El sector musical vasco se asoma a la debacle

La promotora donostiarra Getin observa un panorama devastador: «La situación del sector del directo en todas sus disciplinas es crítica en este momento. Con un parón del 100% en su actividad y con una previsión de reactivación incierta en tiempo y en viabilidad, es posible que muchas empresas tengan que cerrar y que muchos músicos tengan que abandonar su actividad».

Desde la premisa de que la «prioridad absoluta es la salud de las personas», la promotora aboga por identificar medidas de seguridad concretas y viables que hagan posible la reactivación de los espectáculos en vivo, adecuándonos a las nuevas formas de relacionarnos».

Cuando 80 representantes del sector lanzaron esta semana la propuesta para que los ayuntamientos no cancelen el verano cultural, «no nos referimos –precisan fuentes de Getin– a que se mantenga la actividad festiva que venimos viviendo cada año, sino que no se paralice en seco la actividad».

Sin embargo, la asunción por las instituciones de la propuesta de Eudel para que el aforo máximo sea de 250 espectadores sentados supone un baldón insuperable: «La propuesta de Eudel hace imposible la realización de cualquier tipo de evento. No entendemos que las mesas de trabajo coordinadas entre Eudel, diputaciones y Gobierno Vasco difieran en propuestas de aforos. Desde Gobierno Vasco se está trabajando en una posibilidad de aforos de 400 personas, manteniendo las distancias de seguridad, desinfección y aireación necesarias, siempre poniendo en primer lugar la salud y la seguridad de las personas», advierten.

Por eso, plantean que se articulen medidas que ya se están aplicando en otros ámbitos, «como la posibilidad de reducir la distancia entre miembros de la misma unidad familiar para acudir a conciertos, ya que podemos cumplir con medidas especiales como desinfección del espacio, uso de mascarillas, control del flujo de personas, etc».

Getin advierte que es «imprescindible que el sector esté más unido que nunca. Las instituciones y el sector privado tienen que trabajar en medidas a corto y medio plazo que piensen a futuro, y transmitir a la sociedad que el ocio con responsabilidad no debe ser estigmatizado, como se ha demostrado en muchos países».

Mikel Camino, de la promotora Syntorama, no alberga dudas sobre el verano calamitoso que se avecina: «La petición del sector musical vasco caerá en saco roto ya que el verano cultural y festivo está totalmente cancelado, las administraciones tanto locales como provinciales y nacionales están aprovechando esta situación para desviar el dinero público dedicado a la cultura a otros menesteres como sanidad, ERTE, etc. Como siempre la cultura es la última de las últimas».

A su juicio, el argumento de las aglomeraciones en conciertos y otros actos culturales no explican el yermo cultural «sino que las administraciones no hacen caja y tienen que destinar los dineros que estaban adjudicados a la cultura a otros asuntos».

Observa que la situación es de «caos total, es una debacle impresionante» y pone como ejemplo que a Syntorama, le han cancelado de finales de marzo a finales de agosto más de 40 conciertos, «y lo único que nos ofrece la Administración son créditos blandos, todo lo demás que se publica de ayuda a la cultura no se publica en el BOE, o sea no existe».

Camino también se pronuncia de modo muy crítico con la propuesta de Eudel: «Es de risa, no sé con quién del sector cultural se han reunido para proponer este disparate. Entendiendo el problema de la distancia necesaria para evitar los contagios una propuesta razonable puede ser dejar de vender un tercio del aforo pero de un teatro donde están todos sentados y con capacidad para 2.000 personas lo lógico sería reducir su capacidad a 1.340 no a 250. Esto es un disparate y para los promotores y empresas culturales es inviable y significa la ruina total».

Cuando se le pregunta sobre cómo observa el futuro del sector a corto y medio plazo, su respuesta es categórica: «El sector cultural después de haber pasado la travesía del desierto de la última crisis empezaba a vislumbrar un futuro más halagüeño y se empezaba a pensar en recuperar puestos de trabajo perdidos. La previsión a corto y medio plazo es un desastre total; se perderán muchos puestos de trabajo y tendrán que cerrar muchas pequeñas empresas».

Sergio Cruzado, que dirige Ginmusica, comparte que la situación del sector musical es «muy difícil» y que sus expectativas son negras porque «una buena parte sobrevive en gran porcentaje gracias al verano y sus actividades, giras y festivales. Y confiaba en él, o que hubiera una cierta empatía institucional para buscar nuevas fórmulas para trabajar, porque nos imaginábamos que iba a ser un verano complicado».

La propuesta de Eudel sobre aforo máximos de 250 espectadores sentados ha sido como un rejón de muerte, de la que Cruzado disiente porque «no entiendo que en España sean 800 personas y aquí 250. Entiendo que sea una medida protectora, y que tienen más información que yo, pero las medidas protectoras son para algunos sectores que parece que quedan marcados como los importantes».

«Desde fuera –reflexiona– es difícil que se visibilice que se pueden abrir fábricas con miles de trabajadores, que se pueda abrir el metro con miles de personas en continuo movimiento, se transmita que hay que seguir para que no pare la economía... pero no se puede hacer un concierto de una hora en un Kursaal desinfectado para 400 personas o para 800 en la explanada de Sagüés. Es como si desde las instituciones públicas se puede asumir que haya infectados en una fábrica pero no en un acto cultural porque es frívolo para la situación actual».

El responsable de Ginmusica no oculta su «tristeza» y reivindica que la cultura «también es una parte del tejido económico, y muy importante, de este país».

Su pronóstico sobre el sector es desolador: «A corto plazo se está achicando agua del barco con una botella de plástico cortada. Reinventarse es una palabra muy bonita cuando no estás en medio de una crisis de supervivencia».

«Imagino que muchos creadores lo dejarán. Porque a la precariedad habitual del sector, si sumas una crisis así lo complica más. En el Reino Unido se habla de como muchos artistas consagrados se irán jubilando y habrá ventanas para artistas nuevos con menos carga y expectativas para funcionar y con otra filosofía, algo que ya estaba ocurriendo. La deconstrucción del modelo del rock clásico».

Cruzado, con una amplia trayectoria en el sector y organizador de Donostia Festibala, observa que la crisis sanitaria va a cambiar también «el modelo de consumo cultural y del consumo en general. Los formatos audiovisuales ganarán más espacio. Todo esto puede ayudar a la gente joven, las empresas más locales y pequeñas. O podemos acabar en un monopolio de las grandes multinacionales y con la estructura local muy débil».

Una de las certezas que le acompañan en un panorama tan impredecible es que «para salir y avanzar, los países que más apuesten por fortalecer la educación y la cultura, van a avanzar antes y mejor. Eso es lo más básico para construir una sociedad fuerte y que pueda responder a los cambios sociales o de paradigmas con creatividad, cohesión y actitud positiva».