones».

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