El inesperado sonido de una alarma, que obligó a detener el concierto de clausura del Ciclo de Música de Cámara y producir un retraso de ... más de cuarenta minutos, no impidió disfrutar el sábado de un recital de grandes profesionales. El incidente ocurrió durante la interpretación de la 'Sonata nº 1' de Brahms para clarinete y piano, justo antes de que Messina y Bianconi tuvieran que atacar el complicado 'Vivace' final. Sin embargo, y a pesar de la pérdida de concentración que supone una interrupción así en mitad de una obra, la retomaron y la ofrecieron con una profesionalidad ejemplar.
Villanueva, Messina y Bianconi
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Intérpretes Isabel Villanueva, viola; Patrick Messina, clarinete y Philippe Bianconi, piano.
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Programa 'Trío en mi bemol mayor KV 498' de Mozart; 'Sonata nº 1 op. 120 para clarinete y piano' y 'Sonata nº 2, op.120 para viola y piano' de Brahms; 'Adagio y Allegro en la bemol mayor, op. 70' (versión para trío de clarinete, viola y piano) de Schumann.
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Fecha 24-8-24.
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Lugar San Telmo
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Asistencia Lleno.
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Propina 'Pieza de fantasía' de Schumann.
Tanto estos dos intérpretes como la violista Isabel Villanueva no sólo asumieron con entrega y generosidad el percance, sino que incluso ofrecieron una propina ante el público que decidió apoyarles y no abandonar el claustro. Pero antes ya habían dicho mucho como músicos. En el Mozart inicial para el trío se había percibido una importante complicidad, si bien el color del clarinetista, más brillante que el del instrumento de Villanueva, había dejado ver ciertas diferencias sonoras, aunque nunca irreconciliables. Esta distinción tímbrica volvió a evidenciarse en su Schumann final, en el que Messina volvió a mostrarse más estridente que su compañera.
En las dos sonatas de Brahms que tocaron como dúo y en las que el piano tiene un relevante papel -bien Bianconi en el balance sonoro- tanto el clarinete como la viola regalaron seguridad, expresión y un carácter adecuado en estilo.
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