La Agenda Portátil

Los otros Bob Dylan: artistas felizmente diversos

Lo llaman la Gala de la Diversidad, e integra a artistas «de distintas capacidades». Todos somos diversos y todos somos discapaces, del propio Dylan al arriba firmante: mi tesis es que de cada diez personas que visitáramos una consulta psicológica nueve saldríamos diagnosticados dentro del 'espectro del trastorno autista'; la décima es el psicólogo, que también sería diagnosticado así por otro colega.

La gala nació hace tres años por el empuje de tres damas con carácter, también diversas entre sí pero unidas por el positivismo del «hacer cosas»: la tolosarra Idoya Otegui, que fue responsable del Topic hasta que el Covid de larga duración le mermó parte de la energía, aunque no las ganas; Aizpea Goenaga, esa fuerza de la naturaleza, coordinadora del Oiasso de Irun, y Mireia Massagué, la catalana/guipuzcoana responsable de Chillida Leku. Juntas impulsaron la idea de celebrar el Día Internacional de los Museos con una fiesta de la diversidad que uniera a músicos y actores. El pasado fin de semana vivimos la tercera edición en un 'tour' que comenzó en Oiasso (ese delicioso museo aún desconocido para muchos guipuzcoanos), siguó en el Topic y su fantástico auditorio y concluyó en Chillida Leku, siempre espectacular y ahora más con el préstamo de las 13 toneladas de arte del 'lugar de encuentros' del Bellas Artes de Bilbao.

Actuó un elenco de lujo. Telmo Irureta, con un divertido monólogo en el que relata con humor su vivencia del Goya («mejor me hubiese venido hacer caso a mi ama y decir solo eskerrik asko y agur»). El gran Jakes Txapartegi, el joven pianista de Hondarribia que sigue sumando premios, con su profesora, Esther Barandiaran, y el no menos grande Iñaki Salvador, perejil que lo mismo toca en los grandes templos que engrasa la gala de esta cantera junto a la presentadora, Emma Larreta, la mujer que hace años estuvo a punto de morir por culpa de la violencia machista y ahora acompaña a los jóvenes en el aprendizaje contra esa plaga. ¿Más? Los actores de Ezezagunok de Irun, con un adelanto de su nueva obra, que estrenan en julio en el Amaia, el taller Garagune de Ibarra, los bailarines de Uikan Dantza Taldea y un cantante también energético y siempre animado, Simón Ezquiaga, que me resulta muy cercano... (Sí, confieso: mi declaración es de parte).

Llenaron ante un público también diverso, desde la diputada de Cultura, Mari Jose Telleria hasta Hilario Arbelaitz, Ernesto Gasco o la actriz Elena Irureta, feliz tía de Telmo. Y acabamos cantando 'Todo lo que tú me das', ese canto a la vida de Pau Donés.

No son Bob Dylan, al menos todavía, pero estas galas dan la imagen de una Gipuzkoa activa e integradora, además en la cultura: qué interesante en estas fechas en que salimos y entramos en campaña.

¿Recuerdas la noche que cenamos en Arzak, hace tantos años, después de tu paso por Aula DV?, le pregunto al escritor Enrique Vila-Matas. «Claro, es la única vez en mi vida que he estado en Arzak», responde. El barcelonés es eso que se llama un escritor de culto, un raro enfermo de literatura autor de pieza deliciosas como 'Bartleby y compañía', 'El mal de Montano' y 'Historia abreviada de la lieratura portátil', tía lejana de esta Agenda Portátil. El jueves pasó por Donostia dentro del festival Korner, esa iniciativa tan interesante que une fútbol con literatura. Tuve la suerte de entrevistarle, no para hablar de Joyce, sino de Cruyff, y de Imanol Alguacil, el entrenador que le seduce tanto como la Real. Balones y letras son compatibles: una jugada dirigida por Guardiola puede ser como una secuencia de Coppola. Hoy se cierra el festival con otra cita en Chillida Leku que promete: el escritor argentino Andrés Neuman habla de la pasión de su país por el fútbol en diálogo con Carlos Marañón.

Hay tanto glamour en torno a la 'nueva cocina' que da gusto rendir homenaje a 'la vieja', la tradicional. Las gentes de las entidades Jakitea y Mantala nos reunieron esta semana en una cena en el Basque Culinary Center en torno al txangurro a la donostiarra, la sopa de pescado o las kokotxas. Qué maravilla, con todo un dream-team de cocineros cercanos de distintas generaciones.

mezquiaga@diariovasco.com