Martin Harriague: «El Ballet Biarritz seguirá siendo una compañía de autor con otras miradas»
Martin Harriague relevará a Thierry Malandain en la dirección de la compañía labortana el 1 de enero de 2027
Se despejó la incógnita. La semana pasada, un comunicado del Ballet Biarritz anunciaba que Martin Harriague (Baiona, 1986) sustituirá a Thierry Malandain al frente de ... la compañía labortana a partir del 1 de enero de 2027. El actual director del Ballet de la Gran Ópera de Aviñón se animó a presentar su candidatura atraído por «la increíble herramienta que representa este Centro Coreográfico Nacional, un espacio verdaderamente dedicado a la danza, con proyección nacional e internacional y un fuerte arraigo territorial», además de por «la calidad del equipo actual».
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El Ballet Biarritz que imagina Harriague es «una compañía profundamente arraigada a su territorio, pero decididamente orientada hacia el mundo». Subraya su deseo de ir en sintonía «con nuestra época» y apostando por un enfoque artístico a favor de «una danza comprometida, viva y atravesada por los retos del mundo contemporáneo». Como un espacio de creación «audaz, donde nos atrevamos a contar cosas fuertes y sinceras», la formación vascofrancesa también será «un lugar de intercambio, transmisión y apertura con los jóvenes bailarines, el público local y en relación con artistas con diferentes visiones», sin olvidar la necesidad de que sea «un hogar para esos bailarines».
Impulsar el papel de la mujer como coreógrafa, el acceso a la cultura y los derechos culturales y la transición ecológica son las líneas maestras del plan de Harriague, quien, además, ostentará la dirección del festival le Temps d'Aimer la Danse, que se celebra a principios de septiembre en Biarritz. Bajo la directriz de que «la paridad debe convertirse en una realidad dentro y fuera del escenario» y mediante invitaciones o residencias, buscará «dar visibilidad y apoyo al trabajo de coreógrafas emergentes o consagradas». Otra premisa de su dirección es que la compañía sea «un ballet cercano y de excelencia», lo que significa «ir al encuentro de todos los públicos en los barrios, zonas rurales, escuelas o lugares convencionales y, sobre todo, pensar en la mediación como un eje central de nuestra acción». Ferviente defensor de que la cultura tiene un papel que desempeñar en la transición ecológica, aboga por una «reflexión sobre nuestros medios de producción: decorados ecológicos, movilidad razonable, reutilización de materiales y sobriedad energética en nuestras giras».
Una de las grandes novedades que llegarán al Ballet Biarritz de la mano de Martin Harriague es la invitación de coreógrafos actuales, tales como Marcos Morau, Bobbi Jene Smith o Tyus & Renzi, para crear nuevas piezas. «Quiero invitar a otros coreógrafos a crear para el Ballet Biarritz, porque permitirá enriquecer a los bailarines al ponerlos frente a otros estilos más contemporáneos», explica. Además, Harriague creará sus propias piezas y retomará otras coreografías que ha realizado para compañías como el Ballet de Leipzig, el Scapino Ballet de Rotterdam, o el Nationaltheater de Mannheim. «El Ballet de Biarritz seguirá siendo una compañía de autor, con una línea artística fuerte y singular, pero siempre en diálogo con otras miradas», resume. Forjado como bailarín en las filas del Ballet Biarritz Junior (2007-2008), el Ballet Nacional de Marsella (2008-2010), la Noord Nederlandse Dans (2010-2013) y la Kibbutz Contemporary Dance Company (2013-2017), Harriague considera que su estilo coreográfico está influenciado por su trayectoria como intérprete en los Países Bajos e Israel, «donde la danza se vive con intensidad».
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«Una danza que interrogue, conmueva y hable al mundo sin ceder a la facilidad»
Actualmente, el conjunto biarrota cuenta con veintidós intérpretes. «Quiero mantener el número actual de bailarines, ya que es una fortaleza para la compañía: permite concebir obras ambiciosas, ofrecer una verdadera diversidad de propuestas y mantener un ritmo de trabajo sostenido y estructurado», explica. Sin embargo, su visión más contemporánea y la invitación de coreógrafos actuales también significa que «la escritura coreográfica evolucionará, lo que no quiere decir que sea una ruptura brusca». Esto conllevará la exigencia a los bailarines de una «mayor polivalencia y apertura a otras estéticas». Defiende la danza «física, precisa y estructurada, al igual que lo puede ser el lenguaje neoclásico; es una danza escrita, metodológica, exigente y que requiere rigor y compromiso, pero, a la vez, está al servicio de obras poéticas y potentes». Su militancia quedó reflejada en las piezas 'Walls' (2019) para Dantzaz y 'Gernika' (2022) para el colectivo Bilaka. «No soy político, pero he abordado temas sociales, medioambientales o políticos. Desde el fallecimiento de mi madre hace dos años, he comprendido que se puede decir mucho sin gritar y sin reivindicaciones frontales. Hoy día, abordo los temas de una manera más poética», confiesa.
San Sebastián seguirá manteniendo una estrecha colaboración con el Ballet Biarritz de Martin Harriague, porque «es una relación esencial y valiosa. Esta proximidad geográfica y cultural es una oportunidad única para desarrollar proyectos comunes, intercambios artísticos, coproducciones y reforzar la circulación de obras y públicos entre los dos territorios», añade.
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El repertorio de Malandain
Aún no está claro si la compañía vascofrancesa mantendrá el apellido de su actual director, Thierry Malandain, en su futura denominación, pero lo que sí está decidido es que su repertorio, o parte de él, seguirá siendo interpretado por el Ballet Biarritz. «El trabajo de Thierry ha marcado profundamente la identidad de la compañía y sería impensable pasar página sin preservar una parte de su legado coreográfico», detalla. De esta manera, el conjunto bailará sus obras «de forma selectiva, coherente y respetuosa con su lenguaje, en función de los proyectos futuros y como forma de rendir un homenaje a su trabajo y, al mismo tiempo de abrir un nuevo capítulo».
«Sería impensable pasar página sin preservar una parte del legado coreográfico de Thierry»
Figura clave en los inicios profesionales tanto como bailarín en el Ballet Biarritz Junior y como coreógrafo asociado a la compañía entre 2018 y 2021, para Harriague, «Thierry Malandain es un auténtico mentor». Consciente de que «no tenemos el mismo estilo artístico», admira su profunda humanidad.
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A partir del próximo mes de septiembre, comenzarán a trabajar codo con codo para una transición fluida hacia el nuevo Ballet Biarritz de Martin Harriague que promete «una danza que interrogue, conmueva y hable al mundo sin ceder a la facilidad».
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