Coleccionistas y obrasMaría Corral, Juan Entrecanales, Miguel Zugaza y Javier Barón. Arriba, 'La ría de Bilbao', de Regoyos. A la derecha, 'Paisaje de Bretaña', de Beruete.

El paisaje, género moderno según Beruete y Regoyos

Exposición. El Bellas Artes reúne fondos de las colecciones Corral y Entrecanales sobre los dos pintores

Miércoles, 11 de marzo 2020, 07:34

La casa de Santiago Corral (Santander, 1907-Madrid, 1989) debía de ser muy grande porque tenía en ella 980 obras de arte. Algunas, situadas en sitios poco corrientes, como las puertas correderas, para no perder ni un resquicio de espacio. Lo contaba ayer su hija María Corral, comisaria y exdirectora de ARCO, en el Bellas Artes de Bilbao, presentando la exposición que reúne unas 80 obras procedentes de la colección de su padre y de José Entrecanales (Bilbao, 1899- Madrid, 1990). Y añadía que no sólo coleccionaba, sino que también comentaba con sus hijos los cuadros, al detalle y con pasión.

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Además de coleccionistas, Corral y Entrecanales fueron ingenieros de caminos que se dedicaron a la modernización de las infraestructuras españolas. Resolvieron unir su vida profesional y su afición comprando obras que tuviesen relación con el cambio del arte hacia su modernidad y que, en la medida de lo posible, representaran la obra pública entre finales del siglo XIX y principios del XX: los puentes y vías que pusieron al día el país y transformaron un parte de su paisaje.

Partiendo de estos dos elementos, la ecuación se resolvía con dos nombres: Aureliano Beruete y Darío de Regoyos. En contacto directo con los artistas europeos, proyectaron en el paisaje una nueva forma de ver el arte, a través de la percepción subjetiva de la luz, su incidencia en el color y en los sentidos tanto de los artistas como de los espectadores de las obras.

La muestra vincula el paisajismo a la reflexión sobre la modernización del arte español en el tránsito del siglo XIX al XX

Además, en el caso de Regoyos, recogió los planteamientos sociales de la Generación del 98 y contrapuso, a veces en el mismo cuadro, el país anclado en las tradiciones más tenebrosas y los trenes que entonces simbolizaban el progreso. Uno de los lienzos de la exposición, 'El viaducto de Ormáiztegui' (1896), ilustra este camino hacia el futuro con una construcción en hierro que se adelantó en dos décadas a la inauguración de la Torre Eiffel en 1889 utilizando una similar tecnología constructiva.

La muestra está comisariada por Javier Barón, jefe de Pintura del siglo XIX en el Prado y autor del texto principal del catálogo. A las obras de Beruete y Regoyos añade las de Agustín Riancho, Francisco Gimeno, Santiago Rusiñol y Joaquín Sorolla, que asimismo practicaron el paisajismo en la misma época.

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La ría amarilla

El director del museo, Miguel Zugaza, recordó la influencia de los paisajes de Velázquez en Beruete y de los posimpresionistas como Paul Signac y Camille Pissarro en el caso de Regoyos. Si el primero se fijó en el paisaje castellano, el segundo expandió su mirada por el País Vasco. El Puente Colgante aparece dos veces. Era el ejemplo de una novedosa construcción que conectaba Portugalete con Las Arenas, localidad en la que aún había huertas adyacentes a la calle Mayor.

De él también se expone la obra 'La ría de Bilbao', donada por la familia Entrecanales –ayer representada por Juan Entrecanales, presidente de honor de Acciona–, y un espectacular lienzo de 1898 titulado 'La ría del Nervión'. Recrea un atardecer visto desde un alto de la Margen Izquierda, con los Altos Hornos al pie del cuadro, activos a esas horas con trenes entrando y saliendo, la ría amarilla por el reflejo del sol ya en trance de apagarse y al fondo la ciudad de Bilbao adormecida.

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Javier Barón destacó el papel de Beruete como fundador de la Institución Libre de Enseñanza, cuya pedagogía daba mucha importancia al contacto directo con la naturaleza y, en consecuencia, a las excursiones de los alumnos.

El pintor castellano representó los campos y montañas de Toledo y Madrid, y también de Francia y Alemania, con una pincelada más larga que la de un Regoyos puntillista en algunos momentos de la muestra. El paisaje mediterráneo de Sorolla, Gimeno y Rusiñol, y el cántabro de Riancho completan una exposición que subraya el papel, no siempre reconocido, que tuvo el paisaje en la modernidad experimental del arte.

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