Un canto a la vida inaugura la Quincena Musical

El fallecimiento de sus padres y de algún amigo cercano aquel año llevó a Angelin Preljocaj a plantearse la creación de una obra sobre el abanico de sentimientos en torno a la pérdida de un ser querido y como canto a la alegría de vivir. Para representar los diferentes estados emocionales, el creador apuesta por un ecléctico collage musical: desde Bach y Mozart hasta el metal alternativo de System of a Down, pasando por la micropolifonía de György Ligeti, entre otros.

Con una duración de noventa minutos, 'Requiem(s)' ensambla diferentes escenas acerca de los rituales funerarios sobre la muerte en las que, principalmente, prima la búsqueda de lo estético sobre el pellizco emocional. A nivel plástico, la obra ofrece imágenes poderosas que, sin embargo, no transmiten en su completa intensidad la paleta de sentimientos encontrados ante un óbito cercano, es decir, las fases del duelo: negación, ira, negociación, depresión y aceptación.

Considerado una de las figuras clave de la 'Nouvelle danse française' o danza contemporánea francesa de la década de los 70 y 80 del pasado siglo, Angelin Preljocaj mezcla en su escritura coreográfica influencias de diversos tipos, combinando la danza contemporánea con frases barnizadas de neoclásico. En general, resultan más enérgicas las escenas grupales, pese a algunas imprecisiones en su ejecución, que los dúos o tríos, aun dando la sensación de una constante reiteración en su vocabulario coreográfico. Destacó el elenco femenino, en el que se encontraban las españolas Araceli Caro y Mireia Reyes.

Cercano a rozar el lleno, el público congregado en el Auditorio Kursaal ofreció una salva de aplausos de cinco minutos, entre ellos, la representación institucional encabezada por el alcalde de San Sebastián, Eneko Goia, la diputada general de Gipuzkoa, Eider Mendoza, y la delegada del Gobierno, Marisol Garmendia. Habría que retrotraerse a 2017 cuando la Quincena Musical inició su edición 78 con un ballet – 'Carmen' del Víctor Ullate Ballet– y se agradece que una quincena que abarca treinta días y cuyo apellido es musical apueste con tal firmeza por la danza.