'Hijos de febrero' de Alan Parks (Editorial Tusquets)
Lobotomía en Glasgow ·
Alan Parks acentúa en 'Hijos de febrero', segunda entrega de la serie sobre el policía Harry McCoy, la semblanza sombría de la ciudad de Glasgow allá por 1973 y la ambigüedad moral de su protagonista, con un código de conducta basculante que en ocasiones difumina dónde acaba el ejercicio de la ley. Una trama en la que no falta ninguno de los clichés del género negro –madero atormentado, mujer fatal, hampones, escenarios lúgubres, la cara B de toda gran urbe, giros insospechados...– y a la que Parks añade con generosidad elementos escatológicos cuando no inquietantes; fluidos corporales en cantidades para envasar, lobotomías, pederastia, orfanatos, bolas de billar enfundadas en calcetines... Un cóctel que puede incendiar un Glasgow lluvioso, húmedo, nevado, espectral, de pubs inquietantes en lo que se puede terminar vomitando antes del primer trago. Y donde no faltarán escenas tremebundas. Parks no escatima esos detalles con un lenguaje descarnado y gradúa con eficacia las pistas falsas y giros copernicanos que caracterizan el género.
Hijos de febrero
| Autor | Alan Parks | |||
|---|---|---|---|---|
| Editorial | Tusquets | |||
| Páginas | 432 | |||
| Precio | 19,90 euros |
Harry McCoy, aún convaleciente de su primer caso, se enfrenta al sádico asesinato de un futbolista del Celtic, prometido de la despampanante hija del facineroso Jake Scobie, que gobierna los bajos fondos de la ciudad. Le guarda las espaldas Connolly, sicario emocionalmente inestable y adicto a las novelas de Sven Hassel. Pero el imperio de Scobie está amenazado por un aspirante, Stevie Cooper, viejo conocido de McCoy, con el que comparte recuerdos y ocasionales rayas de speed. Personajes con caracterizaciones sobrias y contundentes.
El suicidio de un compañero de infancia de McCoy reavivará episodios enterrados de su paso por casas de acogida. Quizás sea el momento de saldar viejas cuentas, mientras la investigación policial no consigue esclarecer el crimen ni los que le siguen.