El Peine da otro paso en la larga carrera para llegar a ser Patrimonio de la Humanidad

Será una larga carrera, pero este jueves se dio un paso más. El Gobierno Vasco ha aprobado ya de forma definitiva «la inclusión en el Registro de Bienes Calificados del conjunto de la Plaza y las Esculturas del Peine del Viento de San Sebastián, con su entorno natural, con lo que queda reconocido como bien cultural calificado con la categoría de Conjunto Monumental».

Esta decisión supone ascender otro peldaño en la complicada tramitación necesaria para llegar a ser declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad. Es el gobierno central quien debe realizar la propuesta ante el organismo internacional, y solo se puede plantear una por año, por lo que la lista de espera es larga. No obstante, desde el Ayuntamiento de San Sebastián se quiere luchar a fondo en los despachos y en la opinión pública. El próximo paso es formar un 'grupo motor' que respalde la candidatura de la obra de Eduardo Chillida y Luis Peña Ganchegui.

La aprobación del Gobierno Vasco completa la propuesta presentada el pasado mes de febrero por el consejero de Cultura, Bingen Zupiria, y el alcalde de San Sebastián, Eneko Goia, para la protección de este conjunto. Una vez resueltas las alegaciones, el espacio ha obtenido la máxima calificación como bien cultural calificado. Esta calificación obliga al Ayuntamiento de San Sebastián a tomar medidas de protección del entorno, en línea con las que ha ido anunciando en los últimos meses.

El consejero de Cultura, Bingen Zupiria, subrayó la importancia de este reconocimiento, sobre todo al recordar que se trata de un espacio con tan solo 42 años de historia. «Esta obra reúne características únicas en Euskadi y a nivel internacional. Es un símbolo de Donostia y de la Comunidad Autónoma Vasca», destacó.

En el mismo sentido el concejal de San Sebastián, Jon Insausti, consideró relevante «este paso más para conseguir el objetivo de la ciudad y del Ayuntamiento para que el Peine del Viento sea declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco». Insausti resaló que «no hablamos solo de las esculturas diseñadas por Eduardo Chillida, hablamos también del entorno arquitectónico de Peña Ganchegui y del entorno natural, tal y como recoge la declaración del conjunto monumental, con las formas que dibuja el mar y la propia ladera de Igeldo».

Según destaca el propio concejal «el próximo paso será crear un grupo motor que avale esta candidatura, para que finalmente sea el gobierno del Estado quien proponga este conjunto como Patrimonio de la Humanidad ante la Unesco».

La decisión del Gobierno Vasco refuerza la garantía para la buena conservación del entorno, más en un momento en que el Ayuntamiento, de la mano de los sucesores de Chillida y de Peña Ganchegui, tramita la intervención urbanística que reparará la zona tras los daños sufridos por los temporales y el paso del tiempo.

Mientras se acomete esa intervención, cuyo mayor mérito será «que apenas se note», según sus promotores, continúan los pasos para la declaración por la Unesco, operación en la que también trabajan conjuntamente el Gobierno Vasco, el Ayuntamiento de Donostia y las familias de Eduardo Chillida y Luis Peña Ganchegui. Solo cinco enclaves del País Vasco, y medio centenar en España, gozan ya de esa calificación. Cada país solo puede presentar a la Unesco un candidato al año, que en el caso de España es elegido por el Consejo de Patrimonio Histórico español, según explican fuentes municipales. Ya están seleccionados los de los próximos años: en 2020, el madrileño Paseo del Prado; en 2021, la Ribeira Sacra gallega; en 2022, el paisaje del olivar andaluz, y en 2023, la cultura talayótica de Baleares. Para años posteriores hay ya una lista de 25 elementos, entre los que hay dos del País Vasco: Salinas de Añana y el paisaje del vino alavés.

Los expertos que asesoran al Ayuntamiento donostiarra advierten también de más obstáculos que esperan a la candidatura del Peine. Italia, China y España son los tres países con más lugares marcados como Patrimonio de la Humanidad, de modo que la Unesco tiende a primar otros países en el reparto de sus 35 designaciones anuales. A favor del Peine sí juega un factor: el primer criterio que la Unesco tiene en cuenta en la declaración es que se trate de «una obra maestra del genio creativo humano».

La reapertura este año de Chillida Leku, de la mano de la firma suiza Hauser & Wirth, con máxima influencia en los circuitos internacionales, así como la próxima rehabilitación del Peine, son elementos a favor, a los que se sumará también la formación de un «grupo motor» con ciudadanos y líderes de opinión que respalde la candidatura.

El último punto de la geografía vasca que resultó declarado Patrimonio de la Humanidad fue el Puente Bizkaia y puente colgante de Portugalete, en 2006. Este puente que une sobre el Nervión Portugalete y el barrio getxotarra de Las Arenas es el puente transbordador más antiguo del mundo. También fue declarada Patrimonio Universal la reserva de Urdaibai.

En ese ranking aún resultó más curioso el caso de las cuevas vascas reconocidas por la Unesco. En primera instancia, el ente internacional reconoció en 1985 solo a las cuevas de Altamira como Patrimonio Mundial, pero 23 años después optó por ampliar la designación a otras cuevas del Cantábrico. Fue ahí donde entraron las cuevas de la CAV - Altxerri y Ekain en Gipuzkoa y Santimamiñe en Bizkaia-, más otras en Asturias.