Judith Jáuregui | Pianista
«Me gusta crear momentos mágicos uniendo mi sonido al de los demás músicos»La pianista donostiarra Judith Jáuregui (1985) recupera en el primer concierto de temporada de Kursaal Eszena el 'Concierto para piano y orquesta en re mayor ... nº 11' de Haydn, una obra que no había tocado desde los doce años y lo hace en su estreno hoy junto a la agrupación y el director alemanes.
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–¿Cómo surgió esta colaboración con la Orquesta Filarmónica de Cámara de Baviera y Gabriel Ardoján?
– Nos presentaron hace años y desde que nos escuchamos hemos querido colaborar, así que estamos felices de que ahora se haya dado la ocasión. Es una orquesta de cámara con una energía fantástica. Desde el principio se han mostrado entusiastas con el proyecto y muy abiertos de espíritu. Y el clasicismo de Haydn es representativo de su sonido, así que para mí va a ser una buenísima oportunidad para disfrutar de esta obra maravillosa que es su 'Concierto en Re mayor', el más conocido de los que compuso.
– ¿Qué es lo que más aprecia en una orquesta y en un director cuando toca como solista?
– Que tengan una actitud abierta y ganas de descubrir el sonido del solista. Valoro que respondan a lo que se plantea desde el piano de manera que se vaya creando poco a poco –muchas veces sin necesidad de hablar demasiado–, un sonido conjunto, cuidado y arropado. En cuanto a mi enfoque, tiende a ser camerístico. Me gusta tocar con los músicos, disfrutar de ellos, de descubrir su personalidad, de sus solos y de crear momentos mágicos uniendo nuestros sonidos. Cuando esto sucede todo fluye y aparece la grandeza de hacer música viva entre todos.
– A la hora de interpretar el 'Concierto para piano y orquesta nº 11 en re mayor' de Haydn, ¿en qué aspectos influye el hecho de que sea el concertino quien dirige?
– Diría que hay más flexibilidad en la interpretación, no solo porque se dirige desde el atril, sino porque al ser la orquesta más pequeña hay más comunicación directa entre el piano y los músicos de la orquesta. Con menos músicos hay, quizá, más cabida para la espontaneidad en el fraseo en el momento, posibles cambios, juegos a los que podemos responder rápidamente... mientras que cuando se trata de una orquesta con más músicos todo tiene que ir más pautado porque la propia estructura lo necesita.
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VOLVER A DONOSTIA«Es emocionante tocar para mi familia, mis profesores, los amigos de la infancia... Y reencontrarme con la niña que fui»
– ¿Qué destacaría del 'Concierto para piano y orquesta en re mayor nº 11' de Haydn desde su papel de solista?
– Es una obra que a nivel emocional requiere vitalidad y juventud de espíritu. En el primer y el tercer movimiento la energía se mantiene arriba prácticamente de forma constante; puede ser de forma más refinada o burlesca, pero demanda brío y dinamismo. Técnicamente es una obra virtuosa que precisa claridad en el sonido, así como rapidez de dedos, a la vez que mental, para que los acentos y la articulación se entiendan. Es en el segundo movimiento donde hay espacio para recrearse en el sonido, en un carácter más pastoral y reflexivo.
– ¿Tiene alguna relación especial con esta obra?
– Volver a Donosti siempre es emocionante para mí, tocar para mi familia, mis profesores, los amigos que conservo de la infancia... Y también supone reencontrarme con la niña que fui, aquella que, de hecho, formó parte de la inauguración de los cubos del Kursaal allá por 1999. Esta vez, además, hay algo que lo convierte en más emocionante aun: por mi duodécimo cumpleaños mi profesor Laurentino Gómez me regaló debutar con orquesta. Y lo hice con la del conservatorio de San Sebastián como solista en este concierto de Haydn. Desde entonces no he vuelto a tocarlo. Así que esta sí que es una vuelta a aquella niña de 12 años, al entusiasmo de tocar con una orquesta por primera vez y hacerlo con la alegría que siempre evoca Haydn. Estoy trabajando con una partitura nueva, pero tengo a mano la de hace casi 30 años con todas las anotaciones de Lauren. ¡Tantos recuerdos! Me hace muchísima ilusión volver a casa con esta obra.
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– ¿Y qué le diría al público de ella?
– Que es genial, fresca, alegre y divertida, como es Haydn en su esencia. Tiene una energía muy camerística al contar con una orquestación pequeña y es su concierto más popular, sobre todo por el tercer movimiento, que es muy virtuoso y mordaz. Pero la obra completa es un disfrute. El primer movimiento tiene una luz preciosa y el segundo es poético y soñador. Se escucha muy poco en comparación con otros conciertos de otros compositores de la época y es una pena, porque es una obra redonda, así que animo a que la gente venga a descubrirla.
«Lo más fiel a lo que el autor creó es tocar con una orquesta de cámara. Y se disfruta mucho porque da agilidad y frescura»
– ¿Cree que una formación de orquesta de cámara ayuda a la interpretación y disfrute de una obra de esta época?
– Sí, porque esta obra fue concebida para una orquesta de cámara, como tantas de las obras del clasicismo temprano. De hecho, es el único de los conciertos de Haydn que no es solo para cuerdas, y en él incluye oboe y trompa. Mozart fue ampliando la orquestación sobre todo en sus últimos conciertos y Beethoven le recogió el testigo para llevar los conciertos a la transición hacia el romanticismo donde encontramos las grandes orquestas. Pero, sin duda, para Haydn lo más fiel a lo que el autor creó es tocar con una orquesta de cámara. Y se disfruta mucho, porque da la agilidad y la frescura que son parte de la esencia de la obra.
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– Después de este concierto, ¿qué proyectos tiene?
– Tocaremos en la Sociedad Filarmónica de Bilbao y nos juntaremos de nuevo el próximo enero en Alemania para dos conciertos en Augsburg y Ottingen. Antes y después de eso tengo conciertos tanto de recital como en cámara junto al Cuarteto Gerhard en diferentes salas españolas. Y en medio... ¡nacerá mi segundo hijo, al que esperamos en febrero! Comienza una temporada muy ilusionante para mí tanto a nivel artístico como personal.
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