«Fue entrañable ver a Imanol abrazando a Oyarzabal en su vuelta»
Aficionado de la Real, Benito Lertxundi solo tiene palabras de admiración para su vecino y entrenador de su equipo
En su propio pueblo le ha surgido una difícil competencia que acepta -y celebra- con máxima deportividad. Y es que Lertxundi, además de ferviente seguidor ... realzale, es admirador de otro de los ilustres vecinos de la villa de Orio: Imanol Alguacil, el actual entrenador de la Real Sociedad.
- Un pueblo, dos ídolos. Al menos comparten la pasión por los mismos colores.
- Imanol es un tipo simpático y no vamos a tener ningún problema de celos (ríe), aunque ahora no vive en el pueblo, se ha mudado a Donosti. Aquí en Orio todos le han visto desde bien pequeño. Es de una familia muy agradable, todos en su casa lo son y por supuesto lo es Imanol. Y claro, llega a ser entrenador de la Real y, además funcionando con tal éxito que le está poniendo en vías de convertirse en un entrenador histórico, que no puede haber mayor orgullo.
- Ya son cinco temporadas con el primer equipo, cualquier día alcanza los 386 partidos de Toshack...
- Está dejando un gran legado y demuestra que tiene un talento especial para desarrollar ese trabajo. Es muy bonito ver cómo trata a los jugadores, es como un padre para ellos.
«En Orio todos le han visto desde pequeño, es de una familia muy agradabley está en vías de ser un entrenador histórico»
- ¿También vio su alegría con la vuelta de Oyarzabal, el pasado fin de semana?
- Son unas imágenes fantásticas. Imanol abrazando a Oyarzabal cuando le manda salir a calentar en los últimos minutos... fue entrañable. El afecto que tiene con todos los jugadores muestra que les trata como a sus hijos, al fin y al cabo él viene del Sanse, donde ha formado a muchos de esos chavales que ahora han debutado como profesionales con él en el primer equipo. Y se nota que los jugadores que han crecido con él también sienten eso, un compromiso muy fuerte.
- Un compromiso que se traslada a la grada, esa que ha adoptado himnos como 'Txoria txori' como cántico para cada partido. ¿Se imaginaba que las canciones que escribían en Ez Dok Amairu llegarían al público de masas?
- Cuando hay una larga tradición y las canciones tienen un recorrido, de alguna manera van pasando entre generaciones y, a veces, nos sorprende el eco que alcanzan. Como que ocurran ese tipo de cosas, que todo un estadio se levante a cantar una canción de hace cincuenta años. Es algo imprevisible. ¿Qué va a suceder con las canciones que se socializan al cabo de un tiempo?
«Sorprende que ocurran ese tipo de cosas, que todo un estadio se levante a cantar una canción de hace cincuenta años»
-Quizás es una manera de agarrarse a los símbolos, que tan importantes son para el sentido de pertenencia, tanto en la vida como en el fútbol.
- Sí, sí, las sociedades han desarrollado un instinto de liturgia, necesitan celebraciones y exteriorizarlo emocionalmente en actos sociales. Y uno de ellos es el fútbol, que acumula a un montón de gente en cada partido. Suceden, aunque no sé qué razón tienen, lo que sí sé es que las canciones tienen un poder enorme para que eso ocurra. Es la magia de la música, supongo.
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