Diego Martin-Etxebarria
El maestro bilbaíno dirige este sábado en el Kursaal una producción totalmente vasca de la ópera 'Amaya' del compositor alavés en versión concierto
Será la segunda vez en pocos meses que Diego Martin-Etxebarria se ponga al frente de la Euskadiko Orkestra, a la que dirigió en la ... clausura de Musikaste. Esta vez debuta en la Quincena al frente de la ópera vasca 'Amaya', que reúne este sábado en el escenario del Kursaal a varios solistas y al coro Easo, en uno de los platos fuertes de la Quincena Musical.
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– ¿Cómo se siente al dirigir 'Amaya' de Guridi?
– Con muchísima ilusión por todas las circunstancias que rodean a esta producción: mi debut en Quincena, repetir con la Euskadiko Orkestra, un reparto íntegramente euskaldun y con amigos. Siempre siento cierta penita por lo mal que vendemos nuestro producto. 'Amaya' es una maravilla y no la conoce prácticamente nadie. De hecho, Guridi es muy poco conocido más allá de Euskadi y tiene un corpus de obras espectacular con calidad más que de sobra para ser interpretado a nivel internacional. Siempre he pensado que Italia y Alemania han hecho un marketing fantástico promocionando su música, pero a nosotros nos cuesta muchísimo dar a lo nuestro el lugar que se merece.
– ¿Qué destacaría de la ópera?
– Me fascina la capacidad que tiene Guridi de utilizar motivos musicales populares vascos y desarrollarlos de una manera tan elaborada. Hay pasajes que uno cree estar escuchando Wagner. Una armonía expandida enraizada en el folclore, un contrapunto que da mucha riqueza al sencillo material original y un gran conocimiento de las voces para crear una obra coral en la que todos tienen momentos de lucimiento.
– ¿Cómo funciona en versión concierto?
– La música y el texto por sí solos explican la historia de manera formidable y el hecho de que no haya elementos escénicos no implica que no haya interacción entre los cantantes. Ausencia de escenografía no significa ausencia de teatro. Los cantantes llevan la actuación en las venas y siempre contribuyen a explicar la historia, tanto si hay un director de escena como si no.
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«Ausencia de escenografía no significa que haya ausencia de teatro: los cantantes llevan la actuación en las venas»
– ¿Influye que la interpretación se centre solo en la música?
– A pesar de que las óperas en versión concierto funcionan estupendamente, no se puede negar que su representación original con escenario y foso es lo más deseable. Estar todos en el escenario dificulta a veces cuestiones de balance, pero ahorra sustos. Según sea la propuesta escénica uno puede pasar mucho estrés en el foso. En cambio, la versión de concierto permite un contacto más estable con los cantantes.
– ¿Ópera en versión concierto repercute en el modo de dirigir?
– La versión de concierto tiene la dificultad de que los cantantes suelen estar un poco por detrás del director y eso obliga a girarse hacia un lado u otro para mantener el contacto. Aparte de eso, lo importante es controlar siempre la dinámica de la orquesta para no tapar a los cantantes.
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– Acaba de liderar la gira de la Euskal Herriko Gazte Orkestra, ha dirigido a la orquesta de los conservatorios y ahora vuelve a liderar a la Euskadiko Orkestra. ¿Cómo ve la evolución educativa en las orquestas vascas?
– Cada vez que dirijo un encuentro de una orquesta joven me hace ser consciente de todos los cambios que ha habido desde que yo era estudiante. Hace ya 24 años que me fui de Euskadi y la evolución ha sido espectacular. Hoy en día la mayoría de centros superiores, como Musikene, han adoptado un formato de trabajo en orquesta que opino que es el más acertado. Han proliferado las orquestas jóvenes, tanto dentro como fuera de Euskal Herria y, lo mejor de todo, tenemos instrumentistas para llenarlas. La gran lástima es que el mundo profesional no es lo suficientemente grande para absorber los excelentes músicos que formamos.
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«Vengo encantado: el corazón del artista es muy blandito y que te valoren en casa siempre resulta muy emocionante»
–¿Qué opinión le merece la Euskadiko Orkestra?
– Estuve en mayo con ellos en Musikaste y fue un feliz reencuentro. Hacía diez años que no la dirigía y lo echaba mucho de menos. Me he encontrado caras nuevas, un grupo con un nivel excelente, ganas de trabajar y, lo más importante, buen ambiente.
– En este momento no cuenta con titular. En caso de que se lo propusieran, ¿aceptaría?
– Todos soñamos con dirigir orquestas emblemáticas, pero con el paso de los años me he dado cuenta de que aspiro a tener una larga carrera. De las cosas que me hacen más feliz es cuando me llaman de casa para dirigir. El corazón del artista es muy blandito y que te valoren en casa es muy emocionante. Y sí, dentro de esos sueños míticos entraría estar al frente de la Euskadiko Orkestra.
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