«Con esta comedia no se puede evitar reír, es imposible»

– La comedia está servida.

– Desde el primer minuto resulta muy entretenida. Se genera una comedia alocada y por momentos surrealista y absurda dentro de una situación muy real.

– Comenta que la función hace reír desde dentro hacia fuera.

– Sí porque habla de dos personas con dramas importantes en su vida que se conocen y se necesitan. Y nace una especie de amistad necesaria aunque se están estorbando el uno al otro. El público se ríe y sufre por ellos al mismo tiempo. Te ríes de dentro hacia fuera porque te toca un poco el alma, aparte de las tripas. Pero no puedes evitar reírte, es imposible.

– Como hizo con 'La cena de los idiotas', de este mismo autor, ha adaptado la función. ¿Le ha dado el toque Yuste?

– Ya son 45 años en el escenario y creo que sí tiene ese toque mío. y me gusta que lo tenga. Respeto mucho la obra de Veber porque es un grandísimo autor de comedia, pero me permito modificar algo en algunos 'gags' y en otros aspectos de la obra, pero conservo escrupulosamente la historia dorsal de la función.

– ¿En que consiste su toque?

– A algunos personajes los aprieto más, los llevo al extremo. Si un personaje está loco lo hago muy loco, o al tímido extremadamente tímido. Me gusta llevarlos al extremo y luego modifico ciertos chistes y situaciones cómicas que fueron escritas más para el público francés y los adapto para nosotros.

– ¿El chiste qué lugar debe ocupar en el conjunto de una buena comedia?

– Tiene mucha importancia. Si me pides un porcentaje te diría que casi un 40%. Los chistes tienen que ser buenos y que no se salgan de madre. No meter chistes con calzador, eso no me gusta. Es importante que tengan relación con la historia y que estén justificados. Luego pueden tener un tono surrealista o absurdo, pero lo principal es que encajen con lo que se cuenta.

– ¿Qué valor le da a la vis cómica de los actores?

– Es importante y necesaria, no sé si vital. Aporta, suma y viene muy bien. Al menos en esta comedia que uno o dos actores la tengamos es muy importante. La vis cómica ni se compra ni se aprende. Ni es un mérito de nadie, se nace así. Louis de Funes la tenía, nació así con esa cara y punto final. Si no la tienes puedes aprender ciertos trucos, pero poco más.

– Hablando de vis cómica me dijo hace tiempo que el político que más la tenía era Rajoy. ¿Cómo está ahora la clasificación?

– Sigue ganando Rajoy. Ese ojo que se le dispara y se va a Orense él solo y esa especie de frenillo y seseo que tiene al hablar. Y además es un orador con un gran sentido del humor, no le gana nadie. Con los de ahora no veo candidatos, quizás el catalán Iceta, sobre todo cuando baila.

– Creo que prefiere contar con compañeros que no den problemas y que tengan ganas de trabajar, antes de que sean mejores o peores actores.

– Las giras son muy largas y vas a muchos sitios. He tenido gente problemática, del tipo de este hotel no me gusta, por qué tengo que viajar en tren, prefiero furgoneta. Eso me toca las narices. Quiero gente que venga a trabajar, que disfrute y que una vez que hemos pactado una cantidad ya esté a morir por la función. Y los egos y los divos se quedan en casita. Aquí se pelea por la función, que es la protagonista.