José Miguel Pérez Sierra: «Mi objetivo número uno al dirigir 'Carmen' es transmitir emoción»
El maestro madrileño, director del Teatro de la Zarzuela de Madrid, lidera hoy desde el foso la representación de ópera de Bizet
José Miguel Pérez Sierra define 'Carmen' como «un auténtico tótem de la historia de la ópera» y reconoce que es un reto dirigir una ... obra que el público conoce tan bien.
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– Como director musical de 'Carmen', ¿cuáles son sus principales objetivos?
– Buscar la emoción llegando al fondo de la partitura para descubrir los sentimientos que hay detrás de las notas. Esto sucede al dirigir cualquier ópera, pero especialmente con 'Carmen', ya que con su música y su libreto lo que se puede llegar a hacer es infinito. Obviamente la perfección técnica es importante, pero el objetivo número uno es transmitir emoción.
– ¿Supone un mayor reto dirigir una ópera tan popular?
– Sí, porque el público lo conoce muy bien y existen muchísimas versiones legendarias. Pero mi objetivo es tener una relación directa con la partitura para conseguir mi propia versión fruto del estudio profundo. En todo caso, 'Carmen' se ha representado mucho y muy bien, y hay que reconocer que esas referencias son de gran ayuda, como las de Lorin Maazel o Herbert von Karajan y otros directores de su altura. Investigar y descubrir sus versiones es siempre inspirador.
– Usted es un gran especialista en el género. ¿Qué tiene la ópera para ser capaz de seducir a músicos y público?
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– La ópera es una obra de arte total, ya que reúne todas las artes en una misma manifestación. Prueba de ello es que cuatro siglos después de su creación sigue moviendo masas.
– ¿Es más complicado dirigir desde el foso que en un escenario?
– Sí, porque la ópera tiene dificultades de comprensión estructural y arquitectónica diferentes a la de una gran sinfonía. A ello hay que sumar la dificultad técnica, que en una ópera es infinitamente mayor, ya que tienes que manejar muchísimos más elementos, además de tener que conjuntar un foso y un escenario entre los que no hay una comunicación directa, o muy poca. El público no se imagina lo poco que escucha la orquesta a los cantantes desde el foso y lo poco que los cantantes escuchan a la orquesta mientras actúan. Por eso el director debe trabajar bien para articular todos estos elementos.
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«El fenómeno del 'divo' en el mal sentido de la palabra, es decir, el de las exigencias absurdas, se está extinguiendo»
– Vivimos en una sociedad en la que se valora especialmente lo visual. ¿En qué medida se impone la escena sobre lo musical en una ópera?
– No se llega a imponer lo escénico sobre lo musical, pero es cierto que lo netamente teatral tiene una gran importancia, y es lógico que sea así. Esta circunstancia enriquece a la ópera como arte total, mucho más que en esa época en la que prácticamente no había dirección de escena y salían los cantantes a cantar haciendo cuatro movimientos. Hoy en día todo ha cambiado, ya que hay un concepto teatral, un trabajo escénico y un componente muy visual, pero la música y la partitura siempre serán la base de todo el espectáculo.
– Al intervenir tantos elementos e intérpretes, ¿es la ópera el género en el que un director debe tener más 'mano izquierda'?
- Evidentemente hay que tener un buen criterio para gestionar todos los elementos que participan en ella. A mí me gusta establecer siempre un clima de trabajo relajado y constructivo para que todos rememos a favor del espectáculo, coordinándome con el director de escena, tratando de entender su concepto y procurando que entiendan el mío en beneficio del resultado final. Por otra parte, el fenómeno del 'divo' en el mal sentido de la palabra, refiriéndome al desagradable, con mal carácter y exigencias absurdas, se está extinguiendo. El 'divo' en el sentido positivo, es decir, esos artistas que tienen la capacidad de pisar un escenario y arrastrar multitudes, son algo maravilloso que nunca debe acabar.
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– ¿Qué cualidades debe tener un director de ópera? ¿Son las mismas que cuando se pone al frente de un concierto sinfónico?
– Como he dicho antes, es más difícil dirigir ópera que repertorio sinfónico, y las cualidades diferenciales son, por una parte, la técnica, que debe ser muy poderosa para articular y conjuntar todos los elementos que tienes que manejar en una ópera y, por otra, entender la respiración del cantante y asumirla como algo positivo. Conozco colegas que son directores magníficos de música sinfónica, pero para ellos el cantante es algo así como el enemigo. Si conoces bien el sentido del fraseo de un cantante, su manera de respirar y, en definitiva, sus necesidades, y lo integras dentro de tu lenguaje musical y le acompañas, todo va rodado. No hay que olvidar que la voz es el instrumento más primitivo y de ahí nace todo.
«Si conoces bien las necesidades del cantante, lo integras en tu lenguaje musical y le acompañas, todo va rodado»
– Ha dirigido en muchas ocasiones a la Euskadiko Orkestra. ¿Cómo ha sido el reencuentro y cómo la ha encontrado?
– Tras siete años de ausencia el reencuentro ha sido fantástico, tanto a nivel artístico como humano. Es una orquesta que adoro y ha sido muy emocionante volver a hacer música con ellos.
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– ¿Había dirigido anteriormente al Coro Easo? ¿Qué opinión le merece?
– Colaboré con alguna sección del Coro Easo como refuerzo del Orfeón Donostiarra, pero con el coro en pleno es mi primera vez. Me ha sorprendido su calidad y gran capacidad de trabajo.
– En cuanto a los solistas, ¿qué destacaría del elenco de esta 'Carmen'?
– La absoluta adecuación al papel de todos los intérpretes. Cada uno de ellos está perfecto en su rol, no solo a nivel musical, sino también teatral. El reparto es de primera.
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