«Se puede decir que Bach es uno de los primeros músicos de jazz de la historia»
Iñaki Salvador y Alexis Delgado lanzan el disco 'House of Mirrors', su segundo acercamiento al autor barroco
Cuando en 2011 el donostiarra Iñaki Salvador y el madrileño Alexis Delgado Búrdalo formaron el dúo de pianos Johann Sebastian Jazz no se conocían de nada, pero acordaron revisitar a Bach. «Alexis, que viene del mundo clásico, es un enamorado del compositor barroco y a mí también me apasiona porque su obra es adecuadísima para llevarla al jazz», explica Salvador. Tras un primer disco de presentación y varios conciertos, acaban de editar en plataformas digitales un álbum doble grabado en el auditorio de Musikene, 'House of Mirrors', en el que han reinterpretado las obras de su debut y han añadido las últimas piezas de su repertorio: «El primer disco tuvo la frescura de los comienzos y el segundo refleja la madurez lograda tras años de trabajo».
Ambos intérpretes aluden a la «sencillez y complejidad extremas» de la música de Bach, y califican su entente de «juego serio» urdido a partir de las «ideas» del compositor alemán. «Él también solía jugar a plantear cosas muchas veces no demasiado complicadas que derivaban en desarrollos más complejos e intrincados. Su contrapunto es una suerte de fantasía brutal: parte de motivos sencillos y los exprime, los pone boca arriba, boca abajo, en aumentación, disminución…», apunta el donostiarra. Y ese «juego de espejos» al que aluden en el título del álbum también está presente en el jazz, donde a partir de un standard de 20 o 30 segundos se hacen desarrollos de casi diez minutos. A la pregunta de si Bach estaría haciendo jazz hoy en día, Salvador responde afirmativamente: «Se podría decir que él es uno de los primeros músicos de jazz de la historia. Sin duda, en su obra está el sustrato de lo que, siglos después, ha sido la música improvisada. Son lenguajes que tienen muchísimo en común».
Autor de los arreglos y las adaptaciones, el compositor donostiarra ha mezclado preludios, fugas, courantes, zarabandas y variaciones Goldberg con melodías de jazz, bossa-nova y hasta ragime, incluido un guiño a la banda sonora de 'El golpe'. El diálogo funciona porque el punto de partida es «potente» y ellos lo abordan de manera «honrada», como si usaran «un cincel para picar una piedra -la música de Bach- y sacar colores que ya están en ella».