Serrat en los años 70, cuando escribió 'Edurne', y portada del disco. ¡Cántala hoy, 'noi'!
La agenda portátil

Por qué queremos tanto a Serrat

El músico se despide este fin de semana de su 'familia' guipuzcoana. Aquí compuso 'Edurne', compuso parte de 'Mediterráneo' y tiene tantos amigos

Mitxel Ezquiaga

San Sebastián

Sábado, 8 de octubre 2022, 07:32

Me recuerdo en casa, haciendo los deberes del cole, con mi madre planchando al lado y la música de Serrat en el tocadiscos. Puede ... que fuera 'Mediterráneo', o sus canciones con los poemas de Machado. Lleva casi sesenta años de carrera y es uno de los músicos que más se ha entremezclado con nuestras vidas. Cuando se hizo una gran encuesta sobre «la gran canción» del siglo XX en castellano salió elegida precisamente 'Mediterráneo'.

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Serrat viene este fin de semana a Donostia en su gira de despedida de los escenarios. Las entradas para hoy y mañana en el Kursaal se agotaron hace meses, y eso que no es barato: arrasó a 80 euros la butaca antes de que Lou Reed o Patti Smith actuaran en el auditorio con los mismos precios. Soy uno de aquellos primeros compradores, e iremos hoy en familia porque la pasión serratiana también se la he contagiado a mis hijos. La última vez le vimos con Joaquín Sabina en Madrid en la «noche buena», 24 horas antes de la caída de Sabina al foso.

Es una larga gira que cada finde le lleva a plaza distinta. En cada sitio resulta especial: en Pamplona sus amigos de Viana le llevaron un cabezudo dedicado, por ejemplo. En San Sebastián también será aún más especial, o eso queremos pensar: sus lazos son fuertes.

En 1958, cuando estudiaba en la universidad laboral de Tarragona, pasó un verano de prácticas en la empresa Sacem de Villabona, y de ahí surgiría en 1970 su canción 'Edurne', inspirada en una chica de Tolosaldea, con fragmentos en euskera. (¡Canta hoy Edurne, Joan!). Serrat ha recordado más de una vez aquellas tardes estivales en que se iba con la bici hasta Tolosa, o subía hasta Zizurkil. «No mejoré en el manejo de la fresadora y el torno, pero aprendí a pescar truchas con tenedor y a jugar a pelota con cesta, y otras cosas que me dejaron el amor por esta tierra».

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Luego hemos sabido más cosas. Hace un par de años, cuando se celebró el medio siglo de 'Mediterráneo', se recordó que lo compuso entre agosto y noviembre de 1970 básicamente en Calella de Palafrugell, el pueblo de la Costa Brava, pero también en un par de sitios más: Mallorca y Hondarribia. El «noi» vino al Bidasoa para hablar con Miguel Mihura, otro genio del teatro y del humor que vivió sus últimos años en Hondarribia y está enterrado en Polloe. Serrat tenía la loca idea de hacer un musical basado en 'Tres sombreros de copa', uno de los grandes títulos de Mihura, y vino a plantearlo al propio autor. El proyecto no salió adelante, pero Serrat se bañó esos días en el Cantábrico y compuso aquí algunos de los acordes de «Mediterráneo».

En Donostia tuvo y tiene grandes amigos, como el desaparecido Mikel Ibarrondo o Pedro Subijana, y ha cantado con el Orfeón Donostiarra o con la Euskadiko Orkestra, más sus múltiples conciertos y escapadas gastronómicas. Hoy le aplaudiremos como cronista de musical de una generación, tipo cercano, poeta disfrutón.

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Ongi etorri, Serrat. Eta disfrutau!

EN VOZ BAJA

Jesús Quintero, el loco de nuestra colina

Sigamos con vivencias personales. Me duermo con el transistor como sonajero desde mis años adolescentes. Y entre los mejores recuerdos figura la deslumbrante aparición de El Loco de la Colina en una radio nocturna tomada solo por josemariagarcías. Aquellos monólogos, aquellas músicas, aquellas entrevistas en voz baja, y no solo a artistas. Perdura en la memoria un diálogo con Román Sudupe, en plena crisis del PNV, a mediados de los 80: Jesús Quintero preguntaba y Sudupe susurraba contagiado por la intimidad nocturna. Luego Quintero hizo tele, siempre también sorprendente. Le entrevisté una vez en la terraza del Guria en un Festival de Cine: me habían dicho que sin guionistas era un tipo normal, pero en una hora hiló frases y titulares en la mejor línea del 'loco'. Y envuelto en su pañuelo, por supuesto.

El pasado verano paseamos un día por Santoña y desde las alturas divisamos con detalle el penal de El Dueso. Siempre lo asociaremos a la entrevista de Quintero con Rafi Escobedo y el triste final del reo.

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Dicen que al final estaba arruinado y solo, lo que aún acrecentó más su leyenda. Mi amigo Jon Trueba me regaló hace unos años 'Purgatorio', un libro delicioso del poeta Javier Salvago, alter ego de Quintero durante décadas como guionista: es un relato del Loco con luces y sombras que aún levanta más interés.

mezquiaga@diariovasco.com

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