Las diez noticias clave de la jornada
El pianista Albert Marquès durante uno de sus ensayos a distancia con LaMar, en conexión por videollamada. Zeno Gill y Mia Pearlman

Albert Marquès | Pianista de Freedom

58 Donostiako Jazzaldia 2023

«El público donostiarra escuchará a Keith LaMar actuando en directo por teléfono desde el corredor de la muerte»

FirstFreedom First es el primer proyecto musical en el que participa un artista condenado a muerte. La Sala Club del Victoria Eugenia acogerá los dos conciertos

Carlos Rodríguez Vidondo

San Sebastián

Viernes, 21 de julio 2023, 02:00

Un 11 de abril de 1993 el preso Keith Lamar asesinó, presuntamente, a cinco compañeros y a un guardia durante un motín sucedido en la ... prisión de Lucasville (Ohio, EE UU). El conflicto, que se alargó durante once días, había sido iniciado por un grupo de presos musulmanes que se negaban a someterse a una prueba de tuberculosis, alegando que el suero de la misma contenía alcohol. Por aquel entonces, LaMar ya cumplía una condena previa a 18 años de prisión por un delito que sí asume: tenía 19 años, andaba en asuntos de drogas en Cleveland y disparó en defensa propia pero letalmente a un amigo del instituto que quiso robarle a punta de pistola. Tras el motín, un jurado popular consideró a LaMar culpable de asesinato y fue condenado a muerte por unos crímenes que, asegura, nunca cometió. Treinta y tres años esperando en el corredor de la muerte mientras se acerca una fecha, la de su ejecución: el 16 de noviembre de 2023.

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Fue en 2020 cuando el pianista catalán Albert Marquès (Granollers, 36 años), residente en Nueva York desde hace doce años, conoció su historia a través de un amigo. Entonces Marquès tocaba en las calles de Manhattan, asistía a las manifestaciones de 'Black Lives Matter', se interesó por su caso y se comprometió con la voluntad de revertir su situación a través de la música. «Primero hablamos por carta, luego por teléfono y más tarde comencé a visitarle. Somos muy amigos», reconoce Marquès. Así nació Freedom First, un proyecto concebido en vis a vis que el lunes y el martes (20 horas) llega al Jazzaldia con dos conciertos en la Sala Club del Teatro Victoria Eugenia y que contarán con el preso estadounidense actuando en directo de forma telemática desde su celda.

LOS CONCIERTOS

  • Artistas Keith LaMar (voz y poesía), Albert Marquès (piano), Erin Corine (voz, flauta), Manel Fortià (contrabajo) y Mark Ayza (batería).

  • Lugar Sala Club del Teatro Victoria Eugenia.

  • Días y hora Lunes y martes, a las 20 horas.

  • Entradas 15 euros.

«Los activistas, en lugar de hablar en nombre de un colectivo oprimido, ¿por qué no les damos una plataforma para que sean ellos quienes se expliquen por sí mismos?», se pregunta Marquès. «Se puede hacer, los presos pueden hablar por teléfono. Aquí, el protagonista es Keith y el público donostiarra lo que escuchará es al propio Keith actuando en directo por teléfono interpelándoles directamente con su historia desde el corredor de la muerte. Los músicos solo somos un puente entre ellos». Y ese puente será el cuarteto formado por Marquès al piano, Erin Corine (voz y flauta), Manel Fortià (contrabajo) y Mark Ayza (batería). «Es una apuesta muy valiente del Jazzaldia, porque es un proyecto que incomoda. Ni Keith ni yo nos habríamos imaginado en la vida que esto acabaría llegando al festival de San Sebastián... ¡Ni de coña!».

Grabado desde la cárcel

El compositor, pianista y activista catalán lidera esta campaña que ya se ha traducido en un álbum –grabado entre Girona y Brooklyn–, en el que han participado más de setenta músicos internacionales de jazz desde Marcus Gilmore a Ravi Coltrane o Elvis Costello: es el primer disco de la historia de un artista desde el corredor de la muerte. Marquès recalca que todas las ganancias de la venta de entradas, de discos y de merchandising se destinan a la causa de La Mar, «así que cualquiera que asista a los conciertos está ayudándole de forma directa».

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Pero, ¿cómo ha sido posible grabar un álbum ya no solo en la distancia, sino desde una celda de aislamiento en una prisión de máxima seguridad? «Es muy complicado, pero no es imposible», asegura el de Granollers. «El tema es que al estado de Ohio nunca se le había pasado por la cabeza que a un catalán se le ocurriera hacer esto (ríe). Así que yo diría que esto es alegal, pero no es ilegal». Marquès aprovechó una situación excepcional provocada por la pandemia: al no haber visitas se permitía hacer videollamadas con los presos. «Es importante recordar que las cárceles en Estados Unidos son un negocio y todo esto se paga».

Dice que toda esta parte logística daría para un libro, y así será el que salga publicado en septiembre con la Editorial Planeta, titulado 'El jazz suena en el corredor de la muerte. Keith LaMar, un pianista y la realidad de las prisiones en Estados Unidos'. Un relato que complementa el que hace diez años publicó LaMar en su libro 'Condenado: toda la historia', donde explica su versión de los hechos y denuncia que su juicio se desarrolló con nulas garantías: en él se retuvieron hasta 190 páginas de pruebas exculpatorias.

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«El asesinato premeditado»

Con este trabajo musical, además de luchar por la libertad de Keith LaMar, se reivindica la necesidad de reinserción social de los presos. «La pena de muerte es el asesinato más premeditado que existe. Keith lleva treinta años esperando su ejecución, ahí no hay reinserción posible, pero no podemos consentir que las cárceles se conviertan en agujeros negros en los que poder tirar a la gente». El músico catalán justifica que se trata de «un problema sociológico» y se ampara en los datos: en el estado de Ohio vive un 12% de población negra; en el corredor de la muerte 55% de los presos son negros.

Sus frases

  • Proyecto incómodo «Es una apuesta valiente del festival. Ni Keith ni yo nos habríamos imaginado en la vida que esto acabaría llegando al Jazzaldia... ¡Ni de coña!»

  • Un disco vis a vis «El tema es que al estado de Ohio nunca se le había ocurrido que a un catalán se le ocurriera hacer esto (ríe). Yo diría que esto es alegal, pero no es ilegal»

  • Agujeros negros «La pena de muerte es el asesinato más premeditado que existe. Keith lleva treinta años esperando su ejecución, ahí no hay reinserción posible»

Fue la comunidad afroamericana la que creó el jazz, una música que en sus orígenes expresaba su malestar. Fue John Coltrane el que escribió 'Alabama' después de que el Ku Klux Klan asesinara a cuatro niños negros en una iglesia. «Y es ahora este proyecto el que nos recuerda a quiénes le debemos el poder estar hoy disfrutando por la calle de un festival de jazz europeo. No podemos coger su música sin comprometernos con sus creadores, que son precisamente aquellos que han sido los más marginados».

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El jazz y este Freedom First han permitido a Keith LaMar albergar un destello de esperanza, pues tanto su caso como él mismo se han «humanizado». Aunque Marquès reconoce que la recepción del proyecto, sobre todo en Estados Unidos, aún está siendo muy hostil, parece haber hecho cambiar muchas opiniones. «Hicimos un concierto en el Midwest y hubo alguien del público que me dijo: 'esto ya no tiene que ver con la política, he empatizado con este hombre'. Y eso es porque gracias a la música ha dejado de ser un criminal, un monstruo y alguien despreciable para volver a convertirse en un ser humano».

Un giro reciente

Preguntado por si tiene alguna esperanza de parar la ejecución, Marquès contesta: «Si no tuviera esperanza no lo haría». El pasado viernes 14 de julio llegó una primera buena noticia y así la celebraba el propio Keith LaMar en un comunicado remitido por el pianista catalán:

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«Como ya habrán escuchado, el gobernador (de Ohio) ha emitido un indulto en mi caso, lo que significa que la fecha de ejecución proyectada para el próximo 26 de noviembre se ha pospuesto y ahora está programada para el 13 de enero de 2027. Esto significa que tengo tres años y medio para efectuar mi salida de esta pesadilla. Como muchos de ustedes saben, tres años pueden ir y venir en un abrir y cerrar de ojos, así que aprovechemos este tiempo para duplicar nuestros esfuerzos, energía y determinación para terminar con esta locura de una vez por todas, ¡y para siempre! Muchas gracias por todo el amor y el apoyo. Es por cada uno de ustedes que se me ha dado la fe y la creencia de que las mejores cosas todavía son posibles. Lo único que queda por hacer es convertirlo en realidad, y lo haremos. Estoy asimilando todo, haciendo una pausa para recuperar el aliento y reagruparme. Sigamos adelante todos. Sigamos exigiendo justicia. Estamos casi allí».

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