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La nao San Juan, en el punto del astillero en el que tendrá lugar la botadura. F. de la Hera

Una botadura con aroma del siglo XVI

Las instituciones califican el lanzamiento al mar de la nao San Juan el 7 de noviembre como «un hito marítimo de ámbito internacional»

Jueves, 16 de octubre 2025

La fecha de la botadura de la réplica científica de la nao San Juan, el ballenero vasco del siglo XVI, ya se había adelantado. Será ... en la tarde del 7 de noviembre y pondrá fin a una primera fase que comenzó en 2014. Pero ayer las instituciones implicadas en el complejo proceso de construcción de la embarcación, que se extiende ya más de una década, quisieron acercarse al astillero de Albaola para dar mayor relumbre al «hito marítimo internacional» y destacar que, al margen del proceso material de la reproducción, se trata de «un proyecto colectivo, colaborativo, de la sociedad civil, hecho desde la pasión y que ha creado un universo amplio, participativo e innovador». Así describe la «apasionante aventura» el 'alma mater' de la idea, Xabier Agote, presidente de Albaola y firme defensor de los oficios tradicionales.

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El programa de la botadura no será muy amplio. La embarcación tocará mar hacia las 17.30 horas. A las 16.00 se presentará a las instituciones entre las que estarán el Gobierno Vasco, la Diputación Foral de Gipuzkoa y el Ayuntamiento de Pasaia, así como representantes de distintos ministerios de los ejecutivos español y canadiense –el pecio del San Juan fue localizado en 1978 en Red Bay (Labrador, Canadá)–, y también de la Unesco. Agote recomienda «a todos aquellos que han seguido desde el principio la construcción, que vengan con un poco de tiempo para ver la maniobra».

Al tratarse de un puerto relativamente estrecho, la botadura tiene sus especificidades y las medidas logísticas las marcará la Autoridad Portuaria, que con un remolque la llevará al interior de la bocana.

Una vez en el agua comienza otro complejo proceso. Se cierra la fase en tierra y se da paso a la construcción en el mar, que se realizará íntegramente en la bahía de Pasaia. Se colocarán los tres mástiles –el palo mayor tendrá una altura de 30 metros y se hará en dos piezas procedentes de dos abetos–, y se procederá al equipamiento integral del barco con dos juegos de velas de 600 metros cuadrados cada una –la vela mayor tendrá un peso de 1.500 kilos en seco–, 4 kilómetros de cabos, anclas forjadas, chalupas balleneras, y artes de pesca como arpones calderos de cobre, barricas con los comestibles y la sidra, así como otros pertrechos, replicados con materiales y métodos de época.

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Sin papel higiénico

Desde el comienzo se ha dejado claro que el viaje transoceánico se realizará con las mismas técnicas del siglo XVI y la vida a bordo será similar a la de entonces. Ayer, Agote hablaba de su particular sistema de preselección de voluntarios, que serán la mayoría de la tripulación junto a algunos profesionales: «Habrá dos agujeros –en la zona de proa– para que cada uno haga sus necesidades. En aquella época no había papel higiénico y se limpiaban con cabos viejos de cuerda. Cuando alguien me insinúa que quiere venir de voluntario, le cuento el método y con su reacción ya me hago una idea de cómo podría adaptarse».

Una vez concluido todo el proceso de preparación de la embarcación, y antes de partir en expedición cultural hacia Canadá en algún momento de 2027, la réplica de la nao San Juan será un barco-museo visitable.

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Los representantes de las instituciones que ayer acudieron a Albaola coincidieron en mostrar su satisfacción por el momento en el que se encuentra el proyecto. La diputada general de Gipuzkoa, Eider Mendoza, calificó el acto del 7 de noviembre como «un acontecimiento internacional» desde el punto de vista cultural y del patrimonio». Destacó tres de los valores de este proyecto: la colaboración, la innovación –«nos recuerda que somos un pueblo emprendedor»–, y el trabajo porque se trata de una labor en equipo, que pone en valor «el conocimiento científico, el compromiso y el valor de los oficios tradicionales». 

«No es casualidad»

Eider Mendoza también resaltó que no es una casualidad que en cuestión de días se inaugure en Donostia uno de los ordenadores cuánticos más potentes del mundo y se bote el casco de una embarcación realizada con los métodos tradicionales que «ya empleábamos hace siglos».

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Teo Alberro, alcalde de Pasaia, señaló que «la botadura no es solo la reconstrucción de un barco histórico, sino la expresión del esfuerzo colectivo de una comunidad. Mediante esta iniciativa, Pasaia demuestra una vez más que un pueblo pequeño, desde sus raíces y la fuerza de su gente, puede proyectarse al mundo».

Por su parte, la vicelehendakari primera y consejera de Cultura y Política Lingüística, Ibone Bengoetxea, subrayó que «la botadura será mucho más que un acontecimiento simbólico: es el reflejo de un pueblo que sabe unir tradición y modernidad, raíces y futuro. Albaola es la demostración de que cuidar el patrimonio no es mirar hacia atrás con nostalgia, sino avanzar con raíces firmes hacia el futuro. Nos enseña que la identidad vasca no es algo cerrado, sino abierto al mundo».

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