El Museo San Telmo de San Sebastián cumple década
19 de abril de 2011. Con la apertura al público de la exposición permanente, el museo donostiarra daba por concluida la reinauguración del total de sus instalaciones
El Museo San Telmo está de celebración. Este mes se cumple el décimo aniversario de su reapertura total. La apertura oficial fue a finales ... de marzo, concretamente el 28 de marzo de 2011 tuvo lugar el acto oficial para las instituciones y entidades. Habían pasado casi 6 años desde que el Ayuntamiento aprobara el nuevo proyecto, que tuvo un presupuesto cercano a los 25 millones de euros. A partir de ese día fue abriendo sus espacios de forma paulatina y, por ejemplo, el 2 de abril ya se podía visitar la primera exposición temporal '6.000 millones de otros'. Pero no fue hasta el 19 de abril cuando el público pudo recorrer la totalidad de las instalaciones con la inauguración de la exposición permanente en el primer piso del antiguo convento y en parte del nuevo edificio diseñado por el estudio de arquitectos Nieto y Sobejano.
El lema elegido para ese evento fue 'Ven a verte', una llamada a donostiarras, y por extensión a guipuzcoanos y vascos, para reconocerse en un espacio que recogía la esencia de la nueva filosofía de San Telmo como museo de la sociedad y la ciudadanía. Se despojaba así del concepto único de soporte expositivo de objetos y obras, para encajarlo en el concepto que comenzaba a implantarse en los museos europeos, un espacio cultural con grandes exposiciones, foros de reflexión, debates de la ciudadanía, trabajo en red con otros equipamientos culturales, proyecciones, conciertos, talleres para escolares...
Una media de 137.000 visitas
La evolución y aceptación de una equipación de este tipo, como suele recordar su directora, Susana Soto, se debe de medir con factores que van más allá del número de visitantes que recorren sus instalaciones, aunque en el caso del museo situado en la plaza Zuloaga, las cifras muestran «una tendencia mantenida ascendente», salvo, lógicamente, este último año marcado por la crisis sanitaria y donde el esfuerzo se ha centrado en reforzar la oferta online.
San Telmo gestiona anualmente un presupuesto de4,9 millones de euros
presupuesto
En total, entre 2011 y 2020 pasaron 1.216.782 personas de las que aproximadamente entre el 75 y 80% visitó las exposiciones permanente y temporales, y el resto acudió para para participar en las actividades programadas. En un desglose por años se comprueba que en 2011, el de la inauguración, pasaron más de 135.000 personas, en muchos casos atraídas por la novedad y la curiosidad, y en concreto, entre los 365 días que separan el 19 de abril de ese año y la misma fecha de 2012, fueron exactamente 166.146 los visitantes que tuvo San Telmo. Después, hasta 2015 la media era superior a las 120.000 visitas. Los números se dispararon con la celebración de la cultural en 2016, con más de 156.000, para bajar al año siguiente, aunque manteniendo esa tendencia al alza, a 137.000, media que se prolongó hasta el inicio de la pandemia.
Según los datos facilitados por el museo, el 40% de esas visitas corresponden al entorno geográfico más cercano -todo el País Vasco más Navarra e Iparralde-. Del 60% restante, el 15% tienen procedencia estatal y el 10% francesa.
¿Y cuáles son las exposiciones que han tenido más éxito en estos diez años? En general, las muestras programadas en el museo tienen el propósito de «servir de puerta de acceso para conocer nuestro patrimonio y sociedad, así como otras culturas y realidades sociales». En total han sido 40 las realizadas en las salas grandes y otras 39 en la denominada Laboratorio. También está la permanente, visitada principalmente por extranjeros que unas dos horas después de adquirir su entrada salen con un mayor conocimiento de la sociedad vasca. En las salas grandes, las de la planta baja, la primera que se programó, '6.000 millones de otros' también ocupa ese puesto en el ranking de las muestras con más aceptación, seguida de 'Tratado de paz' de 2016 y la dedicada a Hitchcock al año siguiente. En el Laboratorio 'Black is Beltza' (2018) y la que desvelaba el trabajo de la fotógrafa Louise Dahl-Wolfe.
Anualmente, el museo acoge una media de 250 actividades culturales, de las que un 70% aproximadamente se relación en colaboración con entidades y agentes externos.
Presupuesto
Para organizar esas exposiciones y las actividades además del gasto corriente, San Telmo en 2019, último año con ingresos y gastos normales antes de la pandemia, contaba con un presupuesto total de 4,9 millones de euros, -más otros 130.000 para Urgull, que también gestiona-, de los que 3,8 millones corresponden a la aportación anual que realiza el Ayuntamiento. Los ingresos propios son aproximadamente de 1,2 millones, la mitad corresponden a entradas, alquileres y el resto a subvenciones, concretamente 670.00 procedentes del Gobierno Vasco, Diputación de Gipuzkoa y Kutxa Fundazioa.
Además, el Ayuntamiento aprueba en cada ejercicio una cantidad destinada a inversiones. En los últimos años la voluntad de construir una colección representativa de la creación generada por la sociedad vasca y al mismo tiempo apoyar dicha creación, disponen de otros 150.000 euros. También se han realizado otras inversiones para la conservación de patrimonio, por ejemplo en los lienzos de Sert o actualmente en las fachadas históricas.
Desde la reapertura del museo en 2021 hasta el año pasado, se han comprado 6.783 piezas: 466 objetos relacionados con la historia y la sociedad vasca; 138 carteles, 600 fotografías, 104 piezas documentales como catálogos, programas de fiestas o folletos y 75 obras de arte, principalmente de artistas vascos contemporáneos, -en los últimos años sobre todo mujeres porque había grandes ausencias-, dentro de una política de adquisiciones que busca tener una colección representativa de la creación vasca.
Otra manera que tiene San Telmo de aumentar su colección, es a través e donaciones. En esta década han recibido 1.755 objetos relacionados con la historia y la sociedad vasca, 42 carteles, 208 piezas documentales y 76 obras de arte. Cabe destacar, por su número, sobre todo la entrada de los fondos fotográficos de Fernando Postigo, Antton Elizegui, Sigfrido Koch Bengoechea y Sigfrido Koch Arruti. En total unas 120.000 imágenes. A parte, han entrado por donación otras 381 fotografías.
Todo lo que entra en el museo, bien por adquisición o por donación, se conserva en Gordailua, con quien esta institución artística trabaja conjuntamente en la conservación y difusión del patrimonio.
Creación
Siguiendo la pauta marcada desde su inauguración, San Telmo no se dedica solo a la exhibición, la creación. En ese aspecto, y en relación con los artistas, el principal proyecto por el que se invita a un artista para crear una obra vinculada al museo es Museo Bikoitza, proyecto iniciado y creado por Asier Mendizabal, en el que han participado también Ibon Aranberri, Erlea Maneros y ahora mismo Jose Mari Zabala. Además, en colaboración con Kutxa Fundazioa, el proyecto Artea abian ha contado hasta hora con Nagore Amenabarro y este año se celebrará en los próximos meses la segunda edición.
Desde su reapertura el museo ha adquirido 6.783 piezas, sin teneren cuenta las donaciones
patrimonio
Vinculado a la Capitalidad Cultural en 2016, Zuhar Iruretagoiean generó un proyecto específico dentro del programa Labore, y otros artistas también lo han hecho a través de su participación en exposiciones, como Juan Aizipitarte, Sergio Prego, Maider López, Itziar Okariz.
Si hay algo de lo que se sienten orgullosas las responsables de San Telmo es de la red de relaciones que han creado en estos diez años. Además de haber colaborado con prácticamente dos los museos del entorno -Artium, Bellas Artes de Bilbao, Fundación Museo Oteiza, Universidad de Navarra, entre otros-, también han estrechado lazos con algunos de los más importantes del Estado -Nacional de Escultura de Valladolid, el Prado, Museo del Traje de Madrid, CCCB de Barcelona, Museo del Diseño de Barcelona, Es Baluards de Palma de Mallorca, Centro de Arte Contemporáneo de Santiago de Compostela, Museo de Altamira de Santander, Museo de la Evolución Humana de Burgos, Fundación Telefónica de Madrid-. Además, en los últimos años el radio de colaboración se ha ido ampliando a Quai Branly de Paris; Vitra Museum de Basilea; Museo de Aquitania, Burdeos.
Un equipamiento que estuvo marcado por la indefinición
No resultó fácil que el Museo San Telmo lograra su configuración actual. Durante más de veinte años, su recuperación fue un cúmulo de vaivenes, en muchos casos relacionados con desavenencias políticas e institucionales, proyectos aprobados y desestimados, diferentes propuestas, falta de presupuestos, nacimiento de nuevos proyectos estrella y ausencia de consenso que llevaron a esta equipación cultural a tener tantas grietas como las que iban apareciendo en el edificio y su contenido permanecía paralizado. Hubo momentos en los que parecía que el museo estaba abocado, sin remedio, a una lenta agonía. Afortunadamente la historia tuvo un final feliz.
Cuando a mediados de los años 80 del siglo pasado comenzó a plantearse la necesidad de darle un nuevo impulso, era la personalidad que tenía entonces el museo la que bloqueaba en cierta manera su desarrollo y convertirse en una equipación moderna. Su falta de definición era más que evidente. El hecho de tener fondos de Bellas Artes, Etnografía y Arqueología hacía difícil su ubicación en una red en la que todavía no existían los llamados museos de la sociedad o comenzaban a dar sus primeros pasos. La construcción del parking debajo de la plaza Zuloaga constituyó otro handicap porque impidió que se pudiera ampliar de forma subterránea.
Ante un museo sin muchas perspectivas de futuro, a finales de los años 80 y principios de los 90 se comenzó a catalogar de forma correcta las piezas, se reorganizó el personal y se mejoraron algunas instalaciones deterioradas. En esa época se acometió una importante restauración de los lienzos de Sert.
Entre 1994 y 1995 se convocó un concurso para reconvertir San Telmo en lo que se definió como «un museo de país, de Euskadi» y para ello se formó un consorcio con Ayuntamiento, Diputación y Gobierno Vasco que no prosperó. Posteriormente se volvió a retomar el tema de si debía ser un museo de la ciudad. Pero no fue hasta 2005 cuando se tomó la decisión definitiva.
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