La noche del pintxo, el cierre del Zuberoa, el agur de Iñaki Gabilondo

Lunes noche. Gran Gala del Pintxo en el museo de San Telmo, con entrega de reconocimientos a los bares donostiarras que mantienen la mejor tradición del pintxo «comme il faut» y homenaje a los viejos bareros. Pero esto del Instituto del Pintxo es sobre todo un punto de encuentro de lo mejor del sector, los bares-de-toda-la-vida (emotivo el homenaje a los veteranos) o quienes han heredado la mejor forma de hacer. Hay una corriente que critica con razón los modos de una hostelería tosca que busca el euro rápido, pero sigue existiendo en Donostia una hostelería profesional que nos hace felices. También en la Parte Vieja.

Martes. En los medios gastronómicos muchos sabíamos que Zuberoa preparaba el cierre para el 30 de diciembre, pero al fin lo confirmamos y lo publicamos en DV. Vaya terremoto. Desde ese momento los teléfonos del restaurante y de los hermanos Arbelaitz no dejan de sonar. «Ya lo siento, Hilario», me disculpo. «Tenía que pasar», me responde. Es el 'templo' de la alta cocina que mejor conecta con el público; Hilario, uno de los cocineros más respetados dentro y fuera de las cocinas. El equipo de Zuberoa se ha ganado el descanso, aunque nos pese a quienes creemos que es uno de nuestros 'consulados' del paraíso.

Miércoles. La Real de Imanol sigue ganando. Hay algo en el entrenador que me recuerda a Hilario Arbelaitz: los dos discretos, excelentes en lo suyo, caen bien a todo el mundo. Impresiona el caso del seguidor fallecido en la grada, ese hombre de 74 años, fiel desde Atotxa; vas a Anoeta a disfrutar y de pronto un infarto siega tu vida. Todos somos su amigo, ese que mientras los sanitarios trataban de salvarlo le animaba gritando «Ramon, Ramon».

Jueves. Iñaki Gabilondo cumplió el miércoles 80 años. Estos meses muchas gentes que admiro celebran los 80: Juan Mari Arzak, Ricardo Ugarte, Benito Lertxundi, Iñaki. Sigue siendo un faro de lucidez en un mundo oscuro. Anuncia el que será su último programa: en Movistar, el 3 de noviembre, con un montón de voces para responder «qué diablos es España». Dicen que es lo último que hará en televisión. Qué pena. Otro que que se ha ganado el descanso.

Viernes. Termino de leer 'La llama de Focea', la nueva entrega de Lorenzo Silva con sus guardias civiles Bevilacqua y Chamorro. Transcurre entre la Cataluña del procés, el Camino de Santiago en Sarria y hasta Roncesvalles. Soy fiel lector de la serie desde su inicio. Cada vez tiene un tono más crepuscular, pero igual de interesante. No recomiendo este título a quien no ha leído otras historias de los beneméritos, pero sí para sus habituales. La empecé con pereza y la terminé enganchado. No es mal elogio.

Sábado. Empiezo con lo nuevo de Ander Izagirre, 'Viaje al país de Elkano', su vuelta al mundo sin salir de Euskadi. Siempre es un placer leer a Ander... y charlar con él. El martes, a las 19.00, viene al Aula DV en el Aquarium, para hablar de ese libro y de lo que se tercie. Están ustedes invitados: la entrada es libre. Ojalá estas dos líneas en la intimidad de una página sabatina convoquen tanto como los anuncios.

mezquiaga@diariovasco.com