Borrar

«La dirección fue lo que me volvió a enganchar a la música»

iker sánchez silva, director de orquesta ·

El director irundarra de la Sinfonietta de Bilbao sigue dejando huella en el extranjero y ya es su tercera invitación con la Orquesta de Montenegro

Carlos Rodríguez Vidondo

San Sebastián

Sábado, 18 de septiembre 2021, 02:00

Comenta

Iker Sánchez Silva (Irún, 1973) tuvo que abandonar la trompeta por un problema de salud, pero encontró en la batuta su salvavidas. Ahora recorre los escenarios europeos al frente de orquestas de gran peso.

– La última vez que estuvo en Montenegro casi tiene que confinarse.

– Y dejó una buena anécdota. Tenía dos conciertos, los días 10 y 30 de marzo de 2020. Tocamos el día 10 y empezamos a ver que la cosa iba avanzando, pero en Montenegro no había mucho problema. Así que la semana siguiente aproveché que la tenía libre y viajé a Malmö en Suecia dejando toda la maleta en Montenegro. Después de un año y medio he podido volver a recuperar los trajes, las partituras, las batutas... Ha sido como si se adelantara el Olentzero.

«Siempre digo que encuentro similitudes entre Montenegro y Euskadi, las montañas, el dialecto, el carácter...»

– ¿Qué dirigirá en su tercera visita al país balcánico?

– Vine a hacer tres conciertos. El primero fue en Tivat, el segundo en la capital, Pogdorica, y el lunes tocaremos el último en Nikšić, dentro del 15 Festival Internacional de Guitarra, un instrumento muy folclórico aquí. Tocaremos el concierto de Aranjuez junto a un guitarrista polaco muy joven, la 'Sinfonía nº1' de Beethoven y algo de Britten.

– Casi es como volver a casa.

– Siempre les digo a los músicos que encuentro muchas similitudes con Euskadi, las montañas, el dialecto, el carácter. Cada vez es diferente, pero lo noto en el conocimiento de la orquesta y poder repetir con una agrupación es muy importante para un director. Ahora llevo trabajando con ellos casi tres semanas, algo que no es habitual y eso genera una conexión especial. Es un reto, un compromiso y una responsabilidad por dejar un poso y mostrar tu trabajo.

– ¿Cómo responde esta orquesta en comparación con tantas otras que ha dirigido?

– Una característica importante es que se trata de una orquesta muy joven y eso tiene cosas buenas y no tan buenas, por la falta de experiencia en el repertorio. Me atrae mucho ese trabajo con los jóvenes porque la mentalidad es más abierta y vienen con mucha frescura y energía. Conseguir sacarles esa intensidad es muy atractivo. A nivel instrumental la tradición del país viene muy ligada a la cuerda, su nivel es muy alto y me permite buscar nuevas sonoridades. En cambio, los vientos en Euskadi están un punto por encima a lo que hay aquí.

«Los músicos estamos acostumbrados a la competencia, no solo para trabajar, incluso para tener plaza para estudiar»

– ¿Qué repertorio gusta más al público montenegrino?

– Cuando hicimos el programa de 'El sombrero de tres picos' con Cañizares fue la primera vez y gustó. Al final, es una orquesta joven y nueva, pues Montenegro consiguió la independencia de Serbia en el 2006. Hay mucho repertorio que no han interpretado y siempre que me proponen venir a trabajar me dicen que traiga algo que desconocdo. Pero claro, Beethoven, Mozart o Mahler tienen éxito en cualquier sitio.

– Tras retomar la actividad el verano pasado, ¿cómo ha transcurrido este año tan raro?

– Uno de los proyectos grandes que acabamos de publicar ha sido el CD doble 'Maitena', una de las primeras óperas del teatro lírico vasco con la Sociedad Coral de Bilbao y la BOS. Con Opus Lírica hemos escenificado el 'Réquiem' de Mozart y en febrero haremos Pagliacci. La Bilbao Sinfonietta no ha parado... En octubre actuaremos en los Premios Max y estrenaremos la ópera vasca 'Bigarren sexua', además de llevar un ballet al Arriaga.

– Le diagnosticaron distonía focal, lo que hizo que estuviera a punto de dejar la música. ¿Existen patologías exclusivas en los músicos?

– Totalmente. Esta es una de ellas y es muy común, sobre todo en instrumentistas de viento metal, pianistas y cantantes. Yo era trompetista y veía que no podía seguir tocando. De hecho, en Terrassa hay una clínica especializada en patologías en músicos.

– ¿Qué síntomas tenía?

– Empecé a notar que perdía sensibilidad y control en los músculos labiales, pues la información que las neuronas pasan a los músculos empieza a resquebrajarse. Los músicos estamos muy acostumbrados a repetir el mismo mecanismo, el mismo ejercicio y el mismo movimiento y, si la información que se manda es errónea, el músculo se vuelve loco. Yo decidí dejar la trompeta y hacer un cambio, después de intentar buscar muchas soluciones. La dirección de orquesta fue lo que me enganchó a la música de nuevo.

– ¿Y en el plano psicológico?

– Sí hay una conexión enorme con la psicología. La confianza o el poder afrontar retos a los que nos enfrentamos desde muy niños. Tenemos que acostumbrarnos a la competencia para poder obtener una plaza, no solo para trabajar, sino para estudiar. En Musikene se presentan 50 para dos plazas... El sosiego, la paciencia, no tirar la toalla y seguir peleando en el trabajo, porque el premio llega. Hay que poner mucho de nuestra parte.

– ¿Dónde se ve dentro de diez años?

– Quiero seguir sobreviviendo de la dirección de orquesta, seguir yendo como invitado a otras orquestas y consolidar mi grupo.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariovasco «La dirección fue lo que me volvió a enganchar a la música»

«La dirección fue lo que me volvió a enganchar a la música»