La obra de las mujeres y los extranjeros de París llegan al Guggenheim

Si se unen las dos condiciones, la de género y la de procedencia, enseguida salen los nombres de la española (santanderina) María Blanchard y la rusa Natalia Goncharova. Y hay más, como se puede ver en la exposición que hoy se abre al público en el Guggenheim, patrocinada por la Fundación BBVA, con el título 'Del fauvismo al surrealismo: obras maestras del Musée d'Arte Moderne de Paris'.

Cómo no, en la muestra hay cuadros de Léger, Delauney y Matisse. Pero Fabrice Hergott, que la ha comisariado junto a Hélène Leroy, de la pinacoteca parisina, y Geaninne Gutiérrez-Guimaraes, del Guggenheim, recordó que las lecturas de la historia del arte deben renovarse según el paso de épocas y generaciones. Y puso otra vez de ejemplo a Blanchard. «Utilizó colores ácidos, a veces desagradables. Hay de algo de brutalidad en su obra que desde nuestra sensibilidad actual tildaríamos de punki».

Además del historiador del arte, estuvieron en la presentación el director general del Guggenheim, Juan Ignacio Vidarte; el embajador francés en España, Jean-Michel Casa; y la directora de comunicación y relaciones institucionales de la Fundación BBVA, Silvia Churruca, representado a una entidad que ha estado en los casi 25 años de vida del museo.

La exposición se compone de 70 obras del museo parisino, que se nutre principalmente de colecciones privadas, en especial la del médico Maurice Girardin, galerista y marchante en París durante los años veinte del pasado siglo, que en 1953 donó al espacio artístico lo que hoy es el núcleo de sus fondos. Es un dato importante, puesto que su posición de galerista le permitió atesorar las obras del momento y también porque se trata de la colección de una persona, con su gusto y sus oportunidades coyunturales, no de un museo nacional, como Hergott se encargó de matizar.

La muestra está organizada en tres apartados, se inicia con el fauvismo y el cubismo, «escandalosamente modernos», como reza el título del texto en la pared del Guggenheim. Derain, Delauney, De Vlaminck y Louis Valtat entran en el capítulo de los 'fauves', de los salvajes, según les definió el crítico Louis Vauxcelles por el uso que hicieron de los colores, muy vivos y con capacidad para estructurar las formas del cuadro.

También fueron escandalosos los cubistas por su ruptura de la perspectiva que regía desde el Renacimiento y su descomposición de una misma figura en diferentes planos. Cuelgan de las paredes del Guggenheim los lienzos de Braque, Gleizes, Goncharova, Gris, Léger, Lhote, Metzinger y Picasso.

En la sala intermedia se aborda el encuentro de artistas de países diferentes y figurativos que se juntaron en los cafés, talleres, cabarés, salas de baile y cabarés de Montmartre, Montaparnasse y, después de la Segunda Guerra Mundial, Saint-German-des-Prés. En ese espacio están las obras de Marc Chagall de Rusia, Amedeo Modigliani de Italia, Blanchard de España o Fujita de Japón. La tercera sala incluye las piezas de los surrealistas, como Man Ray, Fracis Picabia y Max Ernst.