Andrea Marcon: «La 'Pasión según San Juan' es un reto, un viaje excepcional que hacemos juntos»

– ¿Qué destacaría de la agrupación vocal-instrumental con la que actúa esta vez en Donostia?

– La Cetra es una formación muy especial, porque es una orquesta con coro, algo excepcional no sólo en las orquestas modernas, sino también en las barrocas. Estamos muy orgullosos de haber podido formar este maravilloso grupo. Y la otra peculiaridad es que los músicos y yo estamos unidos desde hace mucho tiempo, porque la mayoría de ellos son ex alumnos de la Schola Cantorum Basiliensis y yo sigo siendo profesor en esta academia. He podido seguir sus pasos desde el principio y esto hace que nuestro conjunto sea algo muy especial.

– Interpretan la 'Pasión según San Juan' de Bach. ¿Cuáles son, en su opinión, los principales alicientes y dificultades?

– La 'Pasión según San Juan' es una de las obras maestras de la cultura occidental y, al mismo tiempo, una de las piezas más complejas de Bach. Por eso es un reto adentrarse en esta maravillosa música y hacerla real para los oyentes. Es un verdadero reto para todos: para los solistas vocales, para el coro, para la orquesta... Es como hacer un largo y maravilloso viaje, todos juntos, sabiendo que cada vez que lo interpretamos estamos haciendo algo excepcional y debe ser así: tenemos que hacer algo excepcional en cada concierto porque estamos ante una obra maestra, realmente fantástica, que este año 2024 está de aniversario puesto que se cumplen 300 años desde su primera ejecución, que fue en Leipzig el 7 de abril de 1724.

– ¿Diría que es también un reto para el público? ¿Considera que en la sociedad actual, en la que todo es fugaz, es más complicado mantener su atención en una composición de dos horas?

– Es verdad que es una obra muy exigente para el público, pero según nuestra experiencia, esas dos horas pasan realmente rápido. No recuerdo que el público se haya mostrado alguna vez cansado o aburrido. Lo cierto es que esta obra habla de una historia muy conocida y eso hace que el público se adentre con mayor facilidad. El oyente forma parte de la obra. Nosotros somos la parte del sonido, pero el oyente también es parte de la experiencia, porque es llevado desde el primer compás hasta el último.

– Está especializado en interpretar música antigua, pero también dirige a orquestas como la Filarmónica de Berlín. ¿Qué le aporta esta experiencia?

– Poder crecer como músico junto a conjuntos que tengo el honor de dirigir es fantástico. Con La Cetra el honor es especial, porque realmente me siento parte de esta formación desde hace muchos años. Pero cada vez que me invitan de una orquesta moderna de prestigio, me siento también muy honrado, porque quieren que comparta con ellos mi manera de hacer música barroca, clásica e incluso música romántica. He dirigido obras de Beethoven, Schubert, Mendelssohn e incluso Brahms y Schumann a orquestas modernas, porque el punto de vista de un músico que viene de hacer Bach y de estudiar las fuentes es también diferente cuando aborda repertorio posterior. Para mí es muy especial, y siempre un gran reto, trabajar con orquestas modernas. Siempre intento 'moldear' sus lecturas y su interpretación según mi punto de vista. Aunque también es cierto que para muchas orquestas modernas la música barroca sigue siendo un repertorio completamente desconocido.

– Desde el podio, ¿qué diferencias diría que hay entre dirigir música antigua y otros repertorios?

– En realidad, no hay grandes diferencias. El objetivo principal de hacer música es comunicar algo al público, transmitirle emociones y hacerle sentir que está escuchando algo único. Cada concierto es, o debe ser, una ocasión muy, muy especial, porque la música cobra vida sólo cuando la interpretas. En este sentido cada vez que tocas música debe sonar como algo excepcional. Ese es siempre mi objetivo. No sé si podré conseguirlo, pero lo intento. Por eso, para mí no hay ninguna diferencia entre dirigir una ópera barroca, una sinfonía de Beethoven, la 'Pasión según San Juan' o una ópera de Vivaldi. Las interpreto de forma muy diferente, pero el espíritu de hacer música es siempre el mismo.

– La música antigua goza de gran éxito . ¿Qué tiene para seducir cada vez más?

– En primer lugar, que la música barroca y la antigua si se interpretan bien nunca son aburridas. Y aparte de esto, si dejamos de lado 'Las cuatro estaciones' de Vivaldi, 'El Mesías' de Haendel y quizá algunas de las principales obras de Bach, el resto de la música barroca y los maravillosos compositores que han escrito música entre los siglos XVII y XVIII, siguen siendo desconocidos. Y en este sentido el público descubre sensaciones y emociones nuevas escuchándolos. Es fascinante para el público y también para los jóvenes.

– ¿En qué medida ha cambiado la manera de interpretar la música barroca en las últimas décadas?

– Ha habido un gran progreso, en mi opinión, en sentido positivo. Hace 30 o 40 años estábamos al principio de todo. Ni siquiera había instrumentos adecuados para interpretar este tipo de música. Era realmente complicado encontrar un intérprete de corneto, un clavecinista o un violinista barroco bueno. E incluso en la práctica de este tipo de música estaba aún todo por construir. Desde entonces hasta hoy se ha recorrido un largo camino. Hay fantásticos instrumentistas y el propio repertorio es mucho más conocido por los músicos de las orquestas. En este sentido, en las últimas décadas se ha hecho un trabajo y un progreso increíbles.