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Andoni Arantzegi, en la planta baja de la librería Elkar de la Parte Vieja donostiarra.

Arantzegi: «Es un día para reivindicarnos más que para obtener beneficio económico»

Arantzegi se marca como objetivo en el Día del Libro «hacer que no se le olvide a la sociedad que los libros existen y que son una alternativa de ocio y de aprendizaje»

ALBERTO MOYANO

Domingo, 23 de abril 2017, 09:01

Después de doce años al frente del Gremio de Libreros de Gipuzkoa, su presidente, Andoni Arantzegi, afronta la edición de hoy del Día del Libro como «una oportunidad para reivindicarnos como una de las posibles alternativas» de un ocio en el que la lectura encuentra cada vez hay más competencia. Con catorce puestos en la Plaza de Gipuzkoa y un descuento del 10% en cada ejemplar, el Día del Libro presenta una animada programación de actividades desde primera hora de la mañana hasta el atardecer.

-¿Cómo se presenta este Día del Libro del año de la postCapitalidad Cultural?

-Es una incógnita, más por la fecha en la que cae, Domingo de Pascua. No puedes saber cuál va a ser el comportamiento del público. No creo que el post 2016 le vaya a afectar. El año pasado no terminó mal para las librerías y éste tampoco lo ha hecho en su inicio. Estamos esperanzados y si el tiempo acompaña puede ser un buen día.

-El hecho de que este año caiga en domingo, ¿ha despertado temor en el gremio ante la posibilidad de que acuda menos público?

-Tiene varios problemas. Primero, el montaje en la Plaza de Gipuzkoa es mucho más caro y segundo, que la mayor parte de las librerías están cerradas. Con lo cual, el empuje del 10% de descuento se iba a frenar un poco, por lo que decidimos aplicarlo también ayer, sábado. Hay que reconocer que a los stands traemos muchas novedades, pero el fondo está en las librerías. El lector que busca algo muy concreto tiene que ir a la librería.

-En realidad, ¿el Día del Libro se celebra para atraer a los no lectores habituales?

-El Día del Libro es una reivindicación. Es darnos a conocer y lograr que una vez al año se hable de nosotros porque sin él no tendríamos otro motivo. Atraemos al lector habitual, que aprovecha ese 10% de descuento y de hecho, los días anteriores no compra libros, y al no habitual, que aprovechará para acercarse a los puestos cuando vaya a pasear. Yo entiendo el Día del Libro como una reivindicación y si hay beneficios económicos, no son muy grandes. El esfuerzo que hacemos es para que se hable de nosotros.

-¿Qué significa hoy en día reivindicar las librerías?

Programa para hoy

  • día del libro

  • Feria del Libro.

  • Catorce stands instalados en la Plaza de Gipuzkoa. Unos 3.500 libros, con un descuento del 10%. De 9.30 a 21.00 horas.

  • Salida mañanera a Pasaia.

  • Visita guiada a escenarios de 'Pasaia Blues', de Harkaitz Cano; 'Cacereño', de Raúl Guerra Garrido; 'El faro del silencio', de Ibon Martín; y 'Algo que nunca debió suceder', de Juan Velázquez. Visita a la casa-museo de Víctor Hugo. Salida, a las 10.00 de la Plaza de Gipuzkoa, con Amaia García y Slawka Grawoska como guías.

  • Lectura de 'Los viajes de Gulliver'

  • en inglés y euskera, a cargo del traductor de la obra, Iñaki Mendiguren. De 11.00 a 12.00 horas en la Plaza de Gipuzkoa.

  • Lectura pública

  • por turnos de diez minutos del fragmento de la obra que cada persona elija, en el idioma que prefiera. De 13.00 a 14.30 horas en la Plaza de Gipuzkoa.

  • Concierto de Joseba Irazoki

  • a las 19.00 horas, en la Plaza de Gipuzkoa.

-Significa reivindicar una labor de muchos años. Han sido un punto de referencia para mucha gente porque no siempre ha habido la actual red de bibliotecas públicas en pueblos y ciudades. Las librerías han sido tradicionalmente las que han permitido el acceso a los libros y creo que seguimos haciendo esa labor, compitiendo con muchos otros aspectos del ocio. La gente lee por muchos motivos, pero sobre todo, por ocio.

-¿Se está perdiendo la figura del librero de toda la vida? Cada vez es más habitual que ante cualquier consulta acuda al ordenador...

-Conozco mucha gente a la que le preguntas por un libro, va a la balda y lo coge, pero sí que es verdad que el volumen de novedades que hay hoy en día es imposible de gobernar sin un ordenador. Aún recuerdo cuando de joven iba a la librería Baroja o a La Internacional y me pregunto cómo controlaban todo lo que tenían allí y qué sería hacer un inventario de los fondos. No sé cómo valorar el trabajo encomiable que hacía aquella gente. Ese conocimiento ha desaparecido porque el volumen de novedades que entran lo ha hecho imposible. Actualmente, se publican 80.000 referencias bibliográficas anuales, aunque muchos son libros de texto, institucionales, reediciones... pero sólo en novedades ya serán 30.000, que no es poco. Controlar todo eso es muy complicado sin un ordenador.

-¿Cuál es el reto que el gremio se ha marcado para la jornada de hoy?

-Como decía, es reivindicarnos, celebrar las presentaciones de los días previos y entregar el Euskadi de Plata, con su correspondiente charla. El objetivo es hacer que no se le olvide a la sociedad que los libros existen y que son una alternativa de ocio y de aprendizaje.

-Supongo que el balance del cambio de formato en la concesión de los Euskadi de Plata es muy positivo...

-Muy positivo. Llevamos unos años en los que hemos acertado tanto en los títulos como en los autores.

-¿Era un peligro dejarlo a merced de las cifras de ventas?

-Era muy peligroso. El número de stands y las cifras de ventas se habían reducido y ya no tenían el sentido de antes. Antiguamente, los puestos formaban una 'U' en la Plaza de Gipuzkoa, pero hemos caído tanto que al final somos una línea recta en los bajos de la Diputación. Ahora hemos vuelto a hacer una pequeña 'L' pero el número de puestos se ha reducido, muchos de los que vienen son editoriales, con lo cual sólo van a ofrecer títulos de su catálogo.

-¿No resulta lo suficientemente atractivo para las librerías estar presentes hoy en la Plaza de Gipuzkoa?

-No lo sé, habría que preguntárselo. Yo creo que para una librería pequeña sí lo es porque va a hacer una caja que no hará de otra manera. Cuanto más grande es una librería menos interesante es estar ahí a nivel económico, pero en lo que se refiere a imagen es atractivo para todas, más aún si es nueva. Por ejemplo, el año que abrió Garoa les vino muy bien estar ahí porque te publicita y hace que la gente se entere de tu existencia. El problema es que requiere un esfuerzo extra de trabajo y si eres una librería pequeña tienes poco personal.

-Esta fórmula, ¿está agotada o es más pertinente que nunca, precisamente por ese 'temor' que algunos sienten a entrar en una librería?

-Yo creo que es más pertinente que nunca. El aspecto presencial, que diferencia a una librería física de una virtual, y la atención al cliente por parte de alguien que entiende de libros, que lee y sabe cuáles son las próximas publicaciones es lo que se reivindica. En las librerías del tamaño como las que hay en Donostia el personal es bastante estable, no andamos cogiendo gente y a los dos años, fuera. La formación nos cuesta tiempo y dinero, e intentamos que nuestro personal conozca el mundo del libro porque eso es lo que ofrecemos al cliente.

-El número de puestos ha menguado de forma progresiva. ¿Se ha barajado la posibilidad de suprimir la celebración?

-De momento, no nos lo hemos planteado. De hecho, hubo un año que no lo celebramos porque cayó en Sábado Santo y no había forma de moverlo a Jueves Santo o al Domingo Santo. Tendríamos que haber cambiado la fecha una semana o dos y eso sí que no tenía sentido.

-Este año viene marcado por las súperventas de 'Patria'.

-Sí, ha habido muchos libros que han pegado fuerte en los últimos meses, pero sí es verdad que el fenómeno de 'Patria' ha sido especial. Empezó a venderse poco a poco, y han sido el boca/oreja y los medios de comunicación los que lo han lanzado. Estoy pensando en el caso de 'Todo esto te daré', de Dolores Redondo, que bien es cierto que venía con el empuje del Premio Planeta. Sin embargo, los compradores del Planeta piden todos los años la novela que ha ganado el Premio. Este año, sin embargo, llegan y preguntan por «la última novela de Dolores Redondo». La fama de la autora se ha puesto por encima del galardón. Estoy seguro de que se ha vendido cuatro o cinco veces más que cualquier Premio Planeta de otro año.

-¿Es buena o mala esa dependencia del bestseller para salvar la temporada? Vista desde fuera, parece una tendencia peligrosa...

-Buena o mala, es lo que hay. Ojalá se vendieran muchos ejemplares de muchos títulos distintos. El año que no hay un bestseller claro las ventas se resienten algo, pero se compran otros títulos de forma más repartida. Estas navidades había libros muy potentes -el mencionado de Dolores Redondo, 'Patria', el 'Falcó' de Arturo Pérez-Reverte...- y hubo varias editoriales que desistieron de publicar nada en esas fechas porque sabían que esos títulos iban a arrastrar todas las ventas. El año en el que en navidades no hay tanta 'título-dependencia' deja más margen al resto de libros.

-En el último año, con la incorporación de Zubieta, se ha producido una concentración de librerías en el centro de Donostia: Lagun, Elkar, Donosti, Kaxilda...

-Sí, yo entiendo que es positivo. Un profesor de marketing solía preguntar a sus alumnos: «En una playa de un kilómetro, ¿dónde pondríais dos heladerías?» Los alumnos contestaban que una en cada punta y el profesor contestaba: «No. En medio, las dos juntas». Esa concentración hace moverse a la gente. Los lectores van a ir de una a otra, van a tener más alternativas y van a revitarlizarlas. En cualquier caso, es un fenómeno que afecta al comercio en general más que a las librerías en concreto.

-También es el año en el que ha cerrado Garoa. ¿Cómo interpreta que no se pueda sostener una librería -primero, Metrópolis, ahora, Garoa- en un barrio de 20.000 habitantes como Gros?

-Es una pena. En el caso de Garoa, parece que han influido también temas personales, de exceso de trabajo, no sólo de sostenibilidad, pero sí es verdad que si una librería fuera muy rentable podrías contratar a más gente. Es preocupante que haya ocurrido dos veces en poco tiempo con librerías tan importantes y referenciales. Garoa consiguió en dos años hacerse una reputación y ha resultado ser insuficiente para sostener ese negocio.

-¿Qué fue del llamado 'libro electrónico'?

-No ha hecho tanto daño como se pensaba, pero la 'piratería', sí. Son cosas diferentes porque una cosa es legal y la otra no, por lo tanto, hay que combatirla. Una cosa es adaptarse a los tiempos y saber afrontarlos, y otra, una ilegalidad que depende más de gobiernos, de conciencia de la gente y de cultura. El 'libro electrónico' se ha frenado o ha bajado, seguirá existiendo, pero no creo que vaya mucho más allá.

-En todo caso, está aquí para quedarse.

-Sí, se quedará, pero no temo que haga mucho daño a las librerías. Más lo hace la diversificación de las formas de ocio, con tablets, móviles, el ordenador, que quitan tiempo a la lectura. Antes salían estadísticas de cuánto tiempo pasaban los jóvenes frente a la televisión y ahora hablan de las horas que están con el ordenador y le quitan a la tele. El reto es conseguir que esas horas con el ordenador no sean tantas y reserven algunas a la lectura.

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